Nueva aventura

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La tormenta eléctrica dificulta la visibilidad. Se puede ver a una persona sobre volar, algunas piedras la atacan, entre movimientos logra alejarse de la vista de los enemigos. Las nubes se dispersan, aun así el tono oscuro permanece, un enorme barco trata de acercarse, lanzan una cadena que termina lastimando al jinete.

Los relámpagos asustan al dragón quien intenta seguir volando.

— Vamos amiga—murmura viendo el barco.

En una distracción una roca termino por chocar contra su cuerpo. Inconsciente cae del lomo del dragón, este al ver tarta de atrapar a su amiga, otra roca choca lastimando. Las olas terminan por ocultar el cuerpo de ambos, el barco se detiene, mira la marea antes de informar a su superior.

La marea no permite la visibilidad. En la isla de Berk, la gente hace sus respectivas tareas, los jinetes sobre vuelan la isla ayudando a los pobladores y explorando los alrededores en busca de algún enemigo. La corriente lleva a la joven a la orilla, unos dragones que se encontraban buscando comida llego a verla.

Los cambiantes se miran asustados. Uno permanece, mientras que el otro se encarga de buscar a algún vikingo. Entre gritos, los jinetes siguen a la criatura antes de detenerse al ver el cuerpo. Asustados se acercan, viendo como los dragones se alejan. Al comprobar sus signos vitales, la llevan a ala villa con Gothi.

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Los tonos azules resplandecen la belleza de la isla. Los jinetes surcan los cielos, desde el llamado del jefe han emprendido un enorme viaje, tres días les ha costado llegar al lugar que llamaban hogar.

En el camino tuvieron que huir de los cazadores, al igual que liberar a los dragones cautivos. Al divisar la isla, se alegran.

— Hipo.

El nombrado mira a su compañera rubia, Astrid, su pareja.

— ¿Sabes para qué nos llamó Estorico?

— No dió detalles, solo quiere nuestra presencia.

Nada bueno ha de estar pasando, no lo llamaría con urgencia de no ser por un problema.

— Debe de ser importante, no nos llamaría sino fuera por algo así—menciona un gordito jinete sobre un broncol.

Silencio, su amigo tiene razón. Hipo suspira al llegar a la aldea, descienden. Ya en el suelo varios aldeanos se acerca e interrogan al castaño. Patán como siempre alardea sobre sus aventuras, algo que fascina a los niños.

Los jinetes no entienden las preguntas, ¿quién llegó?, ¿por qué están asustados?, se miran tratando de encontrar respuesta. Un grito calla a la multitud quienes se mueven mostrando al jefe de la isla.

— Papá, ¿qué ocurre?

Estorico suspira. Coloca su mano en el hombro intentando encontrar las palabras adecuadas.

— No es algo que se pueda decir.

— ¿Qué sucede?

— Será mejor que vean.

Asienten. Siguen al jefe, los pobladores se alejan. La guardia explora cada rincón de la isla, buscando un posible intruso que haya provocado el accidente.

Llegan a la casa de Gothi, la única curandera de la isla. Cuando muera no sabrán que hacer, solo esperan que esté enseñando a un posible sucesor.

— ¿Nos van a decir qué ocurre?

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