Cada persona cuenta con un estilo de vida diferente. Unas llevan una vida aparentemente tranquila, otras una más acelerada y otras en definitiva un estilo muy desastroso, pero la ansiedad puede tocar la puerta de cualquiera de esas personas. Ella no conoce de racismo.
Yo me considero una persona ansiosa nata. La ansiedad nunca tocó a mi puerta como un transtorno. A decir verdad siempre la tuve, pero de una manera controlada. Siempre me he mordido las uñas cuando quiero salir de una situación. En la escuela acababa por morder los lápices o las tapas de los bolígrafos cuando me estresaba o cuando ya me quería ir. Son formas de expresar ansiedad.
En lo personal, siempre me he estresado por situaciones que no deberían causarme eso. Soy una persona poco tolerante y exploto a la mínima provocación. Pero eso sí, me guardo muchas cosas, momentos tristes, alegres, malos y buenos. Y saben, no es nada bueno guardarse sentimientos. Si quieren llorar, lloren. Si quieren gritar, griten. Si quieren golpear a alguien, pues no lo hagan, mejor golpeen una almohada, servirá, créanme.
Les contaré algo sobre la ansiedad. Algo que descubrí de ella y quiero que también lo sepan. Muchos la hemos visto como una enfermedad maldita, como una maldición que cayó sobre nosotros. Pero, saben, no deberíamos verla así, deberíamos verla como una amiga, como una maestra. Alguien que llegó para darnos una enseñanza. Alguien que llegó a nuestro rescate. Estábamos tan ocupados de hacer cosas que no nos gustaban o por cosas que no nos hacían felices que olvidamos el vivir. La ansiedad no es más que una maestra que nos quiere enseñar eso, a vivir. Nos olvidamos de nosotros por hacer actividades que no nos satisfacen. Ahora es momento de reencontrarte. Date un tiempo, sal para realizar cosas que te hacían feliz. Compra un helado, ve una serie que te gustaba mucho. Diviértete. Es lo que hace falta. Recuerda que cada momento es un recuerdo y cada recuerdo puede ser dos cosas, o nos atormenta o nos alegra. ¿Porque no hacer recuerdos que nos alegren?
Sé que es difícil, pero cuando empiezas a realizar actividades que te gustan, es un gusto que querrás sentir siempre.
Date un momento para relajarte, acuéstate sin pensar en los pendientes de la escuela, del trabajo, de la familia. No cuesta nada olvidarse de todo eso por cinco minutos.
Esto ayudará a reducir el estrés y evitarás que crezca para convertirse en ansiedad. Hay muchos métodos en internet que ayudarán a una mejor relajación, solo es cuestión que en verdad quieras cambiar eso de ti. Ya es momento de hacerte feliz ¿No crees?
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¿Se puede vivir sin Ansiedad?
Short StoryEstos escritos son experiencias personales de como he tratado mi ansiedad, ataques de pánico y estrés. Con un propósito de ayudar a aquellas personas que no saben cómo salir de ella, de aquellas personas que apenas empiezan a sentir el abrazo de ést...