yes, Daddy. [McLennon]

I

Era de noche y John estaba solo en casa, Mimi había ido de viaje.
Tenía sus ojos plasmados en el televisor hasta que escuchó el timbre sonar, se acercó y abrió la puerta.

-Hola, Paul. -dijo en tono cariñoso cuando le dio un abrazo al menor. -¿Qué te trae por aquí?

-Estaba aburrido y pensé que mi mejor amigo me ayudaría a no estarlo. -rió. John amaba esa risa. Ambos entraron a la casa y se sentaron en el sofá a ver películas.

De un momento a otro la película dejó de ser inocente y se transformó en una escena porno. Dos hombres en la pantalla la pasaban muy bien. Paul tenía las mejillas rojas y John había tomado un cojín para tapar su erección.

Paul se dio cuenta de eso. Tenía que ayudarlo.

-¿Qué te pasa, Johnny Boy? -susurró en el oído del castaño. John pudo sentir como su miembro creció al escuchar la voz de Paul tan cerca.

-N-nada, no es nada. -su voz temblaba.

-¿Seguro? Entonces quita el cojín. -Paul se acercó más a John e intentó tirar del cojín pero el mayor no lo permitió. -Vamos, Jonny, no pasará nada.

Entonces John no resistió más. Se abalanzó sobre Paul y empezó a besarlo como quiso hacerlo desde que se conocen. El menos tardó unos segundos en responder pero al final lo hizo. John quedó sobre Paul mientras daba pequeñas mordidas en su cuello. El pelinegro solo podía soltar pequeños gemidos de placer.

John bajó su lengua por el cuello de Paul llegando a su pecho en donde empezó a desabrochar su camisa botón por botón, mientras daba besos húmedos en el pecho de su amigo. Cuando finalmente sacó su camisa la tiró en algún lado, junto con la de él. Siguió bajando sus besos hasta el borde de sus jeans. Le sacó los jeans y los botó quién sabe dónde, luego tendrían tiempo de buscar su ropa.

-Yo lo hago. -Paul detuvo a John de quitarse sus pantalones. Ahora Paul estaba arriba de John, dando besos desde su cuello hasta su abdomen. Empezó a bajar los pantalones de John junto con su boxer, viendo cómo una enorme erección aparecía frente a él.

No perdió un segundo y empezó.  Primero daba suaves lamidas a lo largo, luego la metió completa en su boca haciendo que John soltara varios gemidos. El mayor agarraba con fuerza el cabello del contrario, forzandolo a llegar más bajo mientras que Paul soltaba gemidos ahogados.

John sacó su miembro de la boca del menor e hizo que se pusiera de pie, tomó el borde de su ropa interior y la bajó en un segundo. Tomó la erección de Paul en sus manos y empezó a masajearla para luego empezar a pasar su lengua por toda esta.

-Oh, si sig... ¡Ah, maldita sea! -gimió, no pudo terminar la frase. -Si sigues así creo que me correré. -John se puso de pie y obligó a Paul a sentarse.

-Volteate.

-¿Qué me vas a ha...? -fue interrumpido por John.

-Volteate. -dijo en un tono más autoritario. -Te gustará.

Entonces Paul se volteó, quedando arrodillado. John empezó a dar besos por su espalda y con sus manos tocaba su trasero sin pudo alguno haciendo gemir a Paul. Dejó de dar besos y se centró en trasero. Dios, nunca había visto algo tan hermoso.

Empezó a dar besos por ahí. En un momento los besos cesaron y repentinamente John le dio una nalgada, dejando su mano marcada.

-¡Ah, J-John! -gimió.

-No. Hoy soy tu Daddy. -otra vez la mano de John estampada en su trasero. -¿Entendiste?

-Sí. -otra nalgada más fuerte. Paul entendió qué debía decir. -Sí, Dad-Daddy.

La lengua de John iba dejando un camino de saliva en Paul hasta que se posó en su entrada.

-Daddy, p... ¡Ah! Por favor, hazme tuyo. -y esas fueron las palabras mágicas.

John tomó su miembro y lo alineó en su entrada, empujó su caderas y ambos soltaron un gemido muy alto cuando estaban unidos. Las embestidas de John eran suaves pero profundas. John salió de Paul y se sentó en el sofá y justo cuando Paul iba a protestar, Daddy lo tomó de la cadera y lo obligó a sentarse en su erección.

-¡Oh, Paul, es fantást...! -no pudo terminar de hablar porque un gemido se atravesó en su boca. Paul empezó a dar sentones en su pene, John tenía las manos en sus caderas haciendo que el pelinegro se moviera de la manera que él quería. Paul estaba agarrado de su cuello y gemía en su oído, hasta que John no pudo más.

Se corrió dentro de él, llenandolo de su semen. Paul se levantó y John pudo notar cómo las piernas del menor escurrían. Hizo que Paul se sentara en el borde del sofá y metió su erección a la boca, chupandola hasta que Paul se corrió. No lo pensó dos veces y tragó todo. Ambos se acostaron en el sillón y se abrazaron, el pelinegro ocultó su rostro en el cuello de John, tenía mucha vergüenza.

-Paul...

-¿Qué pasa, Johnny?

-¿Quieres ser mi novio?

-m