yes, Daddy. [McLennon]

III

Hace muchos días Daddy no lo tocaba. Tal vez porque últimamente estaba siendo muy desobediente, incluso llegó a levantarle la voz cuando el mayor no le compró algo.

John detesta a los niños maleducados y ese es su castigo: ignorarlo.

-¡Daddy! -gritó Paul colgandose de su cuello. -Por favor, hace mucho que no jugamos. -dijo en un tono triste mientras ocultaba su rostro en el cuello del castaño.

John no despegaba los ojos de la televisión porque estaban dando una película muy interesante. No respondió a los pedidos del otro, se le hacía muy fácil ignorarlo, pero no en esta ocasión. El menor no iba a rendirse tan fácilmente. Llevaba una semana sin relaciones y su entrepierna dolía demasiado, cuando se masturbaba no llegaba al orgasmo. Necesitaba su ayuda más que nunca.

Era hora de empezar su juego.

Paul tomó asiento en las piernas de John.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó el castaño con el ceño fruncido y los ojos clavados en la televisión.

Paul no respondió, solo comenzó a mover sus caderas encima de Daddy mientras susurraba cosas en su oído.

-Daddy, ¿Cuánto más vas a castigarme? -decía en forma de súplica. -Al menos hazlo con un poco de daño físico. -dijo mordiendo sus labios de forma provocativa.

John se tensó al escucharlo. Sentía cómo su bulto iba creciendo en sus pantalones cuando sentía la respiración caliente de Paul en su cuello.

Lo tomó de la cintura y se lo quitó de encima. Estaba bastante molesto con ese chico.

-Estoy cansado. -dijo secamente mientras se levantaba de su asiento, dirigiéndose a su habitación. -Hoy no dormirás en mi cuarto. -dijo en tono autoritario. -Te vas a quedar aquí y pensarás en lo que hiciste.

-Total, no quería dormir contigo. -gritó cuando unas pequeñas lagrimas rodaban por sus mejillas.

Una vez escuchó el portazo del cuarto de John, se tiró al sillón y abrazó la almohada blanca para ahogar un grito de frustación. Paul estaba molesto y tenía tantas ganas de gritarle mil insultos a su pareja pero se quedó dormido en cuanto lo iba a hacer.

Paul despertó jadeando mientras los labios de John recorrían su cuello con besos húmedos y pequeñas mordidas. Estaba muy dormido como para comprender qué pasaba, pensó que era una especie de sueño caliente o algo así. Sus ojos eran dañados por la luz de la televisión que se encontraba encendida, los sonidos de esta se confundían con sus gemidos perezosos.

-¡Daddy! -gritó en cuanto sintió los dientes del mayor en uno de sus pezones. En ese momento notó que no era un sueño.

John no respondía nada, estaba fuera de sus sentidos. Necesitaba más que nunca de aquel cuerpo. Por un capricho estúpido tuvo que mantenerse en abstinencia por una semana y no podía soportarlo más. Sus dientes se clavaron con fuerza en su abdomen dejando unas marcas profundas con gotas de saliva. Extrañaba sentir sus labios sobre esa piel.

Paul rodeó la cadera de John con sus piernas. Sus miembros se rosaban entre las telas de la ropa. Estaban tan malditamente duros que empezaba a doler demasiado.

-Por favor, Daddy. -gimió. -Necesito que me toques abajo.

Sus labios quedaron a mitad de la frase porque sintió los dedos del otro apretujar su miembro. La mano de John se movía rápidamente provocando que Paul soltara gemidos ahogados. Su miembro palpitaba bajo la ropa interior, tomó la mano de Paul y la metió en sus pantalones.

El menor no perdió un segundo y empezó a tocar a Daddy. Sus respiraciones agotadas hacían el aire más pesado. Paul movía sus manos con rapidez, sintiendo el liquido preseminal mojar sus dedos.

Poco a poco el menor fue bajando la velocidad cuando sintió que estaba muy cerca de correrse. John lo notó y también hizo lo mismo. Sus dedos se movían lentamente hasta que el pelinegro se corrió en su mano y parte del sillón. Segundos más tarde él también lo hizo, soltando un gemido ronco y dejándose caer sobre Paul. El mayor besó su mejilla despacio.

-¿Quieres que tomemos una ducha y luego vamos a la cama? -preguntó acariciando las mejillas regordetas de Paul.

-Solo si me cargas, Daddy. -respondió extendiendo los brazos.

John obedeció y fueron a tomar un baño de burbujas para dormir abrazados.

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