Capítulo 12: Laughing.

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El hechizo desapareció en un chasquido siendo la causa el revoloteo agudo de los pliegos de papel desmoronados por el amplio piso bajo sus pies.

—Demonios ¿Qué hiciste?

Seungcheol resolló agachando la mira hacia todo el caos de las hojas de Jeonghan.

Jisoo por otro lado, le costaron cinco segundos el regresar de su atontamiento, con un ligero sacudida de mente observó su brazo, (la clara culpa del desastre en el suelo) que, a causa del nerviosismo, hace un momento, bateó con el costado de su brazo el monto de hojas impetuosamente ya ordenadas.

Percibió a Seungcheol quejándose con la cabeza hacia el techo y frunciendo el ceño.

—Debería dejar que tu recogieras el desastre que acabas de hacer, pero eso me costará más tiempo.—Gruñó desganado. Se hincó en una pierna y comenzó a coger todas las copias.—¿Y qué esperas?

Jisoo asintió sorprendido y ágilmente se extendió también al suelo.

Cada uno estaba por su parte. No sólo recolectar, pues a su vez hacían lo posible para rápido ordenar. Jisoo movía su manzana de Adán periódicamente mientras que sus pupilas bailaban hacia su lado izquierdo, donde se encontraba Seungcheol, quien rebuscaba con la barbilla en una rodilla. ¿Acaso esto no era como un cliché parecido al del dorama vespertino que presenció ayer? La justa escena donde los jóvenes embelesados por tientas destinarias reúnen en el suelo el abatido de cosas a causa de uno de los individuos y el otro se ve en la tarea de amabilidad con el socorro de ayudar y en tal acción, sus manos, y, por consiguiente, sus miradas, se cruzan.

—Quítate, estás aplastando algunas bajo tuyo.

Regañó Seungcheol.

No, quizá éste no sea el caso.

El tiempo les pesaba en los hombros y el silencio incómodo les abofeteaba aún más. Pero pronto se cortó. La audición de Jisoo presenció algo hilarante y sonoro, extraño a decir verdad, giró veloz donde se encontraba su compañero, quien tenía los pómulos hinchados y los ojos aún más rasgados, pero, sobre todo y para todo, una gran sonrisa le pintaba en el rostro.
Seungcheol reía a poco de ser carcajadas mientras seguía con la mira en una hoja de papel, casi como si ésta le hubiese contado un chiste.

El chico sintió la mirada de Jisoo y también le miró, borrando con esfuerzo la cara, pero sin logro porque apoco regreso a ello.

—Es que…— Seungcheol empezó y suspiró regresando una risilla.—…tu cara, demonios, debiste ver tu cara.— Sacudió la cabeza y contuvo para seguir.—Parecía que estabas en drogas, hombre. Tus ojos súper idos y luego estaba tu boca, pensaba que se te meterían un puño de moscas.

Por último, Seungcheol formuló un “Pfff” para retorcerse en carcajadas.

Jisoo le observó como todo un acto de teatro. Nunca antes había visto esa cara, ese lado de Seungcheol. Tenía una sonrisa impotentemente linda. Contaminable. Cabe de menos el hecho de que obviamente se burlaba de él, (por su rostro de hace unos momentos) pero, ese es el hito, el era la causa de aquella tremenda risa.
Seungcheol imitó el rostro pasado de Jisoo, tan estúpida e infantilmente, pero hizo que no resistiera ante ello y se le unió al coro de risas.

Sólo bastaron esos segundos. Quizá fueron cuarenta, o menos. Tal vez duraron un minuto o cinco. El punto es que sólo bastó ese poco tiempo para despejar a Jisoo de su sepulcral nerviosismo, de su pesadez e insignificantes preocupaciones pasadas. Olvidó por completo que hace unos momentos estaba a un ápice de besar al chico con el que ahora se embriagaba en risas.

—Hay que entregar esto.— Murmuró Seungcheol, estabilizando su respiración y apoyando la palma de su mano en su barriga.

Los dos chicos se levantaron del suelo sacudiéndose las ropas.

 Outcast - [CHEOLSOO] -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora