I Will Spend An Eternity At Your Side. [Jason Voorhees fanfic]

Capítulo 4 {Inexpresividad}

Lucy

Perdí la noción del tiempo. Al estar rodeada de la naturaleza de aquel lugar noté como mi mente se relajaba y se disipaba de cualquier preocupación. Era reconfortante, muy reconfortante, tanto que me dieron ganas de quedarme en Crystal Lake para siempre y disfrutar de sus pequeñas maravillas.
Se que para algunos un bosque de noche puede ser terrorífico y/o lúgubre pero no conocía lugar más hermoso en la Tierra.
Mi intención principal era llegar al lago pero tan entusiasmada me hallaba que decidí tomar un rodeo y adentrarme un poco más en el bosque, por supuesto no demasiado ya que no era ignorante sobre la existencia de los lobos y no deseaba tentar a la suerte. Llegados a ese punto yo parecía más una niña pequeña disfrutando de lo desconocido que una joven adulta de veinte años.
Continué mi marcha por los claros del lugar. No tenía el miedo o el temor de perderme y mucho menos de la supuesta leyenda del campamento.

El viento nocturno se deslizaba entre los altos arboles, zarandeando suavemente las hojas de los mismos. Sostuve entre mis manos la goma que sujetaba mi cabello transformado en una trenza la cual lo sujetaba y quedaba suspendida en mi hombro derecho. La solté deshaciendo la trenza, dejando mi pelo libre. Como dije antes mi cabello era bastante largo pero ligero, lo que le permitía al aire moverlo a su antojo.
Se que puede sonar estúpido mi siguiente declaración pero nunca antes sentí tanta libertad como en aquel momento. Me sentía auténtica, alejada de mi pasado. Sintiéndome únicamente Lucy; no Lucielle Valentine, la hija primogénita de Charles Valentine.

Sin títulos, sin obligaciones, sin restricciones de ningún tipo.
Solo yo y la naturaleza.

Durante ese intervalo de tiempo que estuve alejada del grupo baile con el viento, jugué con las luciérnagas y observé y admiré a la brillante luna.
Todo ello hasta que llegué a mi meta principal: el lago de Crystal Lake.
Aún afloraba en mi aquel instinto infantil, lo que me hizo querer quitarme los zapatos y entrar en el agua.
Sin embargo la racionalidad y el recuerdo del mito volvieron a mi mente. La primera parte la cual narraba que aquel niño se ahogó en ese mismo lago en el cual yo tenía tantas ganas de sumergirme. Quise golpearme a mi misma por pensar y plantearme realizar aquella falta de respeto hacia el recuerdo de ese pobre muchacho. Se que dije que yo no creía en la veracidad de la leyenda al completo pero si la parte del fallecimiento del chico era verdadera entonces me quedaría con las ganas.

Lentamente me acerqué a la orilla. Me arrodillé y mojé mis dedos para sentir el tacto del agua fría, a pesar de encontrarnos a mediados de Junio. Acto seguido observé mi reflejo en el agua, sin embargo al segundo de verme pude notar a mi derecha la figura de otra persona, mirándome fijamente desde la distancia.
Sobresaltada por aquella imagen me voltee rápidamente para dar verdad a lo que acababa de presenciar y en efecto allí estaba: un hombre muy alto, robusto y esbelto, de ropas gastadas y sucias y portador de una máscara de hockey se hallaba a unos cuantos metros de mi persona, medio escondido tras un árbol.
Me incorporé sin apartar mi vista de aquel desconocido. Indecisa de que hacer traté de tranquilizarme, quien fuera él solo me asustó su repentina aparición y no él mismo.

-Disculpe, ¿necesita algo?- le pregunté del modo más relajado y coloquial que pude. Él solo se quedó parado observándome, sin decir absolutamente nada, con aquella máscara inexpresiva, la cual le tapaba todo el rostro. Comencé a caminar hacia su dirección inconsciente de que ese hombre llevaba un machete tapado por la parte del tronco del árbol.
Visualice como él, al ver mi acercamiento, empezó a alejarse, retrocediendo sobre sus pasos.

Extrañada por su peculiar reacción seguí aproximándome lentamente. Pero antes de que pudiese hacer algo más una voz femenina y chillona resonó en el lugar.

-¡Hey! ¡Mirad quién está ahí!- el cuerpo con curvas voluminosas de Tiffani llegó corriendo junto a mi, rodeandome el cuello con su brazo como si fueramos amigas de toda la vida -no esperaba verte aquí fuera Lucy- dijo riéndose. Tras ella aparecieron otros compañeros, seguramente los que no estaban tan borrachos. Me di cuenta que en aquel grupo no estaba Elly ni el novio de Tiffani.

Adiós a todo lo anterior, era momento de volver a la realidad.

-Yo...también me alegro de verte Tiffani- mentí a la pelinegra. Con la mirada busqué al hombre misterioso de antes, cual fue mi sorpresa al ver que él se había ido -¿qué hacéis aquí, si me permites preguntar?

-Oh vamos. No seas tan seria, somos compañeras después de todo- replicó con una sonrisa un tanto...malévola, evitando a propósito mi pregunta.

-¡Vamos a ver la cabaña del asesino de Crystal Lake!- exclamó entusiasmado una voz masculina.

-Sigo pensando que no es una buena idea...este lugar da escalofríos- tembló otra voz femenina, distinta a la de Tiffani.

-Ya dije que cualquiera que no se atreva que se quedará en la cabaña, si quieres volver adelante, no te detendremos- la recién mencionada le guiñó un ojo a la muchacha asustada, quien al saber la posibilidad de volver al punto de retiro sola le aterró más aún, por lo que negó con la cabeza -¿qué me dices Lucy? ¿Te apuntas o solo eres una miedica más?

Ella estaba tratando de picarme, que aceptara ir como una orgullosa y como una "valiente" aunque desde un principio mis planes eran visitar aquella cabaña abandonada sola. Además...no me apetecía estar en compañía de ninguno de ellos...y menos con la pelinegra.

-Lo siento de veras Tiffani pero yo...- antes de que pudiera acabar ella volvió a hablar.

-¡Entonces no hay más que hablar! ¡Vamonos!- gritó eufórica, entendiendo mi frase inacabada como un sí.

-O..oye espera- intenté discutir y detenerla pero estaba dispuesta a llevarme incluso arrastrándome.

Al poco rato arrivamos al lugar. Ante nuestros ojos se hallaba una casa más que una cabaña, algo deteriorada por el paso de los años y amenazadora a simple vista. Pero eso por el momento me daba igual, yo continuaba buscando a aquel extraño hombre con la máscara de hockey.