LucyEl lugar de la cabaña donde Tiffani nos reunió era otro cuarto y similar estéticamente al resto de la casa. Sin embargo si le dabas otro vistazo visualizabas elementos característicos a la habitación de un niño.
-Parece que hemos encontrado el Santo Grial de nuestra investigación- pronunció la muchacha de pelo negro, la cual me arrastró a ese lugar. Parecía satisfecha y bastante orgullosa, como si hubiera conseguido un premio tras un arduo trabajo -esta es la habitación del asesino de Crystal Lake, la habitación de Jason Vorhees.
Repetí su nombre varias veces en mi cabeza. Dirigí mi mirada hacia la cama del dormitorio, en la cómoda donde estaba tallado en la madera la palabra Jason. Exactamente, nos encontrábamos en su cuarto.
-Vale, estupendo, genial, maravilloso...¿podemos volver?- preguntó nerviosa la muchacha asustadiza de antes.
-¿Volver? ¡Sí estamos en la punta del iceberg! ¡Lo verdaderamente interesante empieza ahora!- exclamó riéndose. Cambia su punto de vista hacia mí -¿y tú? ¿No vas a mirar nada?
-¿Es que acaso no escuchas? No voy a mirar nada- le respondí lo más tranquila posible aún con las miradas de sus secuaces puestas en mí. Ella solo se encogió de hombros.
Todo pareció acabar ahí. La mayoría de sus rostros eran caras de decepción al no encontrar nada verdaderamente jugoso más que cosas rotas y llenas de polvo. Sin embargo...
-¡Hey! ¡Mirad esto!- nos llamó Tiffani al conjunto. Tuvieron que llevarme a la fuerza al óvalo formado alrededor de la pelinegra. Nos enseñó una foto de una mujer rubia con rizos y un jersey azul junto con un niño, al parecer su hijo -es Jason...- acto seguido se empezó a reír descontroladamente y los demás no tardaron en unirse.
-¿Qué demonios les hace tanta gracia?- me pregunté hasta que decidí observar más atentamente la fotografía. Me quedé helada. Aquel niño, Jason, tenía una deformidad que reconocí de inmediato -hidrocefalia...
Sus risas no cesaban. Excepto yo, todos los presentes se burlaban descaradamente de aquel muchacho. Me aleje de ellos, comenzaban a enfadarme.
-No me extrañan que lo empujasen al lago, con lo monstruoso que era seguro que espantaba hasta los peces- la falta de moralidad y de ética de Tiffani ya me repugnaba y asqueaba en gran medida. No pude soportar más sus comentarios -y además...- no le dejé terminar. Di un golpe seco a la mesilla con toda la fuerza que poseía, sobresaltando a mis compañeros que se callaron de inmediato.
-Eres más repulsiva de lo que creía, Tiffani. Eres peor de lo que imaginaba- mi mirada los congeló a todos pues los fulminaba con ellos -todos sois asquerosos...tan odiosos que me dan ganas de escupiros en la cara- espete casi gritando, aguantando lo máximo posibles el insultarlos.
-¿P..pero de que vas?- preguntó la pelinegra sorprendida de mi reacción.
-Por culpa de personas como tú Jason acabó muerto. Por culpa de personas tan carentes de empatía y racionalidad como tú.-¿E-estas defendiendo a un asesino?- sonrió nerviosa.
-Estoy defendiendo a un niño. A un niño que no tuvo la culpa de lo que le paso. A un niño discriminado cruelmente por los demás solo por como se veía- me acerqué a ella, amenazante -pero, ¿sabes algo? Esa falta de moral y esa clara ignorancia no me extraña viniendo de ti, Tiffani.
Después de eso todo se quedó en silencio. Nadie se atrevió a abrir la boca por un buen rato. El aire se notaba bastante cargado.
-Hmp. Vámonos chicos, la aguafiestas ha acabado con la diversión- tras pronunciar esas palabras el grupo abandonó la cabaña con miradas confusas y nerviosas. Solo quedaba yo, en medio de aquel cuarto.
Sabía lo que me esperaba al volver al campamento: aislamiento y rechazo de los demás por órdenes de Tiffani, pero poco me importaba. Me encerraría en la habitación hasta que pasase la semana y con suerte no tendría que volver a toparme con ninguno de esos indeseables.
Solté un suspiro. Pero antes de dejar el dormitorio mi visión se posó en una de las esquinas de la cama, visualice un objeto. Me acerqué a ello, lo toqué y lo levanté. Era un osito de peluche, lleno de polvo y algo roto por el paso del tiempo. Supuse que aquel peluche pertenecía a Jason. Con melancolía lo coloqué encima del colchón, observando la foto donde él estaba con su madre.-Espero que ambos podáis descansar en paz- pronuncie a la nada para luego irme directamente.
El cielo continuaba cubierto de estrellas y de un manto negro. A la lejanía visualice como las figuras de los demás se aproximaban a sus cabañas. Decidí tomar un atajo, no quería ni verlos.
Pero cuando estaba a punto de llegar al lago sentí como una mano me agarró de la muñeca y me empujó bruscamente contra un árbol. Un gran pinchazo recorrió mi espalda de arriba a abajo, además de cierto dolor en la parte superior de mi cabeza. Alce la vista y vi a Tiffani mirándome con odio.-¿Qué te crees que ha..?- no me dio tiempo a preguntar pues esta me propició una bofetada y una patada en el estómago haciéndome caer. Cabe decir que mi condición física no era del todo alta y mi defensa tampoco era envidiable. No importa lo mucho que intentara protegerme, sus golpes no cesaban.
-¿Quién te crees que eres, maldita zorra?- insultó mientras sus golpes no cesaban -¿alguien importante solo por qué eres rica, sofisticada y elegante?- cada palabra que me dedicaba estaba cargada de desprecio -¿acaso te crees mejor que yo, mosquita muerta?- tras un buen rato me tomó del cuello, contándome la respiración, y me elevó -mirate, eres patética.
Pero yo no le iba a dar el placer de verme vulnerable. No podía casi mover mi cuerpo pero estaba dispuesta a echar mi última carta, a descubrir a que tanto ella podía llegar.
-¿Qué es lo que te molesta más?- interrogue de repente para su sorpresa -¿Qué yo no sea como tú...o que yo no necesite ponerme kilos de maquillaje para que los hombres me miren?
Aquello fue la gota que colmó el vaso. Me dio un puñetazo haciéndome retroceder. Entonces, al pisar donde no debía, mi pie quedó atrapado en una trampa para osos. El dolor era incalculable, sentí como miles de espinas se clavaban en mi rodilla. Estaba apunto de gritar cuando la mano de Tiffani cubrió mi boca y me hizo caer al suelo.
-Hazme un favor y muerete aquí- dijo sin más para después alejarse.
No podía moverme. Mis articulaciones se hallaban absolutamente adormecidas y abatidas por los múltiples golpes repartidos por todo mi cuerpo, ni siquiera sentía mi boca llena de sangre...no podía ni gritar ¿Acaso ese sería mi final?
Unos segundos después oí el crujir de las hojas, pasos acercándose a mi. Como puse giré mi cabeza y lo que vi me hizo paralizarme: enfrente mía estaba el hombre con la máscara de hockey. Él no paraba de avanzar hacia mi, menos paraba de mirarme fijamente. Observé que tenía un machete colgando del cinturón de su pantalón. Cierto pánico se apoderó de mi al recordar la leyenda de Crystal Lake, parecía absurdo pues ni sabía la vestimenta ni como era el asesino...pero de alguna forma todo parecía encajar.
Él...Jason Vorhees...ya estaba a mi lado. Él se convertiría en mi asesino...tal vez...fuese mejor un machetazo en el pecho que ser devorada viva por los lobos.-Entonces...eres real- dije debilitada sonriendo como pude, retándole a que me matase de una vez. No pude ver ni oír nada más, todo se volvió negro para mi...me desmaye enfrente de aquel asesino.
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I Will Spend An Eternity At Your Side. [Jason Voorhees fanfic]
Hayran Kurgu"-En 1958, en el campamento de Crystal Lake, ocurrió un trágico suceso: un niño de 10 años murió ahogado en el lago debido a la negligencia de los monitores, quienes en vez de estar vigilando a los infantes se dedicaban a emborracharse y mantener re...