Empecé a andar por la pista, pensando en cosas sin sentido.
Pero, fuera de esas cosas sin sentido, estaba la competencia de patinaje, este va a ser el año en el que voy a ganar.
Me detuve en una de las gradas, en frente en ella un espejo.
Patino desde que tengo unos 6 años, desde entonces es mi razón de vivir.
Me miré al espejo. Soy esbelta, tengo el cabello blanco azulado y los ojos azules. Mi piel es muy blanca, mis labios son rosados y mi cabello es hasta arriba de los hombros.
Tenía puesta la ropa negra del instituto.
-- ¡Amber! -- escuché de mi profesor.
Salí de mis pensamientos y miré al otro lado de la pista de hielo, estaba con su cara de siempre.
Volví a practicar, y así los siguientes 5 días.
Abrí mis ojos, estaba mirando a Juliette, una de mis oponentes. Yo era después de ella.
Terminó con un salto triple, eso le dio puntos.
Era mi turno.
La música sonó, era Ai ni tsuite, Eros. Empecé a patinar, pensando en ganar y calculando mis saltos y movimientos.
Mis padres creían que esto iba a ser sólo temporal, que iba a ir a 5 clases y me iba a cansar.
Pero me quedé en esto hace 13 años, y no me arrepiento de nada.
Esta música se trataba de un hombre hermoso que iba a las ciudades para enamorar a las mujeres. Pero la más bella no estaba interesada en él.
Entonces incistió, hasta que logró que sus sentimientos se confundieran y se enamorara.
La dejó y se fue de la ciudad.
Pero mi patinaje se trataba de todo lo contrario.
Una mujer que fue a seducir al hombre más codiciado, y que al lograrlo, se marchó.
Terminé y fui con mi entrenador.
Unos momentos después entró Carlos.
Dieron mi puntaje, 195.7.
Hasta ahora estoy en el primer lugar.
Los patinadores eran buenos, eran una historia diferente, y eso es lo que me encanta del patinaje sobre hielo.
Carlos era hermoso... Digo, su coreografía era hermosa.
Cuando terminó salió de la pista, me vio y me saludó. Hice lo mismo.
(...)
-- Y el ganador es... Bueno, ganadora -- empezó a decir el narrador --. Es... -- sacó una tarjeta de un sobre, la leyó y dijo... -- ¡Amber Cardin!
Me quedé petrificada, estaba emocionada.
Pero me quedé peor cuando una luz me cegó, y aparecí frente a un altar.
--¿D-onde estoy? -- susurré.
-- Lo siento, Amber. -- miré a mi derecha.
Ese era mi tío Ben. Él desapareció cuando yo tenía 12, y por algún motivo, no volví a recordarlo hasta ahora.
-- ¿Q- qué es esto? -- logré decir.
-- Lo siento -- repitió --. Ya no podía esperar.
Y se hizo polvo. Y su ropa vino a mi cuerpo.
-- Entiende al viejo, estaba muriendo. -- escuché otra voz atrás de mí.
-- ¿De qué me perdí? ¿Ya vino el nuevo Invierno? -- dijo otra voz masculina.
-- No reacciona. -- dijo la primera voz.
-- Ey. -- Un chico de marrón vino y buscó mis ojos.
No reaccioné.
-- Deberías llevarla a su casa. -- la voz desconocida.
Luego de eso, el tiempo pasó.
No, no Daniel, sino los días y las horas... los años.
Admito que, me frustraba la idea de que no volvería a patinar, de que todo mi esfuerzo valió sólo para que yo lo recuerde.
Nadie me recordaba. Nadie sabía de mi.
Pero, yo podía cuidar de todos. Siento que eso es una recompensa... de algún modo.

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Maestros.
FantasyEn el mundo, además de mortales, ángeles, demonios, poderes, Dios, nefilims, existen maestros. ¿Qué son? Bien, ese es el tema. Mucho tiempo atrás, antes de la tecnología y luego de Adán y Eva, Dios decidió que mortales lo ayudarían con su trabajo...