Tamashī no Yūgõ

Jõgan

El alboroto llamó la atención de una pelirroja de ojos perlas celestes nacarados, quien comía un rollo de canela recién comprado. Sabía que Ahri era la causante. Esa zorrita albina no podía mantenerse lejos de problemas.

Estaba bastante preocupada por Hinata, se había cruzado con Yamanaka Ino, una colega gennin de su amiga, quien le había dicho que la ojiperla estaba recuperándose de sus lesiones en el hospital y que pronto saldría de alta. Suspiró pensando en las consecuencias de su intervención y como acercarse al Uzumaki rubio. Debía admitir que de tantas historias compartidas entre la Hyuuga peliazul y la pelirroja, le dio unas tremendas ganas de conocerlo.

Yuna llegó al local de Aguas Termales donde había habido tanto alboroto, buscando la fuente. Al fin los halló, viendo a una voluptuosa mujer albina hablando con un chico rubio con mono naranja y azul. Supuso que era el infame Uzumaki Naruto de quien todos comentaban.

Ahri percibió la llegada de Yuna-chan y sonrió ante la impaciencia de la pelirroja. A leguas se notaba que la chica deseaba acercarse al rubio con bigotes. Y teniendo a Kurama de aliado, sería más fácil la transición de Hina-chan en su transformación teniendo a Yuna y ahora a Naru-chan de su lado.

Ahri sonrió ampliamente al visualizar a la pelirroja quien también le devolvió el saludo algo desconcertada.

-Yuna-chan! Ven! Quiero presentarte a mi más nuevo cómplice de crímenes! –Naruto y Gamakichi la quedaban mirando extrañados.

Una bonita pelirroja con unos ojos perlados celestes nacarados, por quien Naruto de inmediato sintió una increíble familiaridad. La amplia sonrisa de la pelirroja le provocó un sonrojo sutil.

La pelirroja vestía un kimono celeste de un tono más claro que sus ojos, con un cinturón con el símbolo de Konoha. Con unas sandalias shinobi rojo. Llevaba en su mano izquierda una bolsa, mientras la derecha sostenía su rollo de canela. Al verla comiendo animadamente aquel rollo no pudo evitar relacionarla con su compañera herida. Hyuuga Hinata. Sabía que ella tenía verdadera adoración por los rollos de canela, casi tanto como él mismo tenía adoración por el ramen de miso.

Yuna observaba al rubio de ojos azules y no pudo evitar emocionarse. ¡Es como le describió Hinata-neesan!. Es como observar el sol de la mañana.

Sólo desearía que usara otras ropas. Aunque no sea shinobi era obvio que con ese mono de brillante naranja no favorecía el sigilo. Aunque Hinata-neesan siempre mencionaba que como Naruto no existía otro shinobi. Y estaba ansiosa de comprobarlo.

-eh..? Hola?

-Gomen.. Yuna-chan.. han pasado algunas cosas.. y tada! Es largo de explicar.. por eso.. -Ahri terminó haciendo una señal de manos. Tora. Y se convirtió en una pequeña zorra de pelaje blanco. A lo que Yuna abrió enormemente sus ojos.

-Ahri? Pero que?

-han sucedido algunos inconvenientes.. pero el sello que me mantenía en mi forma de zorra normal se ha roto.. ahora estoy en contacto con mis plenos poderes...

Yuna observaba a la zorrita con ojos saltones mientras Naruto, siendo el mismo, no podía quedarse callado.

-espera un segundo ttebayo!

Pero en ese preciso momento apareció Jiraiya, encontrándose con una escena rara, por decir de menos.

Su nuevo discípulo acompañado de un pequeño sapo. Gamakichi. Una zorra blanca y una niña civil pelirroja.

Como un alarma se encendió al observar a la pelirroja. Fuertemente le hizo recordar de otra pelirroja temperamental, quien coincidentemente su hijo se encontraba presente. Pero sus ojos tenían un aire Hyuuga, su postura como si fuera una princesa. Y una generosa delantera considerando su edad. Sello característico de las mujeres de la rama principal de los Hyuuga. Y eso lo puso aún más nervioso. Casi era imposible considerar que esa pelirroja sea una Hyuuga. Sus ojos tenían una tonalidad celeste que le recordaba fuertemente a su discípulo muerto hace más de 13 años. Viendo a Naruto y a esa niña pelirroja era casi tener un flashback de Minato y Kushina. Es como ver a sus hijos..