25 de Diciembre

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El cajero no se había molestado en hacer más preguntas luego de que salí del baño, y así era mejor porque yo tampoco estaba en condiciones de dar respuestas; él solo había cumplido su cometido al ser servicial y prestar los servicios de la tienda, yo le había agradecido con una propina algo generosa. Al estar nuevamente en el exterior el frío se hizo más que notable, froté un poco mis manos para calentarme y soplé en estas observando el vaho que formaba mi aliento.

Debía caminar un largo tiempo para regresar a casa, tal vez horas. Escupí la menta en el suelo y comencé a andar por las calles cada vez más desérticas, con fortuna yo parecería alguien más del montón, otro amanecido que iba de fiesta en fiesta. Chasqueé la lengua y por un momento deseé tener un trago a la mano, Diciembre por lo general era un mes en el cual me entregaba al alcohol, era un mes donde no me importaba si gastaba dinero en bebida, después de todo era el único mes en el que me permitía aquello.

Pasé junto a una línea de automóviles aparcados y me quedé como idiota observando una camioneta color negro, se parecía en cierto modo a la camioneta del padre de Elías, la diferencia es que esta era una decía "Explorer" en la parte trasera y si mal no recordaba la del padre de Elías decía "Titanium" o algo por el estilo, la verdad es que no era entusiasta de los carros para poder diferenciarlos a simple vista, con que funcionaran bastaba.

En una parte de mi mente sonó el motor de aquel carro, lo imaginé encendido y andando por las calles. Acelerando y dejando atrás a los otros vehículos, el murmullo de los cauchos a medida de que transitaban por el pavimento y la bocina sonando.

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25 de Diciembre (6 días para año nuevo)

Tenía la mirada perdida en el techo, mi cuerpo se tambaleaba un poco y respirar ya no era tan tortuoso como antes. El brillo de las farolas entraba por las ventanas a medida de que la camioneta fluía por la carretera, finalmente todos se habían callado, los gritos y reproches solo me habían causado dolor de cabeza... incluso la bofetada que me dio Kathy cuando le comenté que tenía sueño, ninguno de aquellos malditos me quería dejar dormir, no era como si no fuese a abrir los ojos después.

No sabía cuánto tiempo había estado tendido en el suelo, según había escuchado hasta mis propios amigos creyeron que era otro borracho que no había resistido más de los placeres de la noche. Había un espacio en blanco entre la golpiza y cuando el grupo llegó, suponía que había perdido el conocimiento aquel tiempo, Elías era el que había demostrado más preocupación << Pero Carlos y Kathy también estaban asustados, solo que no sabían demostrarlo...>> El moreno me había sacudido enérgicamente varias veces hasta que me digné a murmurar y girar la vista, aquel maldito contacto me había dolido.

No había dicho una palabra clara hasta estar acostado en los asientos traseros de la camioneta, Carlos y Elías me habían levantado del suelo y me habían cargado hasta el vehículo, a decir verdad no habían sido muy cuidadosos al realizar aquella labor, me había sentido como un costal de fruta... si es que los costales sentían.

- Debemos llevarlo a un hospital ¿Qué tal si se muere? Oh mierda, Capi se morirá por nuestra puta culpa. - El tono de Elías era quebrado y al parecer estaba al borde de las lagrimas, hasta podía escuchar como sorbía los mocos que amenazaban con salir.

- No se va a morir. - Aquel debía ser Carlos... a menos que a Kathy se le hubiese agravado la voz violentamente, definitivamente debía ser Carlos. - Simplemente deberá descansar... se pondrá bien, ya verán. - Su tono estaba más apagado que de costumbre, hasta se percibía ira en sus palabras.

- ¿Y qué tal si es peor de lo que parece? Quien sabe cuánto tiempo estuvo sangrando... demonios, ni sabemos a ciencia cierta que mierda le pasó. - Y aquella era Kathy, sin duda alguna.

- Yo... no estoy tan mal. - Dije casi en un murmullo, antes de ser invadido por un ataque de tos. - Solo aporreado, pero aún no veo la luz del túnel.

- ¡Capi, joder! - El grito había perforada mis oídos y se había vuelto tedioso, pensar que solo había sido la voz de Elías. - Capi, no te vayas, lucha por alejarte de la luz. - Siguió insistiendo cuando se acercó y me sacudió.

- ¡Lo lastimas, maldito idiota! - Chillo Kathy que se apresuró en apartar al moreno.

Aquella escena se alargó un buen rato, Elías insistía que lo mejor era llevarme con un doctor mientras Carlos negaba, Kathy se mantuvo neutral después de haber escuchado mi voz, al parecer que hubiese hablado era una señal clara de que no había sido tan grave todo el asunto. La decisión final había sido llevarme a mi apartamento y vigilarme hasta el amanecer, si no vomitaba un pulmón o gritaba significa que no había peligro.

En el transcurso del camino había recuperado algo de fuerza y con ayuda de Kathy me había logrado sentar en el puesto junto a la ventana; las extremidades me dolían y gritaban piedad con cada movimiento, los brazos tenían raspones que supuse que me realicé cuando caí al suelo. La sangre de mi rostro había sido limpiada con un pañuelo que tiraron por la ventana y ahora suponía que solo quedaban las marcas de los golpes.

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Aquel día había me había quedado todo el día tirado en el sofá, con las ventanas abiertas y una bolsa con hielos cubriéndome el rostro. Definitivamente no había vomitado ningún pulmón ni gritado rogando que me metiesen un tiro, me habían dejado dormir finalmente pero aún así no me habían quitado el ojo de encima, me sentía agradecido y acosado por aquel gesto.

Se habían quedado hasta pasada la hora de la tarde, pretendían quedarse vigilándome aquella noche pero con las pocas palabras que pude decir los había tranquilizado y convencido de que se largaran.

- Bonito coche ¿No? - Comentó un sujeto se había acercado y abierto la camioneta. - Ahorré 3 años pero al final pude comprarla, es toda una belleza.

- Si... ya lo creo. - Respondí apartando la vista del vehículo.

- Valió cada gota de sudor. - Continuó el tipo mientras entraba al vehículo.

- No es como si me interesara. - Dije por lo bajo mientras metía las manos en mis bolsillos y continuaba con mi camino, después de todo los vehículos no me interesaban para nada.

Días antes de año nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora