24 de Diciembre

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      El lavamanos de la tienda había quitado toda la suciedad que cubría mis manos y mi rostro, el agua que caía a medida de que me lavaba se tornaba de un color oscuro. Tenía la mirada perdida en mi reflejo, había peinado el corto flequillo que caía por mí frente a un costado, tenía un moretón en la mejilla y el labio en parte reventado. Antes de comenzar a lavarme habían notado que también había sangre por mis mejillas y barbilla.

- Definitivamente necesito saber que pasó. – Dije por lo bajo mientras frotaba con fuerza mis manos y volvía a empapar mi rostro. – La nariz también me dolía pero no había conseguido seña alguna de sangrado reciente, supuse que el golpe que recibí allí no había sido tan grave como el resto.

      Al menos existía algo confortante en todo aquello, tenía cierta seguridad en que no me había dejado aporrear sin defenderme. Mis nudillos estaban rojos y algo reventado, recorrí con el pulgar izquierdo mis dedos de la mano derecha y desperté un tenue dolor en estos << Tal vez por eso escapaba... ¿Pero a quien le había pegado? >> Quizá a un policía, eso explicaba las luces rojas y azules, también la sirena ¿Había estado tan ebrio como para golpear a un policía? No, definitivamente no... sabía que estaba algo alcoholizado, eso sí, pero no llegaba a tal nivel.

      Abrí el paquete de mentas y saqué una de las esferas blancas que no dude en masticar, aquel sabor fresco ayudó a tranquilizar los nervios que se iban manifestando con cada teoría que realizaba. ¿Dónde estaba? Ya había podido averiguar aquello, estaba realmente lejos de casa ¿Cómo había llegado hasta allí? Ese seguía siendo un misterio.

- Maldito seas Roger. – Me miré un momento en el espejo con seriedad esperando que mi regaño causara efecto, aunque la verdad es que solo comencé a reír, por alguna razón imaginé a Carlos o a Kathy diciendo "¡El maldito Capi lo hizo de nuevo!". - ¿Pero que hizo? – Murmuré cerrando la llave del lavamanos y recostándome contra la pared. - ¿Qué hizo el maldito capi?

      Levanté mi mano hasta la nariz y la apreté un poco, despertando el dolor que dormía si no se le molestaba. Arrugué el rostro unos segundos y cerré los ojos, no estaba sangrando pero olía a sangre... definitivamente olía a sangre.

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24 de Diciembre (7 días antes de año nuevo)

     La camioneta llevaba apagada al menos cinco minutos, todos esperábamos en silencio, Elías había apagado la radio y tenía el rostro apoyado sobre el volante del vehículo de su padre. Carlos golpeaba un ritmo extraño con sus dedos en la ventana y Kathy solo observaba el techo, si un policía se hubiese acercado hubiese creído que todos estábamos en pleno viaje psicotrópico. Acomodé las mangas de la chaqueta de jean que me había colocado aquella noche y miré por la ventana aquella puerta cerrada que había a escasos metros.

- ¿Estás seguro que es aquí? – Comentó Kathy de mala gana dirigiéndole una mirada a Carlos. – Porque si todo esto fue una broma.... Más te vale que no sea una jodida broma.

- Tú cálmate, tengo todo bajo control. – Carlos se giró en su asiento para poder observarnos a Kathy y a mí que nos encontrábamos en los asientos traseros. - ¿Ves esto? – Dijo mientras levantaba su teléfono. – Aquí es donde tengo el mensaje de la ubicación, solo debemos esperar.

- Amigo, es que tampoco veo ningún auto estacionado cerca de aquí... creo que te timaron- Elías levantó un poco el rostro para observar el retrovisor.

- ¿Acaso nadie me apoya aquí? Capi... dime que confías en mí.

- Supongo.... En tal caso de que sea un timo podemos ir al apartamento y consumir el licor de todos modos ¿No?

Días antes de año nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora