Expresando rencores

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Había tenido una muy mala noche, me había despertado unas cuantas veces en medio de la oscuridad para ir al baño y regresar a mi cama intentando conciliar el sueño. Me movía de un lado al otro sin poder pegar pestaña, y cada vez que lo intentaba mi cerebro no dejaba de enviar una señal a mi cuerpo que me hacía estar alerta.

Esa mañana me levanté demacrado, fui directo a mi baño y lo primero que hice fue verme al espejo, estoy consciente de que no soy el tipo más agraciado sin embargo esta vez parecía un muerto literalmente. Tenía ojeras bastante marcadas que solo podían combinar con mi notoria delgadez, y quizás no era el más alto de mi clase, pero debido a mis delgadas extremidades, hacían el efecto óptico de que era más largo de lo que realmente era. Por ese complejo que adquirí de mi cuerpo he querido engordar, así que últimamente comía más de lo que solía comer y lo único que había conseguido era acné por toda mi piel.

Eso me pasaba por acomplejarme por mi cuerpo, pero no es mi culpa, es culpa de las demás personas que ¡Siempre están criticando a los indefensos como yo! Quiero decir, yo no sabía que era considerado un tipo sin lindos atributos hasta que las chicas me tacharon de escuálido y feo. Después de humillarme, alabaron a ese tipo de mi salón, uno que es bastante alto y sin carisma, sí bueno, lo admito es guapo, pero tampoco es la gran cosa, parece más un nihilista que un poeta incomprendido. Es que es tan injusto, quiero decir ninguno de los dos pidió nacer así...
Y aún con todos esos pensamientos rondando por mi cabeza, abotone mi uniforme y me preparé para ir a clase. Cosas más, cosas menos hago en mis mañanas, pero una que sin duda para mí fue una sorpresa fue encontrarme con gente que conozco camino a la escuela, debido a que vivo un poco lejos de la escuela y no suelo toparme con estudiantes, mucho menos con ese tipo. El poeta incomprendido. Era raro porque ni una sola vez nos habíamos encontrado por casualidad, ni si quiera en la escuela, mucho menos fuera de ella, pero ahí estábamos esperando el mismo bus para ir a la misma clase. Se paró al lado mío y ni siquiera volteo a mirarme, pero como yo si tengo modales, me trague mi orgullo y lo moleste con mi quebrada voz.
— ¡B-buen día! —oh Dios no pudo salir peor.
—...Buenos días Yamaguchi— ¿qué pasa con esa reacción? Digo, esperaba que no me contestara, pero ¿por qué sabe mi apellido? Digo, es normal que las personas lo olviden o simplemente no presten atención al recordar algo tan vago, ya que solo nos presentamos una vez y siendo honesto no recuerdo ni los nombres de mis amigos ya que solo les hablo por su apellido...y no somos amigos, y mucho menos recuerdo el apellido de este chico.
—Buen día...—volví a repetir con una voz más formada, intentando remplazar el primer saludo que le di.
Nunca creí, que de todas las personas, la que me parecía más irrelevante sería la que cambiaría por completo mi vida. Es decir, hasta este momento no lo sabía hasta, después de mi primer encuentro con este tipo, las cosas se empezaron a oscurecer cada vez más en mi vida, por eso ahora creo que esa noche cuando no pude dormir, realmente mi instinto intentaba decirme algo...

Al día siguiente después de ese primer encuentro hasta estas últimas semanas aproximadamente, una persona había empezado a enviarme cartas sobre cosas muy personales que me parecían aterradoras. Por ejemplo, en una ocasión había escrito el número de pecas que tenía en mi rostro. En otra, colocó el número de veces que parpadeaba. Son cosas muy arbitrarias, pero que sin embargo me causan cierto hormigueo en las manos al tener que sostener esos números de varias cifras. En alguna otra ocasión coloco un mechón de mi cabello que no me había dado cuenta que me habían cortado. La peor sin duda fue aquella vez que tuve que limpiarme las manos durante el resto de mi día porque cuando abrí ese sobre en busca de un posible remitente, solo encontré bellos púbicos. Asqueroso sin duda, después de eso simplemente comencé a ignorarlas, pero ahora creo que eso fue lo que lo enfureció tanto como para hacer lo que hizo al día siguiente en la mesa de mi lugar.

El secreto amor de Tadashi (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora