prologo

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    Una simple briza fue suficiente para que perdiera la calma, mis sentidos estaban alerta, y ahora habían superado el máximo. Quería correr, quería gritar, ya no lo soportaba más, la tensión hacia que mi cuello crujiera cada vez que lo movía. Nada de esto tenía sentido, acababa de entrar a este pequeño pueblo - ubicado a tan solo tres horas de Ovec, la segunda ciudad más grande del país- y mis piernas temblaban, nunca en mi vida me había pasado algo así, no hubo nada que me hiciera sospechar de lo peligroso que es este lugar, por dios ni siquiera era de noche, pero aun así temblaba.

Terror en Pueblo ViejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora