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«Todo fue culpa de la cuerda que toqué en ese momento. Al parecer, sin yo saberlo, acababa de tocar con mis propias manos una cuerda de su corazón. Visto en perspectiva resulta evidente que en ese encuentro puso mi mundo en movimiento. Pero en aquel momento no me di cuenta de nada.»

Mis orbes observaban impactadas al misterioso chico que dormitaba plácidamente. Después de todo el recorrido que tuve que hacer para encontrarle y no dar con el susodicho, llegué a pensar que fue solamente una mala jugada de mi imaginación. Sin embargo, al tenerle frente a mí ya he podido comprobar de que eso no es así.

Jeon JungKook, más conocido para mí como: mi melancólico compañero bajo la lluvia, había regresado. Aunque él no era consciente de absolutamente nada, había hecho grandes cosas por mí... una de ellas fue compartir esas palabras que tanto me hicieron pensar estos años. Y había algo más, algo más valioso para mi ser... Jeon, tras dejar todo atrás, sin darse cuenta logró que una cosa en específica como la música, se volviese en mi pasión.
Le debía tanto que anhelaba durante su ausencia de dos años tener la oportunidad de verle, por lo menos una vez más, para así poder agradecerle y devolverle el favor.

Todavía me sorprende mi gran hallazgo de haber sido capaz de reconocerle por muy deplorable que sea el hecho.
No obstante, su faz había presentado los efectos de la pubertad, creando así unos cuantos cambios: El más notable era que su rostro se veía más delgado, borrando la existencia de sus regordetas mejillas y haciendo sus facciones masculinas más marcadas. Por otro lado, su pelo mantenía el color oscuro de la otra vez, pero actualmente es un poco más largo y con las puntas decoloradas.

También, se podía notar a simple vista que su anatomía se había vuelto voluminosa, es decir, su cuerpo era más atlético, lo que significa que ha desarrollado bastante los músculos con ejercicio o algún deporte en concreto.

Me vi obligada a dejar de contemplar aquellos cambios que ha sufrido por una simple razón: había despertado... A lo que todo mi ser entró en pánico al ser analizado de pies a cabeza por sus oscuras y tétricas orbes.
Sin duda fui la culpable de traerle de una forma abrupta a la realidad, y eso no parece haber sido muy de su agrado...

Incluso estando a una distancia considerable pude fijarme en un detalle, la galaxia que él era el único en poseer en sus ojos lo había abandonado. No había rastro de ella en sus pupilas, pero sí de su remplazo... Una oscuridad infinita lejos de recuperar sus estrellas brillantes.

ㅡ¿Qué es lo que quieres? ㅡ Cuestionó de una forma no muy amable tras retirar uno de sus auriculares inalámbricos.

Sus palabras fueron como una fría ráfaga de viento que impactó contra mi persona, de tal manera que casi quiebra tras congelar una parte de mí.

Automáticamente, al procesar su infame pregunta fruncí mi ceño, cruzando acto seguido mis brazos adquiriendo una posición desafiante.

¿Acaso no puedo dar un paseo libremente?

ㅡClaro que puedes, mientras no incordies a la gente de tu alrededor.

¿Incordiar? Tal ves si haya incordiado a alguien el día de hoy, ¡A mí misma! Por tomarme tantas molestias para buscar a un imbécil.

Para la próxima vez volaré mejor y así no despierto al rey... ㅡ Farfullé no muy alto siendo perfectamente escuchada por él.

Y sin previo aviso, el sujeto se levantó del lugar en el que estaba descansado, dejando caer un papel del que ninguno de los dos nos dimos cuenta en ese preciso momento.
Estaba más concentrada en sus movimientos que en esa hoja que se escapó de su bolsillo. El nerviosismo comenzó una carrera sin competidores que circulaba por todo mi cuerpo, consecuencia de cada paso que él daba consiguiendo aproximarse más y más a mí con una actitud decidida.

Es una buena opción sabiendo que a un rey nunca ser le puede subestimar. ㅡ Fue su respuesta cuando ya estuvo a un metro de distancia.

Continuó con su camino dejándome con la palabra en la boca, cuando quise seguirle con mi mirada él ya había abandonado mi campo de visión.

Suspiré pasando una mano por mi cabello lila con mi mirada fija en el suelo, al subir poco a poco el rumbo de mis ojos pude ver un pequeño papel. Justamente estaba en el lugar en el que ese imbécil se sentó.
Tras acercarme a esa zona tomé la hoja mal cortada de un cuaderno viendo un hermoso dibujo; se trataba de una chica con cabello mojado y ojos tristes. Alrededor de ella había ligeras líneas que simulaban la lluvia. Impresionada por el retrato de aquella persona desconocida di la vuelta a la hoja, dándome una sorpresa al ver unos versos de una canción que debía estar compuesta por él. La cual tuve que quedarme ya que Jeon se esfumó de un momento a otro.

Desde aquel insólito encuentro no he vuelto a saber nada del misterioso chico. Pero eso no hizo que le contase a TaeHyung sobre su "mejor amigo", las imágenes de su reacción se habían quedado grabadas en mi mente, como si se tratase de un simple vídeo.
Con tan solo pronunciar el nombre del susodicho, el rostro de TaeHyung se volvió gélido e inexpresivo. Aunque hay algo jamás podré olvidar, unas duras palabras que debieron romper todos los rincones de su corazón: "Jeon JungKook murió para mí el día que se marchó."

Al parecer desde ese fatídico día para TaeHyung ambos perdieron el contacto, cosa que el ya nombrado no perdonará...

Los días pasaron sin ser consciente del agigantado paso del tiempo, ahora mismo, era el descanso entre clases que duraba media hora... Tenía pensando en aprovechar ese período de tiempo no muy extenso ensayando, se acercaban los festivales y concursos, no venía mal ensayar.
Me dirigí a mi zona con el estuche de mi instrumento a mis espaldas, aquel lugar no había vuelto a ser allanado por ningún "intruso"... Y eso incluye a Jeon, que parece haber sido tragado por la tierra.

O eso creía, porque cuando me disponía a sacar mi preciado bajo; una melodía se escuchó no muy lejos del gran árbol. Mis ojos buscaban de donde provenía esa dulce canción de piano, topándose de esa forma con la ventana abierta del auditorio de música.

Debía quedarme y ensayar pero mi instinto era más fuerte... Tenía que ir a esa gran sala y descubrir por mi misma quién posee esa manos de oro.

Curiosa como una niña pequeña corrí por los pasillos del edificio B, en donde se encontraba el auditorio, obviamente con mi preciado bebé a cuestas ... Me asomé a la puerta con disimulo, observando a una figura masculina de espaldas. Debido a su posición era obvio que sería incapaz de reconocer al chico.

Entré en la amplio aula sin ser notada por el gran pianista. Una idea ㅡa mí parecer maravillosa, por muy poco humilde que sea decirloㅡ vino a mi mente... Ya que el chico estaba absorto por la música que él mismo tocaba conecté mi bajo a un amplificador. Curiosamente era de la misma marca que los que tenemos en nuestro lugar de ensayos: "Marshall".

Con una sonrisa que demostraba parte de mi emoción por lo que podría ocurrir di un acorde, acompañando así al fantástico piano... Sin embargo puede ver como el chico desconocido se paralizó ante mi toque.

Todo fue culpa de la cuerda que toqué en ese momento. Al parecer, sin yo saberlo, acababa de tocar con mis propias manos una cuerda de su corazón. Visto en perspectiva resulta evidente que en ese encuentro puso mi mundo en movimiento. Pero en aquel momento no me di cuenta de nada.

ㅡOh vamos, no seas aburrido y sigue tocando. ㅡ Contesté sin detenerme a mirar al chico, estaba más concentrada en tocar el bajo que observar la faz de la persona que me acompañaba.

Ante solamente escuchar la melodía que provocaba mi instrumento, llegué a la conclusión de que me ignoraría y no seguiría tocando el piano. Pero para mí gran sorpresa decidió pulsar delicadamente las teclas del fantástico instrumento, creando una melodía suave y dulce que yo acompañaba con el bajo.

¿Por qué no te unes a nuestra banda? ㅡ Sugerí risueña tras acabar de tocar.

Are you my destiny?『J.JK』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora