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—Sigue batiendo la masa Raph, así, más duro, ¡oh, eres el mejor bro! ¡Buen chico Raph!

Rápido y con los puños llenos de masa apuntando a Mikey, Raphael se yergue de la mesa observándolo con tanta indignación que en su mirada dos flamas refulgen.

—Mikey no me animes así, ¡no soy un perro!

—Lo siento Raph —dice con una risita y la lengua de fuera—, ¡pero es que lo estás haciendo muy bien! El pastel quedará esponjoso como nube y todo por tu fuerza bruta!

Las llamas alcanzan nivel de incendio pero se obliga a apagarlo con el viento de un hondo suspiro y regresa a amasar con fuerza.

—¿Y bien? ¿Crees que tu Sorpresa Verde triunfe o sólo piensas envenenarnos por diversión?

—¡Claro que triunfará Raphie! ¡Trabajé en ella todo el año! —Abandona su posición de fiel asistente al lado suyo y del estante más alto de la alacena saca varios botecitos y una maceta.

—El té verde es de la mejor calidad: “Omotenashi” de Hokkaido, ni más ni menos! Las algas son del estanque más bonito de Central Park y cuidé a estos chicos día y noche! —Acaricia la cabeza de uno de los gusanos que se asoma de la maceta y lo abraza contra su mejilla—. Casi lamento tener que comérmelos, son como mis hijos, ¡pero todo sea por hacer un pastel aún más delicioso que el de nuestro quinceavo Día de la Mutación! ¿Puedes creer que haya pasado tanto tiempo desde esa noche? ¡Yo no! ¡De hecho, apenas digiero que hayamos salvado al mundo más veces de las que puedo contar con los dedos! ¡Bro esta Navidad será la más increíble de todas!

"Navidad"

Si fuera una bomba, esa palabra sería su detonante para reducir la ciudad a escombros, pero como en realidad es un arma, destruir lo que está en alcance directo a sus cañones sería lo natural; sin embargo, ahora mismo es una arma sostenida por manos temblorosas, asustadas del daño que sus balas, sus palabras, puedan causar sobre aquél que las reciba.

¿Cómo pensó en siquiera abandonar a su familia?

Mikey lo dijo, ¿cuántas veces han salvado ya al mundo?, ¿y cuántas de esas veces se han visto truncadas por la falta de alguno de ellos?

Son un equipo, una familia, y como tal deben seguir… y todo por la sencilla razón de que no sabe tener a ninguno de sus hermanos fuera de su vista.
Una especie de ansiedad cariñosa brota de su pecho, sus entrañas,  y no le deja en paz hasta que todos sus hermanos están al alcance de sus sais y por ende, de su protección.

"Tiene que aprender solo" dijo una vez cuando Mikey salió a buscar suerte con Bradford para hacerlo su amigo y, minutos después, su corazón palpitaba en angustia por no saber dónde estaba. "Jamás debí dejarlo ir" dijo mientras corría en su búsqueda.

Y lo mismo ha ocurrido con todos sus hermanos. Ya sea por enojo, autonomía o necesidad, cuando los deja ir, necesita saber que estarán bien, que regresarán a salvo.

Mikey perdido con aquel asqueroso acné a punto de explotar; vagando en el bosque en compañía de esas tontas ranas. Leo secuestrado por Karai, durmiendo incontables horas en la bañera. Donnie enfrascado en sus pensamientos y no en el peligro que le rodea, siendo herido de otras maneras en lugares más sensibles y complicados.

Y luego está Sensei... su corazón se encoge como si fuera el mismo niño pequeño que ocultó sus lágrimas cuando la imagen de Sensei instándolo a ser fuerte se desvaneció entre las llamas de la hoguera, mientras él respondía con un puchero y ganas de abrazarlo.

¡¿En qué estaba pensando?!

Así que tranquiliza sus manos y sostiene con fuerza sus armas, y en un suave movimiento de su pulgar sobre la masa, da un cálido y sentido adiós y disculpa.

—Lo siento Mikey, tengo que irme. ¿La masa ya está bien así cierto? —Se limpia rápidamente las manos y da media vuelta—. No me siento bien.

—Está bien bro. No problem —murmura Mikey.

Y es que no parece quedar otra cosa qué decir o hacer cuando tu hermano se pierde por minutos observando al vacío y en su expresión, algo más profundo que la tristeza se asoma.

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“No me siento bien” repite para sí mientras corre a su habitación y cierra de un portazo.

Desde la mesita de noche, el tphone invita a llamar al nuevo número agendado.

“—¡Raphael, espera! —exclama el más alto alcanzando al ninja—, anota esto: —Desde su muñeca un pequeño holograma muestra en naranja ocho dígitos enmarcados por dos signos de gato—. Es el número de mi teletransportador. Si tienes problemas llámame, estaré allí en un segundo. —Apaga el holograma y la esquina de sus ojos capta cómo el último destello naranja refulge en el rostro de Raph. Suspira, aún sin palabras o expresión gutural alguna, el niño es y será un libro abierto para él.

—En un segundo, sin importar lo que decidas yo estaré allí Raphael. Ahora ve.”

Una náusea insoportable y dolorosa burbujea en su interior y se desploma en la cama, ocultando el rostro en la mullida almohada apenas caer.

Pero sus ojos siguen abiertos, y su mano sujeta el tphone.

Necesita llamarle a Slash.

Busca el número.

Pulsa llamar.

Su voz tiembla; la foto de Spike oculta bajo la alfombra es más agobiante que nunca.

—Slash…

—No te preocupes, entiendo Raphael.

—…

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¿Qué decisión tomó Raphie bebé? ¿Se va a ir, se va a quedar? ¿Dónde estará su esfera ésta Navidad?
¿Dejaré de hablar como voz en off de telenovela?

Nuh :B

¡¿Qué piensan?
Diganme en los comentarios (aja!)

Bye nwn/

~No dejes que Celestia y NightMare Moon te envíen a la Luna.

Esta nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora