Hermana suicida de Zayn Malik

Silencio.

Capítulo dedicado a: CeeciHumphrey
(Si quieres que te dedique un capítulo, comenta aquí).

Ya llevo 5 días en este aburrido hospital.
Bueno, las fans de mi hermano no paran de enviarme flores, globos, cartas de ánimo, chocolates...

Mi hermano llama una vez cada un día, me cuenta que le va bastante bien en su gira junto a los demás integrantes de One Direction, me ha contado que ve un poco de amor entre Harry y Louis. Yo también los veo juntos, pero aún se los ve algo cortados.

Bieber duerme conmigo, aunque mil veces le he dicho que debe dormir en una cama digna.

Isabel quiere denunciarme por su pelo, por mi culpa perdió el trabajo como modelo. Pero no lo hace porque así cree que Zayn volverá con ella.

Berit viene cada tarde a verme y a ponerme al día con los chismes y maldades que hace.

Giro la cabeza mirando a un árbol, el mismo de siempre, hay una familia de pajaritos viviendo en él.
Bieber ronca, está tumbado a mi lado, le doy un pequeño golpe en el hombro.
Poco a poco abre los ojos, sonríe y me abraza.

- Gruñona.

- Roncador.

Besa mi hombro y vuelve a dormirse.
Son las 12:48 p.m. debería intentar dormir también.
Pero mañana salgo del hospital y eso me hace tan feliz.
Acaricio el brazo de Bieber y beso su pecho.
Hace mucho tiempo que no hacemos nada, y hacerlo en una habitación de hospital me da mucho morbo.
Le acaricio el labio.
Acaricio su torso.
Él sonríe, lo noto, paso mi dedo por su cintura, y poco a poco lo voy subiendo, su ombligo, pectorales, cuello, mejilla, labios.
Me está mirando.
No decimos nada, pero lo sabemos todo. Todo lo que va a ocurrir.
Nos matamos con la mirada, pasión.
Me muerdo el labio, y al bajar la mirada su Bieberconda ya está despierta, y lista.
Me besa el cuello a lo cuál suspiro.
Pasa sus manos por mis mejillas, por mis pechos, y llega a mi braga.
Me mira, como pidiendo permiso, lo abrazo y lo beso y con eso, él lo entiende.
Baja mis bragas, sin hacer ruido.
Ahora que lo recuerdo, los días que llevo en coma, y los que llevo en el cama, ¡No estoy depilada!
Se me abren los ojos y cierro las piernas, el sube a la altura de mi cara, y me susurra.

- Tranquila, yo tampoco estoy depilado.

Siento mis mejillas arder, y vuelvo a abrir las piernas.

- Así me gusta.

Eso me calienta.
Vuelve a bajar, no hay preliminares, no hay nada, todo, directo.
Introduce su pene.
Dando una fuerte estocada.
Gime muy alto, demasiado.
Me tapo la boca, me doy la vuelta, por voluntad.
Y me pongo a cuatro, noto como pasa su mano por mis nalgas, y me da una nalgada.
Vuelve a estar dentro de mí.
Cierro los ojos y abro la boca.
Gimo, gime, gemimos.
Somos uno.
Entonces cuando va a correrse saca su pene.
Pero no lo dejo acabar, paso mi lengua por todo su pene, y poco a poco me lo introduzco, juego con la lengua y lo miro.
Se corre en cuestión de segundos.
Yo aún no me he corrido, así que él me mamsturba, introduciendo dos, tres dedos.
Al poco, yo también llego al orgasmo.
Nos tumbamos mirando al techo.
Gira su cabeza mirándome.

- Melody, te amo.
Quiero amarte lentamente, poco a poco y toda la vida.

Giro mi cabeza y lo miro.

- Te amo. - Le digo.

Y juntamos nuestros labios. Introduciendo la lengua en la boca del contrario.
Nuestras lenguas bailaban dentro de nuestras bocas, un baile que jamás tuvimos que aprender, pues nacimos con ese don. Y cuando encontramos la boca adecuada, lo sacamos a la luz. Unos grandes bailarines en bocas ajenas, pero que serán siempre nuestro verdadero hogar.

Él es mi hogar.