Milo:
Mi nombre es Milo y tengo 17 años estoy en un internado, según mis padres yo y mi hermano mayor Kardia somos maleducados, por lo que nos dejaron en un internado, he pasado los últimos 2 años solo pues mi hermano cumplió la mayoría de edad y dejó el internado, hay veces en las que me siento solo y que todo lo que hago no tiene sentido, esto comenzó cuando Kardia se marchó, él era mi cómplice en travesuras, mi compañero, confidente... Pero como siempre todo me es arrebatado de las manos.
Dejando eso de lado, el Internado hoy nos hará una prueba para ver que tan buenos somos con las materias, la verdad nada me gusta pero haré lo posible por pasarla.
Llegué al salón y noté que todos se encontraban en ese lugar, tomé asiento, desafortunadamente lejos de mi grupo de amigos, demonios, tendría que lidiar esta prueba solo; nos dieron la prueba y decidí concentrarme, me encontraba resolviendo unos ejercicios cuando una voz se escuchó a lo lejos.
-Ya terminé.
Todos los presentes voltearon y un niño se abrió paso entre las bancas, era de cabellos largos aguamarinas, tez pálida y ojos azules; me sorprende que tal persona acabase tan rápido una prueba.
-Es el chico del intercambio, viene de Francia. - susurró un chico a un costado mío.
«Vaya con que viene de Francia »
Cuando acabé la prueba salí y me dirigí a la siguiente clase.
Unas Clases después...
Me dirigía al patio, la hora del receso había comenzado y no tenía pensado hacer algo "productivo", caminaba sin rumbo por el patio central, cuando decidí sentarme a los pies del un árbol, estaba pensando en todo lo que me había pasado mientras poco a poco me sumía en la tristeza de mis pensamientos, en eso estaba cuando escucho una risa proveniente del árbol, me sobresalté un poco, mire a los costados y no había nadie, mi instinto me obligó a levantar la vista y me encontré con el mismo niño de aquella prueba. Se encontraba con un libro en las piernas y lo leía con gran entusiasmo.
-¿En serio te puedes reír con un libro? - pregunté con indiferencia.
-¿Ah?... S-sí, sólo si le tomas sentido a las palabras, cosa que hacen muy pocos - dijo con un tono que reflejaba timidez y frialdad al mismo tiempo.
-¿Cuál es tu nombre? - pregunté con curiosidad.
-Me llamo Camus... ¿Y tú? - dijo usando ese tono frío a la vez que pegaba un salto al piso.
-Milo - dije un poco serio.
-Es un gusto Milo - dijo mostrando una pequeña pero sincera sonrisa, se sentó a un lado mío.
-Igualmente.
- Bueno... ¿Y por qué estas aquí? - dijo tratando de cambiar el tema.
-Dime qué piensas que hice para terminar aquí - mencioné mientras levantaba una ceja.
-No podría, no te conozco lo suficiente - dijo resignado.
-Vamos... Inténtalo - Me interesaba escuchar su respuesta.
-Mmm... ¿Cometiste algo ilegal?
-¡No!...- dije mientras dejaba escapar una pequeña risa, ¿Tan malo me veía?- vamos intenta... ¿Qué supones tú que hice? - decía con una sonrisa.
Por primera vez en mucho tiempo disfrutaba el tener compañía, alguien con quien platicar. Sé que están los muchachos, pero algunas veces sus pláticas se tornan aburridas, pero lo ocurrido me dejó unas cuantas dudas ¿Cuánto tiempo pasé aislado de los demás?, ¿Me había vuelto frío y serio?, ¿Dónde había quedado mi otro yo?. Dejé esto de lado, por alguna extraña razón algo en mí quería seguir platicando con aquel pequeño que momentos atrás era un desconocido.
-Mmmm... ¿Un castigo?.
-¡Ja!, algo así, según mis padres yo y mi hermano mayor nos comportamos mal y por decisión de mi madre nos dejaron aquí.
-Ahh... ¿Entonces tienes un hermano?
Narración:
-Sí, pero hace dos años cumplió la mayoría de edad y se fue dejándome aquí solo. - mi voz de repente se escuchaba la triste y esto último pareció ser notado por Camus, el cual decidió darle ánimos a su nuevo amigo.
-Bueno no te preocupes, ya somos dos, yo llegué al internado en Francia por mis padres, ellos no tenían tiempo para mí y mi hermano así que la mejor opción fue irnos a dejar a un internado pero, hace un par de años mi hermano fue seleccionado de intercambio y me dejó. Pronto, me escogieron para un nuevo intercambio y aquí estoy.
Le sorprendió todo lo que pasó a su corta edad, le parecía similar a su caso y eso lo animó, ya que si un niño podía superarlo ¿por qué él no?, pero como todas las cosas, requiere tiempo y paciencia. Le dedicó una sonrisa melancolica y se puso de pie.
-De acuerdo Camus, ¿no quieres conocer el lugar? - dijo extendiendo su mano para ayudarlo.
-Claro - dijo aceptando la invitación de este al tomar su mano.
Se puso de pie y ambos notaron la diferencia de estatura que había ntre ellos, por un momento se cruzaron sus miradas y un incómodo silencio se apoderó de la situación, pero Milo habló dándole fin a este.
-Vamos - y ambos comenzaron a caminar.
Comence mostrándole los salones, el laboratorio, las oficinas, luego la cafetería y por último los jardines. Note que ambos disfrutábamos de nuestra compañía, el haber estado solo mucho tiempo si me afectó en varios aspectos. Pero el hablar con alguien agradable, el tener gustos en común, me da alegría de una manera única. Una vez terminado el recorrido Camus habló.
- Milo... ¿Ya deberíamos volver no crees?.
-Si tú lo dices...
Dimos media vuelta y empezamos a caminar de regreso, cuando llegamos era hora de separarnos, todo el resto del día me pase pensando en Camus ¿por qué?, no lo sé, pero al estar junto a él sentía una sensación rara será...
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Hola, hola aquí está el primer capítulo de esta historia, espero que les guste y no olviden votar y comentar.
Nos leemos después...
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|| Mi Pequeña Obsesión || Shotacon
FanfictionUn internado, un joven de 17 años con un tormentoso pasado, un niño de 12 años que está de intercambio y un enemigo peligroso. Un nuevo amor nacerá de una pequeña obsesión.