Narra Milo:
Ya era otro día, en el cual ya tenía algo planeado o bueno más bien en mente, este día vería a la persona que es dueña de mis suspiros y que siempre ronda en mi cabeza; en fin, no tenía tiempo que perder. Me apresure e hice mi rutina lo más rápido posible, como pude me acerque al escritorio, tomé un pedazo de papel y anoté lo siguiente:
"Te veo a las 8 p.m en el patio junto a las jardineras..."
Tomé aquel trozo de papel y salí disparado del cuarto, corrí por el pasillo despejado bajé las escaleras y me escabullí hasta llegar al frente de cierta habitación, deslice aquel trozo por el pequeño espacio debajo de la puerta, tan pronto entró salí de ahí, mi misión por el momento estaba lista.
Las manecillas avanzaban al igual que las clases y mis ganas porque esta tortura llamada tiempo terminase y pudiera salir de ahí y poder olvidarme de todo. Pero tenía que ser paciente aunque los nervios me carcomiesen por dentro. Traté de tranquilizarme pero me era imposible por más que quisiera mi mirada iba a parar hacia el reloj...
Narra Camus:
Desperté ante un nuevo día, me levanté y realize mis actividades como siempre, cuando estaba a punto de salir me tope con un pequeño trozo de papel al pie de mi puerta, me agache lo tomé y leí su contenido, al principio me desconcertó un poco, luego supe de quien se trataba, no lo pude evitar y una pequeña sonrisa logró escapar de mí . Sólo alcancé a salir e irme hacia mi clase, la verdad ya ansiaba que terminaran las clases.
Horas después...
Me encontraba saliendo de la última clase, ya estaba en mi cuarto y decidí cambiarme, me puse mi pijama y revise por última vez el reloj, vi que faltaban 15 minutos para las 8:00 me levanté de golpe, pero no había pensado en algo ¿cómo iba a salir?, como pude salí sigilosamente y me escabullí, faltaba poco cuando me tope con la persona que menos quería ver, no podía creerlo.
-¿A dónde te diriges, Camus? - levanté mi mirada topandome con su rostro, su cabello despeinado, y su ropa desacomodada y al parecer las heridas aún no curaban del todo.
-Salí a tomar aire... - dije bajando la mirada, su rostro no me inspiraba confianza y lo detestaba.
-¿Esperas a alguien?
Negué con mi cabeza, quería que esta conversación terminará de una vez por todas.
-Sólo espero, que no esté tu amigo.
Ya era suficiente, asentí y seguí avanzando. Por dentro deseaba que se marchara, pero se quedó ahí, simplemente observando como me alejaba, logré caminar lejos de su vista llegando al mencionado lugar, recorría el lugar con la mirada esperando encontrar a Milo, pero era difícil con la ausencia de luz. Finalmente sentí unos brazos rodeandome por la cintura y seguido de esto Milo apareciendo.
-Que bueno que llegaste - dijo mientras me soltaba.
-Sí, precisamente ¿por qué me citaste? - dije mientras me giraba y lo miraba por primera vez en el día.
-Ah, ¿ahora esto ya es una cita? - dijo mientras alzaba una ceja.
-No... Bueno, todo depende de ti, ya que tú me enviaste el mensaje.
-Cierto, pero la verdad ya quería verte.
-¿Eso es verdad? - dije un tanto curioso.
-Sí, es verdad que estoy totalmente perdido por ti.
-La mayoría de personas prefieren decirle "enamorado". Y cabe decir que al parecer yo siento lo mismo - a este punto yo ya no lograba ocultar lo que a ojos de los demás era obvio.
Noté, que al parecer le sorprendió un poco el escuchar eso, ví que se acercaba lentamente al estar frente a mi, se agachó hasta estar a mi altura, acarició suavemente mi mejilla, su mirada reflejaba el sentimiento más puro que he visto, y finalmente unió sus labios con los míos, enrolle mis brazos en su cuello acercandolo más a mi, podía sentir su lengua recorriendo mi boca, me costaba un poco seguirlo pero sólo me deje llevar, sus manos bajaron a mi cintura presionandola un poco eso causó que dejara escapar un jadeo, Milo no dudo en repetirlo; poco a poco el aire hacía falta, nos separamos y nuestras respiraciones se encontraban agitadas, conectamos miradas y note el deseo que emanaba, pero sabía que si esto seguía ya no habría marcha atrás.
Narración Normal:
Milo, tomó sus piernas y lo llevó a una banca cercana y lo depositó con sumo cuidado, seguido de esto Milo se deshizo de la sudadera que para ese momento ya comenzaba a ser molesta. Comenzó besando sus labios ferozmente, se separó y fue bajando los besos al cuello del pequeño que para ese momento sólo podía dar jadeos y uno que otro gemido reprimido, Milo por su parte disfrutaba de aquella escena mientras seguía con su labor mordía de vez en cuando ese cuello tan delicado, pasaba su lengua y de vez en cuando succionaba, él sabía que eso dejaría marca, pero así ya lo definía como suyo y no permitiría que algún idiota le hiciese daño, Camus por su parte comenzaba a retorcerce de placer y cada vez sus gemidos aumentaban el volumen.
De pronto escucharon pasos, ambos sabían que tenían que regresar, rápidamente se alzaron y Milo sólo alcanzó a darle su sudadera y susurrarle.
Narra Camus:
-Te veo mañana a esta misma hora, yo te voy a buscar - acto seguido depositó un fugaz beso en mis labios y se esfumó.
Asentí, y me alejé lo más que pude, al llegar a mi habitación no pude dejar de pensar en lo anterior, me di cuenta que aún tenía su sudadera en mis brazos, la acerqué a mi y la abrace con todas mis fuerzas, me dirigí a mi cama y me quede profundamente dormido. Sin duda sabía que mañana terminaríamos lo que hoy empezamos.
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Algo se acerca...
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|| Mi Pequeña Obsesión || Shotacon
FanfictionUn internado, un joven de 17 años con un tormentoso pasado, un niño de 12 años que está de intercambio y un enemigo peligroso. Un nuevo amor nacerá de una pequeña obsesión.