Capitulo Once

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 Harley  

Mordió su labio inferior una vez más por los nervios, por el miedo a ser encontrada. Como si el mismo piso fuera de una delicada y quebradiza porcelana sus pies iban en cuclillas para evitar hacer el menor sonido posible. De un momento a otro un pequeño ruido fue captado por sus oídos haciendo que su corazón palpitara a un ritmo hacelerado, y provocando que sus ojos se abrieran aún más. Decidió seguir pensando en lo que su hermana sería capaz de hacer en esa situación. Y dando unos últimos pasos rápidos, toco la puerta de madera. La puerta a la libertad como ella le había dicho. Mirando unos segundos el picaporte dorado, decidió que era el momento. Lo tomo entre sus manos girandolo, y al hacer "click" observó aun mas oscuridad que la que había en la mansión. Estaba a unos pasos de ser libre. Decidida piso fuera de aquel despreciable lugar, pero cuando lo hizo un dolor inmenso la hizo caer al piso. Un dolor agudo que recorrió por todo su cuerpo sin excepción de ningúna extremidad haciendo que golpeara su cabeza al caer. Su mente casi se la llevo al borde de la oscuridad, pero un olor inusual hizo que su mente de pronto despertara. Un olor que ella conocía muy bien, el olor al té de manzanilla. El té que Aluxia le preparaba cuando era más joven. Por primera vez en su vida, ese olor no era de su agrado. Ya que quién lo tomaba era ni más ni menos que su captor o el "monstruo", como ella le decía. Pero más común mente conocido como Golux.

Él estaba sentado en unos de sus muchos sillones y por más que ella odiara ese lugar no podía negar que el tenía un gusto exquisito en ese tipo de cosas. Sillones con estampados florales, pinturas hermosas por todos lados, pisos de madera barnizada. Era todo un castillo custodiado por un horrible monstruo.

Golux la miraba fríamente al igual que lo hacía diariamente mientras tomaba su tasa de té.

Harley se dió cuenta de que se encontraba frente a él, solo que ella descansaba en un sillón más pequeño que el de Golux. Señaló una taza idéntica a la de él. Descansaba en la pequeña mesa de vidrio. Sin pudor alguno, Harley, la tomo en sus manos. Después de limpiar la casa estaba sedienta. No se le daban muchos lujos. Aún llevaba el vestido el vestido que le había dado para ocultar los moretones frente Aluxia hacía días.

La joven se sorprendió de no llevara su uniforme azul. Solo estaba usando unos simples pantalones militares y una camiseta blanca.

– ¿Que crees que hacías, Lessta*? Irse en medio de la noche y sin despedirte, solo muestra tus pocos modales – dijo sarcástico dejando su tasa de te en la mesa.

Ante el insulto ella se quedó callada, sin poder decir nada. See simple acto provocó la ira de Golux. Con fuerza y rapidez tomo sus muñecas. El miedo de Harley solo hizo que soltara su taza. Desparramado el líquido por todo el piso. Eso solo provocó un desagrado aún mayor de Harley a él. Con valentía le arañeo los antebrazos.

– No me toques, jodido monstruo – exclamo Harley, impresionando.

– Deberías ser más devota a mi. Te salve de morir mirando una pared mientras te disparaban a la cabeza. Soy tu salvador, tu héroe. Tienes un techo sobre tu cabeza, te dan de comer cuando lo necesites y puedes ver las más hermosas obras que quedan en el mundo. Y claro, también me tienes a mi.

Ante sus asquerosos palabras la joven no pudo más que tener pena por aquella podrida alma. Pero la ira y el odio la cegaron haciéndola perder todo el juicio.

– Esa es la peor broma que he escuchado en mis 16

años de vida. No eres mi salvador, porque si no puedes verlo soy tu esclava. Y solo tengo dos opciones; callarme y seguir órdenes o morir frente a una pared y con un arma tras mi cabeza. Tu... – trato de seguir diciendo antes de ser abruptamente detenida por la voz de su captor.

El secreto de los guardianesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora