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❄Especial de Navidad: ¿Qué hago con los regalos? (1/2)❄

Especial de Navidad en la familia Asahina: 

¡¿Qué hago con los regalos?!

(Tomen palomitas y algo de tomar, porque será algo largo este especial<3).

24 de Diciembre, Tokyo, 7:35 a.m.

¿Qué debía hacer? Tan sólo llevaba un par de semanas al lado de los Asahina y sus gustos para ella seguían siendo un misterio, sólo sabía qué regalarle a Fuuto, Ema y Louis, no era difícil saber lo que deseaban. Quizás a Fuuto le daría una rizadora de cabello, porque el cuento de que su cabello era así naturalmente era más falso que el anuncio en internet de alarga tu pene veinte centímetros. 

Ema era una chica como ella, era más sencillo, un vestido o un par de zapatos serían suficiente y, para Louis, según Fuuto era un estilista, así que tal vez un gran set de artículos para cabello último modelo sería suficiente. Pero, ¿Para el resto? Necesitaba consultarlo con Fuuto.

— ¿Por qué tienes la necesidad de comprar algo para todos?—pregunto el castaño, mirando su instragram desde su cama. 

Juuria yacía en la silla de su escritorio con las piernas cruzadas, suspiro. 

—Ya sé, pero, llegar de repente y robar el espacio personal de tus hermanos me pone un poco nerviosa, podría comprarlos con regalos—sonrió, apática con sus palabras. 

Fuuto resopló, y despegando la mirada de su teléfono, la miro. 

—Comprarás sólo su interés. 

— ¿Eso no es suficiente?—el castaño rodó los ojos—No quiero agradarles por la fuerza ni nada por el estilo, sólo quiero sentirme cómoda conmigo misma. 

Fuuto le miro fijamente, sabía que a Juuria poco le importaba agradarle a sus hermanos, pero era algo típico en ella comprar a la gente para no sentirse tan incómoda en su presencia, sabría que hizo algo por ellos, y que les guste o no, eso ya no era su problema. Un poco de peso fuera era lo que buscaba. 

Finalmente, bufó, y poniéndose de pie, tomo su chaqueta y una bufanda, Juuria lo miraba en silencio, cada una de sus acciones decían que lo había convencido, y eso era suficiente. 

—Entonces, vamos, que sino para medio día las tiendas estarán a más no llenar.

Mientras miraban por las tranquilas calles del centro de la ciudad, Juuria miraba una lista con los nombres de cada hermano y junto su edad, ya saben, no quería confundir un regalo que bien fuera para un adolescente y para un adulto sería un tanto extraño. Aunque Fuuto menciono que para Tsubaki lo mejor sería comprarle una cinta canela, por lo que escucho, el albino tenía mala fama de hablador compulsivo.

Si era así, lo pensaría seriamente. 

La mitad de la mañana se les fue entre bromas malas sobre si podrían regalarle tal cosa a tal hermano, como a Masaomi, no lo conocía del todo, pero por la edad Fuuto llegó a decir que le comprará unos gramos de viagra, ni siquiera sabía que era eso pero se rió para parecer que lo hacía. 

No obstante, aún quedaban regalos por comprar, cinco mínimo, y al buscarlos, sorpresivamente se encontraron con una grata —para Juuria— y a la vez, desagradable —para Fuuto— sorpresa. 

Rápidamente, Juuria jaló al castaño escondiéndose tras un gran anuncio de papas fritas con queso gratinado, la chica miraba con estrellas en su mirada a la pareja de hermanos que se encontraban a pocos metros, Fuuto sólo bufaba con molestia, Ema y Natsume bebían café mientras merodeaban por el centro, con una atmósfera a su alrededor un tanto agradable.