11vo capítulo.

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A unos segundos siento como toca la puerta para que me despierte. Es muy idiota o practica? -pensé-. Solo pude largar una carcajada y luego lo vi entrar muy serio al escuchar mi risa, no fue una broma como lo creí. Después de eso Marco me comentó que ya deberíamos volver pero no me dijo por qué pero tampoco era importante y esa creo que fue la mejor noticia que podría haber tenido. La vuelta fue igual que la ida, yo sola en su jet con alguien que me esperaba para escoltarme hasta mi casa, todo esto me dio de pensar cuan poderoso era Marco.

Al otro día concurrí nuevamente a mi trabajo como si nada hubiese pasado, pero Marco no apareció, ni siquiera un mensaje o una llamada, nada. Ya estaba reviviendo de nuevo la misma historia de hace un tiempo. Pero a diferencia de que a Marco debía verlo todos los días en el trabajo, pero se ausento uno, dos, tres, cuatro días y así hasta que pasaron más de 2 semanas. Qué había pasado con Marco? Lo llamé varias veces y no obtenía respuesta, los primeros días pensé que era un juego de él para hacerse el importante, aunque todos los días llamaba a su celular por las dudas y mi intento por comunicarme fracasaba, pero después de la primer semana solo podía pensar en lo peor porque nadie tan importante desaparece así sin dejar rastro.

Un día sentí como tocaban mi puerta, fui rápido pensado que era Marco para darme una sorpresa pero cuando abrí no había nadie, solo una carta en el suelo que tenía escrito mi nombre y mi dirección. Seguía pensando que era Marco porque nadie sabía que vivo acá más que él y Mia hasta que lo abrí, cuando saqué la carta del sobre algo cayó al suelo haciendo un ruido de metal al entrar en contacto con el piso, me agaché a recogerlo y vi que era una bala, me estremecí y quedé totalmente petrificada por un momento porque sabía lo que eso significaba, no me animaba a leer la carta estaba totalmente horrorizada pero al cabo de 5 minutos dando vueltas por el departamento me armé de valor y la abrí.

Jeniffer, espero que sepas cuidarte bien solita porque tu cabeza tiene un precio muy elevado y dentro de poco tendrás mucha gente detrás de ti para hacerte sufrir como la maldita perra y zorra que eres. Pagarás por lo que hiciste.

Acababan de darme una amenaza, estaba absolutamente aterrorizada por lo que podía llegar a pasarme, no quería salir a la calle porque iba a ser un blanco fácil, no podría marcharme porque donde quiera que fuera me seguirían ya estaba acorralada en mi departamento, sin nadie en quien pueda refugiarme de esto, no quería que le pase algo malo a nadie más, así que solo me quedé ahí en mi casa.

Sentí como golpeaban la puerta y me metí rápido en el armario, sentía como se acercaba a mí, cada uno de sus pasos y en ese momento la desesperación se apoderó de mi cuerpo, no podía hacer otra cosa más que temblar de miedo y nervios, este gran hombre vestido de negro dio una vuelta por el departamento luego solo cerró la puerta y se fue, me pareció raro que no me haya buscado demasiado pero no le di mucha importancia y después de unos minutos decidí salir del armario ya estaba segura de que el lugar estaba vacío pero me equivoqué y no fue así, un gran hombre me atacó por la espalda, me rodeó con sus grandes brazos e impidió todo tipo de movimiento mío para que yo pueda liberarme, ya había asumido que ese era mi fin entonces dejé de gastar fuerzas por luchar. Al verme vulnerable aprovechó para ponerme un pañuelo húmedo con un líquido de olor extraño en la nariz y boca, que al cabo de unos segundos había producido que caiga inconsciente.

Desperté en una habitación pequeña, oscura y fría, yo solo estaba sentada en uno de los rincones del pequeño lugar y podía ver que no había nadie más ahí, ya estaba cada vez más cerca de mi final. Sentía ruidos extraños afuera, parecía un gran tiroteo y eso hizo que mi ritmo cardíaco se acelerara más de lo habitual, no saber que me pasaría me volvía loca y en lo único en lo que podía pensar era que yo sería la siguiente.

El Jefe +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora