En Beacon Hills el alguacil Derek Hale, quien a tomado el lugar del jubilado alguacil Stilinski, está haciendo su trabajo lo mejor que puede, siguiendo paso a paso todo lo que le habían enseñado, pero había algo que a pesar de toda la paciencia conseguida y todo lo mejor de su trabajo, algo lo sacaba de quicio y eso tenía nombre y apellido STILES STILINSKI. Ese niño siempre estaba detrás del peligro, sin importar en meterse en problemas o fastidiando la reputación sería y prolija que su padre tenía, no, en cada lugar que sucedía algo siempre Stiles y su grupo estaban ahí. Siempre lo estaba fastidiando por completo, haciéndole burla de aquello que cometían, eran unos pequeños delincuentes.
Pero ese día no pasó lo mismo, había logrando interceptar a la "Manada" en un boliche, logrando agarrar al más torpe de todos, Stiles quien había salido al último, con pasos torpes y mientras corría no se dio cuenta que Derek, un poco más ágil que el, lo logró agarrar de la remera, ahora lo llevaría a la comisaría y lo dejaría dentro hasta que su cuerpo se pudriera o por lo menos veinticuatro horas que era lo correspondido.
— ¡Déjame sacó de pulgas!—gritó Stiles—¿Acaso no sabes de quién soy hijo?
Parecía tener un poco de bebida en su organismo, ya que hablaba torpe y alzaba un poco la voz mientras hacia un espectáculo, lo arrastró hasta la parte trasera del automóvil y lo tiró en la parte trasera para después cerrar la puerta e ir al lugar del conductor con una sonrisa divertida por haber logrado su cometido, había atrapado a ese chico, y eso le divertía mucho.
— Cuando mi padre sepa de esto, tu chico Hale, estarás frito.
— ¿De que? He atrapado a uno de los delincuentes, tu padre prefiere eso a que dejarte libre cometiendo tus delincuencias.
Cuando llegaron ha la comisaría, comenzó a tararear una canción feliz sabiendo que le esperaba en todo el día, nadie iba a poder deshacerse de tener el privilegio de dejar a ese niño libre, quería dejarlo sufrir un poco, que muriera de miedo cuando estuviera en los calabozos y así llorar de miedo rogando, prometiendo que no lo volvería a hacer. Abrió la puerta agarrando de la remera al chico para empujarlo hacia afuera sintiendo como Stiles golpeaba con el y las manos de chicos se entrelazado en su cuerpo quedando un poco de shock a lo que había sucedido, pero no duró tanto, el chico se alejó pero cuando pensó que nada peor puede suceder sintió algo engancharse en su muñeca y después como Stiles se lo colocaba en el suyo.
— Ahora no podrás meterme a ese calabozo ¿Crees que no lo sabía?—dijo Stiles entre risa— soy el hijo del alguacil Stilinski, el que te enseño a ti y de quién aprendí yo.
Comenzó a buscar la llave con su mano desocupada, pero no había rastro de ello, no había rastro de la llave en ninguna parte de su uniforme. Arrastró al chico hasta dentro de la comisaría para buscar en algunos de los cajones dentro del lugar alguna copia, pero no había nada y se acordaba que la llave la había dejado ahí.
— ¿Tú no viste dónde dejé la llave?
— ¿Yo? Nop —dijo el niño riendo— tú eres el alguacil.
— ¡Stiles!—dijo molesto— te odio.
Lo arrastró hasta donde estaba el teléfono fijo para llamar al alguacil Stilinski, iba a tener que despertarlo por obligación para que viniera a sacarlo de aquel aprieto, porque los demás compañeros no volverían de su recorrido nocturno, llevó el teléfono a su hombro y marcó el número que se sabía de memoria. Al segundo timbre le respondieron.
— ¿Hola?
— Alguacil Stilinski...
Pero Stiles le había sorprendido agarrando el celular para volverlo a colgar, Derek mirándole molesto lo sentó de nuevo en la silla para agarrar de nuevo el celular.
— ¡No Derek!
El chico de lunares volvió a tirarse sobre el teléfono, pero esta vez no midió su fuerza y Derek se sorprendió cuando el chico cayó sobre el, sin esperar un segundo se sentó viendo como el chico estaba cerca, su cuerpo arriba del suyo y podía verlo bien nervioso.
— Lo siento alguacil.
— Eres torpe Stiles ¡Torpe!—dijo molesto Derek— ahora salte de encima mío.
— ¿Por qué? Bien que te gusta pulgoso— respondió de la misma manera.
— Estas borracho, ahora levantate niño.
Trató de sacar al chico, pero Stiles hacia fuerza para quedarse donde estaba como un niño caprichoso.
— ¿Acaso no te gusto?
Le miró sorprendido, en los ojos del chico podía ver el alcohol dentro de su organismo, pero no podía dejar de estar en sorprendido por aquellas palabras.
— ¿Qué?
— Lidya me dijo que estaba haciendo mal para llamar tu atención, tenía que hacerlo bien—susurró Stiles— pero eres ciego, bien ciego y no veías, desde que entraste a trabajar aquí yo te miraba mucho, pero me veías como el hijo del alguacil Stilinski.
Vio como el chico de lunares bajó la mirada y sacó de su bolsillo del pantalón la llave que decía no tener, se lo estiró y Derek lo recibió.
— Por favor saca esto y llévame a un calabozo para no tener que tener esta vergüenza que estoy sintiendo.
Derek lo hizo, se separó del chico y se levantó, viendo como Stiles también se paraba y caminaba hasta donde los calabozos sin ser ordenado.
— Stiles— le llamó.
Vio como éste se daba vuelta pero sin levantar la mirada.
— Ve a tu casa y no lo vuelvas a hacer ¿Entendido?
El chico alzó la mirada y sonrió para asentir y después correr fuera de la comisaría, cuando Derek no lo vio más sonrió. Stiles tenía razón, siempre lo miró como el hijo pequeño del alguacil Stilinski pero ahora ya no lo era, ni un poco.