Un día en casa de mi mejor amigo navegaba por Facebook acostada en su cama mientras el veía un partido de fútbol.
—cambia el canal, no me gusta eso— dije levantando la vista del teléfono móvil un momento.
—Ni siquiera estas prestando atención— replicó. Pero finalmente cambió el canal a un documental de la vida salvaje.
—¿Qué lees?— me cuestionó.
—Encontré un artículo sobre el orgasmo femenino. ¿sabías que una mujer puede tener hasta cinco tipos diferentes de orgasmos?
—no, no tenía idea. ¿cuántos has experimentado tú?
—Jamás he tenido uno— dije y bajé la mirada. A pesar de ser una persona con una vida sexual activa desde hacía ya un par de años la verdad jamás había tenido un orgasmo.
—Debes estar bromeando— dijo él con una expresión de sorpresa y desconfianza en su rostro.
—De verdad, no sé cómo se siente uno.
—¿Te gustaría descubrirlo?
Se acercó a mí y me besó, me recostó sobre la cama y quedó sobre mí. Sus labios y su lengua sabían ya la forma correcta de tratar a una mujer y mientras me besaba comenzó a deshacerse de mi ropa, cuando me tuvo en ropa interior se quitó la suya y finalmente quedamos solo piel contra piel. Sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo desnudo y sus labios bajaban por mi abdomen entre pequeñas lamidas y mordidas. Besó mis piernas y continuó con las caricias, cuándo notó que mi ser gritaba por más de él, bajó mis bragas totalmente mojadas y hundió su cara en mi sexo, lamía, besaba y succionaba con ritmo casi impecable, me atrevería a decir que había practicado. Me dejó ver que escucharme gemir y respirar por él lo volvía loco. Cuándo estuve tan mojada como a él le apetecía se incorporó frente a mí y me dejó ver su miembro totalmente erecto. Abrió mis piernas con suavidad y finalmente entró. Un suspiró de placer escapó de mis labios y a él le encantó. El movimiento de sus caderas entre mis piernas sigue en mi mente, lo hacía lento pero rudo, desde encima de su hombro podía ver su espalda en perfecta forma y sus pompas que me encantan, la embestidas subieron pronto de intensidad hasta que me hizo gritar su nombre, me tomo por la cintura y pegó mi cuerpo al suyo, podía sentir su sudor por todas partes y se veía tan sexy. Me guió hasta tenerme ahora sobre él, su mirada quedaba en mi espalda y yo podía ver sus piernas mientras por detrás aparecían sus manos a acariciar mi abdomen y piernas, puso sus manos en mis caderas y comenzó a guiar mis movimientos de manera lenta, continuamos un rato así hasta que lo sentí. Una especie de cosquilleo extraño dentro y fuera de mí. Él lo notó porque mis gemidos eran más agitados y fuertes, me tomó con más fuerza y siguió siendo mi guía hasta que lo alcancé, me hizo tocar el cielo con la punta de los dedos en su habitación. Grite su nombre una vez más y un largo suspiro salió de mí acompañado de un par de lágrimas causadas por un orgasmo tan intenso. Sonrió y me siguió besando.
ESTÁS LEYENDO
Letras Sueltas
Random¿Qué hay dentro de la cabeza de una chica de 18 años? Con la esperanza de poder vivir de letras, vomito mis sueños y ocurrencias en éste rincón.