"No pienso hablarle. ¿Por qué iba a hacerlo? "
Rachel había decidido salir a relajarse y meditar a la azotea.
No estaba de humor para hablar con nadie, ni para pensar con claridad. Damian había sido un idiota completo. Punto.De repente oye unos pasos tras ella. Pasos sigilosos, como si no quisieran ser escuchados.
Decide no hacer ningún gesto de alarma y fingir que está concentrada en su meditación.-¿Qué quieres, Damian? - pregunta.
Sus pasos se detienen y ella sabe que se ha sorprendido.
No le responde nada. Se limita a sentarse junto a ella.
Rachel abre los ojos y pone una postura normal. No puede evitar fruncir un poco el ceño para mirarlo.
-Lo siento - oye de pronto.
Lo mira sorprendida.
-Vaya.
-¿Vaya? - la mira levantando una ceja.
-Sí -murmura.
-Lo siento, fue... mi culpa... Tú solo querías ayudarme...
"Vaya, parece sincero... "-sonríe por dentro.
-Yo... también lo siento. Me puse en peligro, lo siento... - se calma.
-Es cierto - suelta una risa - casi te matan.
-Y a tí - le recuerda un tanto molesta.
Suelta una risa que la confunde.
-¿Que hubieras hecho si no te hubiera salvado? ¿Morirte? -interrumpe su risa.
Él gira la cabeza y la mira intenso.
-Lo hubiera preferido. Si tu hubieras muerto, yo... -aparta la cabeza con brusquedad - nunca me lo hubiera perdonado... -susurra triste.
Rachel abre mucho los ojos. Nunca había imaginado que el chico rico fuese así. Una persona...
La chica se muerde el labio para callarse y aparta también la cabeza, sonrojada.
Después de la extraña conversación con Rachel en la azotea, te sientes extraño.
Un extraño remolino de sensaciones nada agradables te invaden a cada minuto.
Sobre todo al verla ahí luchando contra Grafield, mientras este le coquetea.
"¿Son celos...? "- te preguntas furioso pegándole otro puñetazo a Donna, que va perdiendo.
"¿Qué diablos me está pasando...? "