001

14 1 0
                                    


"Cuando te conocí, solo era una bebé"

2 de Enero de 1996
4 meses


Rebeka la dulce niña crecía a medida que el tiempo hacía maravillas con ella, vivían ahora en Londres, en una hermosa casa, a diferencia de otras niñas, se le podía notar la belleza en sus ojos y su intensa mirada. Rosa la había adoptado cuando ella tuvo apenas dos días de nacida, fue un laberinto, ella había nacido prematura, por lo tanto el primer mes Rosa tuvo que vigilarla las 24 horas del día, nisiquiera habia dormido. Literalmente.

Después de que cumpliera sus meses completos tuvo la psibilidad de que dejará a la niña a manos de su hermana, y dormir al menos 3 horas. Con el paso del tiempo se acostumbro al horario y se portaba como una verdadera madre, tenía todo muy bien planeado, nada se le escaba. 


Pero había algo en la oscuridad, algo que Rosa sentía que siempre la vigilaba como si algo o mejor dicho alguien la vigilará, de día y noche sentía esos ojos atormentandola. 

No fue hasta ese día maldito que Rosa caminaba por medio del bosque cuando derrepente cayó por una rama, su ropa se le mancho de sangre, un hueso de un animal le habia atravesado el pecho, rompiendo unas costillas a su paso.

~ ¡AYUDA! ¡ZOCORRO! ¡AYUDADME!~ gritaba ella pero a medida que lo hacía perdia fuerzas, no podiía pensar en otra cosa más que su pequeña hija de 4 meses.


~Un placer madame, mi nombre es David Lemire, ¿que hacía una mujer tan bonita como usted, en un lugar como este?~ el señor de ojos marrones brillantes sonreía, pero no en una agradable, sino en una en la que su víctima se encontraba a su merced.


~Ayude..me, po..favor, ayude..me~ con sus últimas energías Rosa hablo~ Tengo a mi...hija, y...ella esta... allá, solo...tiene 4 me-meses.


~ ¿Quieres recuperarte Rosa?.


~ Sí, por-favor.


~ Bien, hagámos un trato querida Rosa~ la sangre de señora seguía brotando, en pocos minutos estaría muerta y eso ella y él lo sabía. Lo único que atino es a asentir.~ Tienes que decir sí, pero cuando lo hagas te diré mis condiciones. ¿Aceptas? 


~S...í, sí.


~ ¡GRITA QUE SÍ, GRITALO! ¡GRITA ROSA! ¡DÍ QUE SÍ QUIERES! ¡HAZLO!~


~ ¡SÍ!~ Es lo único que dijo antes de sentir sangre en su boca, al principio no sabia que pasaba, trataba de soltarse pero no podía, luego de unos segundos su visión observo todo detenidamente, él señor de acento raro le estaba dando de su sangre. 


~ Con eso es suficiente, con esto hemos cerrado nuestro pacto.~ la solto bruscamente a uno de los árboles , mientras él subia a uno de los árboles a esconderse, cuando Rosa alzó sus ojos para encontrarlos, lo vio, pero esta vez no era marrones brillosos, sino negros como un alma vacía. Rosa no sabía cuando le habían quitado el hueso de animal de su vientre o mejor dicho como la herida se le cerro tan rápido, era imposible.


~ ¿Quién eres?~ ella se pego mucho más al árbol, sentía como su mente le decía ¡huye! y su cuerpo soloamente se dejaba controlar por el miedo.~ ¡¿Quié eres!?


~ Calma querida, dudo mucho que hasta ahora no sepas quien soy.



~ No me mates, por favor, no lo hagas~ suplicaba, su cuerpo se desvaneció y cayo de boca a la tierra, de pronto unos zapatos bien lustrados se le aparecieron frente a sus ojos. 


~ ¿Qué te hace pensar que yo te salvaría para luego matarte? ¿No es ilogico? No soy tan estúpido, querida Rosa, yo lo tengo todo calculado. Todo.~ Rosa no podía alzar la mirada, tenía miedo de verle a la cara, no quería eso.~ ¿Te acuerdas del pacto Rosa?~ ella solo asintió~ Bien, dame a tu hija.~ Ros alzó la mirada, ¿Mi hija?, se pregunto ella internamente, pero no lo iba a preguntar sabia que era verdad por el tan seco en que lo dijo.


~ No lo haré. Nunca.~ Lemiere la alzó del cuello hasta que sus pies ya no sentia el suelo, y la respiración le empezaba a faltar. Sentía la peor imagen del mundo, el señor Lemiere sus ojos erancompletamente negros con venas a cada lado de sus ojos.


~ Creo que aún no entiendes de que se trata esto, un pacto es un pacto. Y tú aceptaste. O si quieres te hablo mucho más claro, si tú intentas algo en contra de mi esto es lo que te pasará~ De repente su sangre empezó a hervir dentro de ella, Rosa empezó a gritar y tembrar hasta que su sangre volvió a la normalidad~ Si no eres tú, entonces seré yo personalmente e iré donde tu hija y la mataré frente a ti. Eso es lo que te ganas por no saber con quien haces el trato.

Recuperando la respiración hablo~ ¿Qué eres? ¿El diablo?


~ No, soy un vampiro. 


Reflejos de deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora