Capítulo 5

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Estaba decidida a animarla, esa buena mujer no se merecía nada de lo que le había pasado.
Alba Yerres, el nombre de aquella espeluznante persona que le había causado tanto daño a la familia de mi querida Daisy. A su familia y tal vez a mí, ¿De qué otra manera se podría explicar sino el haberla visto dentro de mi “sueño”?
Porque estaba segura de que todo aquello no había sido más que un recuerdo del momento previo a mi desaparición y de mi llegada al callejón tenebroso.
Esa mujer estaba dispuesta a hacer el mal incluso en las personas más
allegadas a ella, incluso en las personas que le brindaron un hogar y el sentimiento de una cálida familia. No tenía escrúpulos, ¿Qué le impediría hacerle daño a una total desconocida como yo?

Por eso, cuando la vi en mi reciente recuerdo, no me sorprendió en lo absoluto el hecho de que estuviera apuntándome con un cuchillo.
Fue hace una hora, aún estaba aferrada a Daisy en un silencioso abrazo y la calma estaba entre nosotras, justo después de su desahogo. Allí fue cuando se
me presentó un recuerdo, una pequeña reminiscencia en la cual Alba era la protagonista.

¿O tal vez estoy exagerando? Pensando en que fuera ella ni siquiera pudiendo recordar mi propio nombre.

Para animar un poco a Daisy se me ocurrió preparar una comida, para que se despejara de todo lo vivido, de todo lo que había sucedido hace un instante.
Pero digamos que la cocina no es mi fuerte en lo absoluto. Todo terminó hecho un desastre; harina por todas partes y restos de cáscaras de huevo esparcidas por toda la mesada. Si hubiese quedado alguna cacerola limpia, hubiera sido prácticamente un milagro. Ni hablar de mi aspecto, totalmente embadurnada
por especias y líquidos viscosos.
Cuando Daisy entró a la cocina se quedó petrificada. Enseguida me arrodillé ante sus pies mientras le pedía perdón sin cesar. Me había salido todo al revés; quería animarla y todo terminó hecho un desastre.

Cuando pensé que se enojaría largó su típica y sonora carcajada. ¿No estaba
molesta?
Me tendió una mano para levantarme y, mientras se secaba una lágrima, me dijo que yo era todo un personaje. Luego, sin más preámbulo, tomó su delantal rojo a rayas y se lo colocó en silencio.

-Preparemos el almuerzo juntas.- Me dijo mientras me regalaba una tierna
sonrisa, y yo obviamente acepté.

A los pocos minutos estábamos disfrutando de una deliciosa tarta de verduras que había preparado Daisy, supuestamente “con mi ayuda”, como había mencionado ella. Esa comida caliente nos pareció de maravilla, debido que afuera hacía un frío descomunal. Cuando acabamos de comer, recogí la mesa y nos dispusimos a limpiar el desastre que había dejado en la cocina.

A pesar de que habíamos pasado un momento increíble y ella ya parecía mejor predispuesta, yo no podía dejar de pensar en aquel recuerdo en el que Alba me apuñalaba en mi costado izquierdo. Mientras secaba la vajilla cerré los ojos y dejé escapar un sonoro suspiro. Intenté recordar algo más, por más insignificante que me pareciera en ese momento, me podría ser de gran ayuda posteriormente, cuando al fin haya unido algunos cables. Pero nada, los recuerdos no escapaban por ningún motivo.

-¿Qué ocurre, niña?- Me preguntó Daisy de reojo, sin dejar de fregar un platos.

-Daisy, disculpe la intromisión pero, ¿Cómo era físicamente Alba?- Dejé
escapar de mis labios cual suave suspiro.

A pesar de que la había visto
brevemente en la foto de la televisión, quería estar segura al cien porciento,
sacar datos de su retrato cuando era joven.
Ella me pasó el plato y siguió fregando una fuente, se mantuvo callada por
algunos minutos y luego volvió a hablar.

-Me extraña tu repentina pregunta, querida, pero te contaré con lujo de detalles si eso aclara tu mente.- Sonrió. –Ella era de tez blanca, eso ya te lo había contado. Tenía el cabello negro azabache y sus ojos eran de color grises.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2020 ⏰

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