ESCASOS SUSURROS

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Podría decir que este fue un día bueno, al menos una parte. 

En la mañana vencí a Garfield en los entrenamientos (como siempre). Tuve una extraña "charla de chicas" sobre Grayson por parte de Kori.  Jugué unas partidas a la maquinita con los chicos e incluso Damian,  para mi sorpresa,  me dirijió tres palabras,  aunque solo fueron: " Buenas noches,  Rachel". Pero cuenta.

Fue en la noche, después de despedirme de Damian y salir al pasillo.  Una extraña sensación me envolvió. Como si me tirasen algo muy pesado. Empecé a respirar mal.

"Rachel... "

Me giré desesperada para ver si había alguien en el salón, pero Damian ya no estaba, como esperaba. Mi única opción era correr como puediese hasta mi habitación y cerrar bien la puerta.

Me oculté bien bajo las sábanas de la cama.

-Azarath Metrion Zinthos,  Azarath Metrion Zinthos...

Pero mis susurros desconsolados no sirvieron para nada.  Y otra vez la pesadilla.

Toc toc toc

Unos golpecitos en mi puerta bastan para que me incorpore agitada,  temblando y sudando.

Otra vez había tenido una pesadilla.  Esta vez más fuerte que de costumbre.

Saco las piernas de la cama con los ojos cerrados por el cansancio.

-¿Quién es? - pregunto llevándome una mano a la cabeza.

-Soy yo, Kori. El desayuno ya está listo- responde con voz animada.

Suelto un susupiro y me obligo a levantarme.

-Gracias, ahora voy.

Cuando oigo los pasos de la tamariana alejándose suelto el aire que estaba reteniendo.

"Rachel. ¿Qué te pasa? "

Aulla la vocecilla.

Aprieto los dientes,  y es que realmente duele oírla.

Hacía tiempo que no dolía tanto...

-¿Que tal el desayuno? - me pregunta Kori al verme llevarme un trozo de este a la boca.

Durante estas últimas semanas Kori nos ha obligado a pasar más tiempo juntos a todos. Y pese a las quejas frías y bruscas de Damian, las súplicas de Gar y las miradas deprimidas de Jaime, lo ha conseguido.

Desayuno,  comida,  merienda y cena juntitos. 

Quiere que nos comportemos como una familia.

-Está bien -murmuro intentando esbozar una sonrisa. Pero es que no me siento capaz de sonreír. Esa voz sigue zumbando en mi cabeza.

Ella solo asiente con energía y sigue comiendo.

Para no concentrarme en la voz que está empezando a joder de verdad, escucho como de fondo la conversación animada de Garfield y Jaime sobre un juego de la PS4 y los comentarios de Kori.

Después mis ojos se enfocan en Damian, que está sentado en frente mía, no ha parado de mirarme de reojo. Sé que sabe que no estoy bien. 

"Maldito chico analítico... "

Aparto la vista disimuladamente e intento reprimir una mueca de dolor ante un nuevo susurro que parece más alto.

Abro los ojos al notar una patada en mi pierna más o menos fuerte.  Levanto a vista y me pregunta con los ojos.

Mira de soslayo a los demás, que están metidos de lleno en su conversación y me susurra.

-¿Te pasa algo?

Niego, miento, con la cabeza.

Aprieta los labios y entiendo que ya ha terminado la charla.

Nada más verla entrar por la puerta me doy cuenta de que no está bien.  Está intentando oprimir dolor. Eso me desencaja un poco.

Más cuando me mintió negando que no pasaba nada.

Maldita sea,  por qué tenemos que comer juntos...

Cuando por fin puedo escapar de ahí,  mi mente sigue dándole vueltas al asunto de Raven.

"No está bien" - me convenzo mientras le clavo la espada al holograma de la simulación.

Sin darme cuenta me he tirado toda la tarde entrenando sin parar.  Incluso a oscurecido, a veces me lo tomo demasiado enserio.

Cuando estoy recorriendo el pasillo para retirarme a mi habitación me paro en seco. No por voluntad.  Algo me obliga a ppararme justo delante de la habitación de Raven, por donde estaba pasando. Una sensación ardiente y seca se cuela en mi mente y me quiebra.

"Qué me está pasando"

Pero sobre todo siento peligro y me pongo alerta.

-"Ayuda..."

Ese susurro con voz familiar se cuela en mí cabeza y me hace abrir mucho los ojos.
Lo más extraño es que no lo he oído.  Lo he sentido.

Miro la puerta con la respiración acelerada y lo comprendo cuando vuelvo a oír la misma palabra en mi cabeza, ésta vez más alto.

Agarro el pomo y dudo un segundo si abrir. Me decido y entro.

Una oleada olor a lavanda e incienso me inunda el olfato al entrar.
Estanterías, pilas de libros en el suelo, armario, velas y cama.  Nada fuera de lo normal.

Me altero al ver a Rachel retorciéndose ligeramente de dolor en la cama, con los ojos cerrados.

"Una pesadilla"

-"No... "

Me acerco corriendo y la sujeto por los hombros.

-Rachel.  Despierta, es solo una pesadilla.

Pero sigue temblando y haciendo muecas de dolor.

La sacudo más fuerte hasta que por fin oigo como toma aire bruscamente y abre los ojos.

Se icorpora y me doy cuenta de que aún no la he soltado.

Tiene la mirada llena de miedo y el rostro desencajado. El pelo alborotado y el sudor no es que la ayude.
Se lleva una mano a la frente e intenta volver a respirar con calma.

-Tranquila. Ha sido solo una pesadilla - intento buscar sus ojos escondidos bajo su pelo.

Levanta la cabeza para mirarme.  En verdad fue fuerte la pesadilla.

-Gracias... de tí seguiría allí... -susurra con un hilillo de voz.

-¿Allí? - pienso en voz alta.

-En el infierno - aclara con voz firme.

Dirijo la mirada a sus manos. Está temblando.
Sin saber lo que hago la cogo de las muñecas y para un poco de temblar.  Me mira sincera.

-¿Estás bien?

Asiente con la cabeza.

La suelto y me levanto del borde de la cama.

Me alejo unos pasos y me dirijo a la puerta.

-Eres muy mala mintiendo, Rachel... -digo lo suficientemente alto para que me oiga y salgo de allí. Sin poder evitar sentirme preocupado.






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