Capítulo Once

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La noche se hacía más oscura con el pasar del tiempo y entre tanta soledad Benjamín se sintió agobiado

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La noche se hacía más oscura con el pasar del tiempo y entre tanta soledad Benjamín se sintió agobiado. Hace rato que Raven y Hades se habían ido y le preocupaba la idea de que algo malo les pasase. Así que con todo el valor del mundo dejo de practicar con las casi inexistentes llamas de la fogata y se levanto del tronco decidido a buscarlos.

Entre la oscuridad diviso una luz verde que no hizo más que hipnotizar su curiosa mente. Con pasos decididos se acerco cada vez más a aquella luz segadora. Un gran cráter casi hizo caer el cuerpo de Benjamín pero gracias a sus buenos reflejos dio un salto evadiendo el risco y se mantuvo a salvo observando desde el borde del risco que en aquel cráter una bola de materia radioactiva brillaba con intensidad. Su curiosidad termino por ganarle y tras un gran salto de sus agiles piernas termino cayendo por el profundo cráter. Se acercó a aquella esfera verde y tras tocarla con la yema de sus dedos y ver que nada había pasado se arriesgo a hacer algo más peligroso. Alzo su puño y con lo estampo con fuerza en la esfera neón que de inmediato se rompió por la mitad dejando ver en su centro un núcleo verde con forma de cristal. Sus ojos no se despegaron de aquel objeto que parecía llamar a su cuerpo de una manera algo interesante.

Pareció oír una voz salir de aquel cristal que relucía entre sus manos así que acerco su rostro más cerca esperando oír aquella voz. De nuevo sucedió...aquella voz se volvió a oír pero esta vez era diferente. El sonido provenía a sus espaldas así que tras guardar aquel objeto en su capa negra siguió en completo silencio aquel sonido. Sus desarrollados ojos veían a través de la espesa neblina que hace rato se había formado. Su nariz no tardo en reconocer aquel lugar: una cascada.

Se pregunto por qué y tan repentinamente la neblina se volvió más espesa nublando su campo de visión. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando de nuevo esa voz volvió a sonar, ahora era más ronca y leve. Algo como un murmullo que arropaba sus desarrollados oídos. Retomo su caminata sintiendo como en cada paso su corazón se aceleraba, la voz cada vez era más leve casi imposible de oír, aun así Benjamín no se rindió. La luz de la luna se abrió paso entre la espesa neblina que lo cubría facilitando un poco su campo de visión. La temperatura cada vez aumentaba a grados de que su frió cuerpo se sentía hervir.

Se detuvo cuando la voz se hizo más fuerte, pero ahora no era solo una voz, eran dos voces que gemían al compás de roces. Ignorando el profundo dolor en su pecho siguió caminando, no era tonto y mucho menos inocente. Sabía lo que estaba pasando pero que su terco corazón se negaba a creer. Allí en el medio de la cascada y con el agua mojando sus calientes cuerpos Raven y Hades reformaban su unión de amor sin ser consientes de que a una corta distancia unos Heterócromicos ojos los miraban con dolor.

Benjamín sintió su corazón romperse y sus ojos escocer. El se había cegado, no lo había querido creer pero sus ojos no mentían ante la imagen que estos veían. No quería llorar pero al momento de sentir la primera lagrima caer lo supo: Su corazón estaba roto y no podía ser arreglado...

Haciendo caso omiso a su dolor y sintiéndose como un completo masoquista se quedo allí oculto tras un árbol observando, sintiéndose miserable y totalmente roto. Quiso irse cuando su corazón reclamaba que ya era suficiente, que su corazón ya había sufrido lo suficiente y que ese dolor él no se lo merecía. Pero gracias a su terquedad fue que noto algo en especial que lo detuvo. La neblina se disipo tan rápido y sin dejar rastro facilitándole la vista al ojicrómatico que observo con detalle como la luna sobre sus cabezas se completaba y hacia su efecto. Cuando la luz de la luna llena ilumino toda la cascada volviéndola más hermosa algo cambio.

Infectados [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora