Capítulo 9| Encuentro

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-Melissa, te hará mal estar encerrada tanto tiempo

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-Melissa, te hará mal estar encerrada tanto tiempo. Salgamos. -La voltee a ver con algo de flojera, sus colochos estaban esponjados por estar tanto tiempo acostada y sus labios formaban un tierno puchero pidiéndome con la mirada que aceptara.

-¿A dónde?-Pude observar de reojo que Leonardo estaba escuchando nuestra conversación-No se había movido de su posición desde que discutimos con el-¿Solo nosotras?-sonreí ladinamente cuando Leonardo se dio la vuelta rápidamente y negó.

-No es que quiera ir con ustedes...pero tampoco puedo dejar que vayan solas-se cruzo de brazos sin dejar de lado su orgullo. Lo que no sabia el es que esto no acababa aquí.

-Ohhh...no es necesario leo, un oficial nos puede acompañar, creo que el que me interrogó hace unas horas aun esta por aquí, lo iré a buscar-Daiana se mordió el labio inferior para no reir, al parecer se había dado cuenta de mi intención al decir esas palabras.

La reacción de Leonardo fué casi inmediata. Se paro de golpe y se colocó frente a la puerta con los brazos y piernas abiertos en señal de que me negaba el paso.

-No no, ya te dije que no confío en ese oficial de quinta, iré contigo por responsabilidad-dijo mirándome desafiante mientras yo aun estaba sentada en la orilla de la cama y mis dedos piqueteaban las sábanas pensando en que responderle.

-¿Responsabilidad? No, no quiero ser una carga para ti, si me disculpas, iré por el oficial-Me levante de la cama y camine hasta quedar frente a Leonardo, mi mirada se dirigió hacia arriba ya que el era unos-muchos-centímetros más alto que yo.

-¡Ya! De acuerdo, dije todo eso porque quiero ir contigo y me preocupa la vida de esta niña.-dijo haciendo una mueca de fastidio por haber perdido el orgullo. Por mi parte una sonrisa adorno mi rostro al escuchar justamente las palabras que quería.

-Bien, par de tarados, ya pueden dejar su "discusión" y prestarme atención.-dijo antes de que una almohada impactara mi rostro y me dejara por un momento medio atontada. Algunas-muchas-veces, Daiana llegaba a ser un tanto agresiva.

-No era necesario recurrir a la violencia-dijo Leonardo tirando la almohada que Daiana le había aventado-al igual que a mi-al suelo.

-Yaya, exagerado, el punto es que si vamos a salir... ¿a dónde seria exactamente ?

-Boliche, es divertido y siempre les gano-sonrió Leonardo tomando su celular mientras investigaba en donde había un centro recreativo para jugar boliche.

-No, siempre vamos al boliche y el hecho de que siempre nos ganes hace del juego aburrido.-contesto Daiana sacando su celular-Mejor vayamos a un spa, Melissa necesita algo de relajación y un masaje le sentara muy bien.

-No, vamos a boliche, no hay mejor cura para el estrés que la diversión

-Pero es más efectivo el spa

Ambos comenzaron a gritar cosas a las que para ser sincera, no puse ni la más mínima atención ya que preferí quedarme acostada en la cama mientras disfrutaba del show de ver a mis dos mejores amigos discutir como niños.

Después de unas cuantas discusiones entre Leonardo y Daiana sobre a que lugar deberíamos ir, optaron por algo que me ayudara a resolver el problema a largo plazo y no sólo de unas horas a como lo habría hecho el boliche o una cita en el spa.

Es increíble ya que la idea de cambiar de celular no había cruzado mis pensamientos en ningún momento a pesar de ser algo lógico. Digo, si hay una persona que te acosa a niveles extremos y su principal medio de contacto es el celular, supongo que lo más obvio es cambiarlo.

-No entiendo por qué a ningún policía se le ocurrió la idea de que cambiaras de celular, digo, es lo más obvio en estos casos.

A menos que en realidad no quisieran que lo cambiara

Esas palabras pasaron por mi mente por unos escasos segundos pero lograron dejar un poco de intriga en mi.

-Quizás estaban más enfocados en saber quién era el asesino que en el bienestar de Melissa.

Leonardo y yo posamos nuestra mirada en Daiana, quien había dicho esto de forma normal mientras observaba una mica para su celular. Después de unos segundos en donde Daiana no dijo algo más, Leonardo desvió la mirada en dirección a unos videojuegos. En cambio, yo aun la miraba con el entrecejo fruncido y con mis manos dentro de la sudadera verde con la que salí del departamento.

-¿Por qué me ves tanto?-dijo Daiana tomando la mica entre sus manos

Las palabras antes dichas me habían causado un pequeño escalofrío ya que si eso llegaba a ser cierto, no podía confiar plenamente en la policía ya que por querer encontrar al asesino pueden poner en un mayor riesgo mi vida y no es como que no tuviera suficiente con mi acosador.

-¿Melissa?

Pegué un brinco en mi lugar al sebtir que alguien me llamaba a la vez que tocaban mi hombro derecho. Voltee rápidamente y me encontré a la persona que menos esperaba.

-¿Amanda? Cuanto tiempo...

Sonreí al igual que ella para que de un momento a otro ya estuviéramos abrazadas sin borrar la sonrisa de nuestros rostros. Amanda y yo no habíamos sido las mejores amigas en el colegio pero si he de admitir que fue una persona muy importante y con la que siempre pude contar a pesar de los malos ratos. Ella solía ser la resagada del salón, cabello castaño oscuro, ojos color avellana y tez morena-clara. No había día en que no se le observara leyendo algún libro de terror o de suspenso, esos eran los libros que nunca faltaban sobre su banca.

La lectura fue una de las principales causas de que ambas comenzaramos a llevarnos bien. Ahora que la tenia justo frente a mi, era casi irreconocible. Su cabello ahora era de un color rojo oscuro y los lentes blancos que siempre solía andar ya no estaban.

-¡Melissa! Compre este, mira-dijo Leonardo llegando a mi lado justo en el momento en que deje de abrazar a Amanda.

-No tengo idea de como compraste el celular tan rápido pero supongo que lo que importa es que tengo un celular nuevo en mis manos.

Me metí a la agenda y agregué a las personas más importantes y que estaba segura de que no serían mis acosadores, por ejemplo: Daiana, Leonardo y mi madre.

-¿Cambiaste de celular? Dame tu número, para mantenernos en contacto-dijo Amanda con una sonrisa mientras pasaba su mano por su cabello.

-Claro, hay que hablar-sonreí también mientras tomaba el lapicero y una pequeña libreta de parte de amanda que había sacado de su bolso blanco.

Leonardo y Daiana solo se quedaron observando, Leonardo a pesar de que se conocían el nisiquiera optó por saludarla, no le diré nada ya que sus razones tendrá. En el caso de Daiana, ella nisiquiera la conoce aunque fue extraño la manera en que la miraba, una mirada algo frívola.

-Hablamos después entonces, adiós Melissa-Se despidió amanda y mis dos amigos no le quitaron la mirada de encima hasta que abandonó la sala de elctronicos de la plaza.

Lo bueno de este día es que al menos me reencontré con una vieja amiga.

Número Desconocido©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora