Capítulo 14 |La última llamada pt4

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Aún no entendía que era lo que estaba sucediendo. Sentía como mi corazón latía rápidamente y mis ojos no le daban crédito a lo que veía o más bien a la persona que veía.

El día a penas había comenzado y yo deseaba que ya acabara, aunque mi felicidad mañanera fuera efímera, sabía que los problemas no lo serían.

—En verdad, no tienes ni la menor idea de cuanto tiempo esperé para poder hacer esto...para poder estar frente a ti mostrandote mi verdadero odio hacia a ti y no esa falsa sonrisa que siempre tenía que aparentar. Melissa, este es mi juego y yo pongo las reglas, nadie saldrá ileso de esto...—dijo sin responder mi pregunta dejándome estática en mi lugar.

—No sé de qué me estás hablando, vete de aquí.—dije segura de mis palabras. La mirada que ella me daba me transmitía escalofríos, nunca había sentido una mirada tan penetrante y escalofriante como la de ella, sus ojos reflejaban el odio puro, un odio que iba dirigido hacia mí.

Amanda comenzó a caminar hacia mi dirección y yo en ningún momento le quité la mirada de encima, quería demostrarle que estaba lista para lo que viniera aunque no tenia ni la menor idea de lo que estaba sucediendo.

—¿Sabes? Cuando estábamos en el instituto, siempre quise ser como tu...la chica que tenia muchos amigos, que era invitada a fiestas, la chica que tenia la vida perfecta. Maldición, te admiraba, pero no fue hasta ese día en el baño, cuando me dí cuenta de que no eras mejor persona que yo, fue hasta ese día que me di cuenta de que eras un monstruo. Ese día te dejé de admirar y te comencé a odiar.

Mi pulsó se aceleró cuando me di cuenta de lo cerca que la tenía. Si recordaba lo que había pasado en el baño pero no creí que lo recordara y mucho menos me pasó por la mente que me odiaba. Su sonrisa terminó por engañarme.

—No puedo creer que realmente estés en mi departamento solo para reclamarme eso que sucedió hace años, por dios, ya superalo.—dije sin hacerme a un lado hasta que su sonrisa me descolocó por completo.

—¿Quieres que lo olvide?—su sonrisa se ensancho y una carcajada retumbó en el departamento.—Quieres que olvide que tu y tus amigas me llamaron lesbiana y que solo por eso me golpearon hasta romperme la nariz, quieres que olvide que me quitaron la ropa solo dejándome en bragas y también quieres que olvide que me patearon y que me atacaron verbalmente...¿¡quieres que olvide todo eso Melissa!?—gritó sacando un arma de la espalda para después apuntarme en la frente.

Me tensé cuando puso su mano en mi cuello empujándome hacia la pared haciendo que mi espalda golpeara con ésta.

—A-Amanda, creo que estás confundida, ese día yo no te toqué, yo no te agredí, ¡yo no te hice nada!—dije desesperada cuando sentí que apretaba más el arma contra mi frente.

—¡Pero lo permitiste! ¡Lo grabaste y luego todo el instituto la vio! ¡Maldición! Y-Yo...yo esperaba que me salvaras, realmente tuve un atisbo de esperanza cuando te vi entrando al baño mientras yo estaba tirada en el suelo siendo golpeada por tus amigas.

Sus ojos estaban tan cerca de mi y podía ver la tristeza, el miedo y la furia reflejada en ellos. Hasta sentí lástima por ella.

—Ellas no eran mis amigas, ¡lo grabé porque no quería que me hicieran lo mismo que a ti!—grité aunque sabía que no estaba en la disposición de hacerlo.—Tuve miedo y fui cobarde, lo admito, las chicas fueron expulsadas y después tu y yo iniciamos a hablar...no creí que estuvieras tan afectada.—dije sintiendo como el agarre en mi cuello iba disminuyendo su fuerza.

—No me importa, no me importa nada de lo que estás diciendo, mi familia me dejó porque escucharon los rumores de mi supuestos gustos sexuales...¿sabes qué es lo más irónico? Que ni siquiera era lesbiana...¡todo pasó por el estúpido video que grabaste y los chismes que inventaron esas zorras!

Sus manos se enroscaron en mi cabello jalándolo de manera brusca hacia la sala.

—Y si, te odio desde ese momento, fui cobrando venganza todo este tiempo por cada una de las chicas que destruyó mi vida. Melissa, tu eres la única que falta.

Sin soltar mi cabello, me sentó en el sillón sin borrar su sonrisa.

—Vaya, tu fuiste la más difícil de atacar, aunque no de encontrar, sigues viviendo en el país a diferencia de las otras. Planeé detalladamente la manera de hacerte sufrir y ahí recordé, recordé que me contaste que siempre te han dado miedo las llamadas de número que no tienes registrados...recuerdo que me contaste lo mucho que te había molestado la broma que te hicieron con eso...así que desde ahí empecé.

Ahora todo estaba quedándome un poco más claro. No dije ninguna palabra para interrumpirla ni contradecirla, mi mente estaba trabajando en las miles de posibilidades de que Amanda fuera mi acosador o acosadora.

—Vaya que fue algo tedioso, claro, hasta que contacté a tu hermano. El chico es bastante inteligente...aunque a la vez estúpido.—dijo soltando una risa sarcástica mientras se paseaba por toda la sala sin dejar de hablar.

—¿Qué hablaste con mi hermano? ¿Él sabía de todo esto?—me levanté del sillón desesperada por escuchar su respuesta.

—Pues...digamos que negociamos, ese es el término correcto. Hice que formara parte de mi plan mientras yo le aseguraba que solo era para satisfacer mi sed de venganza y que en ningún momento te tocaría ni te haría daño, se supone que solamente te asustaría con cartas, llamadas, algunos muertos...que por cierto, Christian sabe usar muy bien las armas y antes de que lo preguntes, si, Christian se encargó de hacerlo todo solo para asegurarse de que no te haría daño, el problema inició cuando recibiste un golpe en la cabeza cuando ibas a dejar el celular de Leonardo a la comisaría. Él comenzó a desesperarse e intentó salirse de esto...claro está que cuando le dije que morirías si eso pasaba, se quedó calladito como un perrito bien entrenado—dijo con sorna en sus palabras sentándose en el sillón y jalándolo con fuerza mi brazo para sentarme a su lado.—O por dios...—tapo su boca "inocentemente"—se me estaban olvidando unas cosillas aún...

—¡Callate!—dije ya harta de su juego, harta de que se tomara todo a la ligera y aunque entendía sus razones, me parecía algo estúpido y exagerado todo lo que había hecho solo para vengarse.—Nada, absolutamente nada excusa que tu hayas sido la causante de la muerte de varias personas, nada excusa que me hayas atormentado, ¡Nada!

Sentí un golpe en mi mandíbula que me dejó aturdida por unos segundos y sin más, le devolví el golpe igual de fuerte.

—¡Me vuelves a golpear y te mato! ¡Juro que lo hago!—gritó apuntando el arma hacia mi haciéndola temblar un poco.—¿Qué? ¿No quieres escuchar el resto? ¿No quieres escuchar que tu mejor amiga y tu propio hermano te han ocultado cosas? ¡Por un momento en tu vida deja de ser cobarde!—su cuerpo temblaba, no se si del enojo o de la desesperación, quizá una mezcla de ambas. Sus palabras me dejaron perpleja, cada cosa que había dicho se clavó en mi como una daga, realmente me sentí una persona cobarde.

—Daiana, tu mejor amiga, te dejó, te dejó desde que la amenacé con matar a su marido si no hacía lo que quería vaya que resultó ser igual de cobarde que tu, a Chris solo tuve que decirle que te mataría si no me ayudaba, con eso fue suficiente para tenerlo a mis pies.

—La estúpida venganza que quieres...¡Es conmigo! No tenías por qué meter a mis amigos y a mi familia en esto, quizás yo soy cobarde pero tu eres una asesina, no culpo a Daiana, no culpo a mi hermano y no culpo a nadie que no seas tu. Toda la culpa la tienes tu.—hablé sin miedo a que me disparara, me acerqué más a ella hasta que la punta de su arma quedó pegada a mi pecho.—¿Quieres matarme? ¿Quieres venganza? Hazlo, matame pero no dejaré que sigas jodiéndole la vida a mi hermano.

—No puedo joderle la vida a tu hermano cuando ya no la tiene.—despegó el arma y la volvió a guardar para que segundos después, ya no se encontrara dentro de la habitación.

En estos momentos lo único que quería era ver a mi hermano, decirle que todo estaba bien y que todo se resolvería en cuanto fuera a la comisaría y dijera que la responsable de todo era Amanda. Quería ver a mi hermanito y abrazarlo. Quería hacer demasiadas cosas que seguramente ya no eran posibles.

Número Desconocido©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora