Ruego (capitulo 2)

19 1 0
                                    

Set( 2)

La tierra lo devoraba, hacia presión en su pecho, la respiración se entrecortaba, su cuerpo no respondía...quería gritar...quería pedir ayuda, trataba de mover por lo menos un dedo pero todo era nulo, no tenía fuerzas y la presión halaba del hacia el hacia el centro de la tierra. Su único aliado eran sus pensamientos, que inconscientemente le recordaban que estaba vivo quizás...estaba paralizado...por un veneno que no era de este mundo.

Entonces entro, el mundo había desaparecido, el tiempo se extinguió. Flotaba en medio de la nada, en el vacío, en la tranquilidad del silencio...en paz, consigo mismo, con el mundo. << -¿Pero cómo llegue aquí? –Pensó- así se siente morir... quizás...estoy muerto ya...>> Descendió levemente en la penumbra, el silencio lo abrazaba. Solo entonces noto que caía hacia la nada, se formó un hueco en su estómago, una oleada de vértigo emano de su vientre, la caída libre no tenía fin o un principio pero percibía la velocidad en cada poro. Pronto noto como se reducía la velocidad, de nuevo se sorprendió flotando lentamente, hasta que su pie tanteo el piso.

Giro la cabeza a lo que consideraba era la derecha...nada, giro hacia la izquierda, tampoco logro divisar algo, decepcionado cruzo los brazos para sentarse, cuando logro divisar un endeble destello lejano, redondo, su luz trazaba un brecha pequeña. Sin opción, se dirigió paso a paso hasta la luz.

Recordó aquello programas que hablaban de testimonios de gente que moría por breve tiempo en los hospitales y milagrosamente recuperaba la vida gracias a las maniobras de los doctores. Todos hablaban de un túnel, decían <<-no vayas hacia la luz...nunca vayas hacia la luz>>. <<Pero qué sentido tendría el hecho de que con solo ir hacia la luz morirías, entonces tú decidirías si vivías o no, quizás si no cruzo viviré, pero estando aquí no habría nada, quizás por eso todos irían hacia la luz por falta de opciones...>>. Diviso en el horizonte a tan solo unos metros a una persona pulcra de traje completamente negro, con un sombrero pequeño café, llevaba guantes blancos. Este al verlo alzo un brazo para darle la bienvenida.

-Me alegro que estés aquí bienvenido- comento cuando estuvo lo suficientemente cerca- hace tiempo que quería conocerte- lo escudriñaba con sus grandes ojos color azules- mi nombre es Joseph-extendió la mano.

-Soy set- ignoro la mano que le extendió, estaba inseguro a estas alturas todo el mundo podría estar en su contra- ¿Qué es este lugar?

-Me sorprende que preguntes eso- una sonrisa se dibujó en su rostro- dejare que adivines.

-¿Estoy muerto?..- pregunto sin esperar repuesta- ¿verdad?

-¿En realidad eso crees?

Asintió; todo cuadraba, estaba en un túnel y tal vez el fuera un guía que lo llevaría al cielo o al infierno o si no, podría ser que estuviera en el purgatorio del que le hablaban tanto en su religión.

Joseph solo lo miraba divertido, sacudió la cabeza ligeramente, cruzo ambos brazos y se balanceo en los talones y las puntas de los pies.

-No claro que no...-soltó una carcajada-no estás muerto, pero dentro de poco tal vez- algo en su tono de voz cambio-eso depende de ti.

-Pero si no estoy muerto-se apresuró en decir- ¿dónde estoy y quien eres tú?

Joseph se quedó callado sopesando la pregunta, la espera se volvía larga, por un momento estuvo a punto de apremiarlo, entonces este abrió la boca y dijo estas tres simples palabras.

-En tu mente

En otro tiempo, habría pensado en despertar de este estúpido sueño, se habría reído de esa situación. Pero algo en su rostro denotaba verdad, sentía como si fuera importante, aunque no comprendía porque exactamente... un Déjà vu. Cerró los ojos, se negaba a que esto fuera real, igual que en sus sueños, trataría de despertar.

¿Yo soy?Where stories live. Discover now