Recuerdo

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Set(4)
No pudo dormir por la noche. Trato en numerosas ocasiones conciliar el sueño, pero este lo ignoraba. Cuando trataba de dormir solo conseguía zozobrar en su mente, en una laguna de mental, de la cual inconscientemente era sumergido, tratando de respirar solo conseguía que sus pulmones se llenaran de culpa, de odio, de impotencia, de dolor.
Se había bañado en la madrugada, esperando que con eso el sueño le diera una segunda oportunidad, lo consiguió, tan solo media de hora de sueño, antes de que el despertador lo importunara con su chirriante timbre, espantando el sueño que tanto tardo en conseguir.
Sentía su cuerpo pesado, cada paso era como cargar grilletes en los pies, se sentía torpe. En más de alguna ocasión estuvo a punto de estrellarse con el tumulto de personas que iban a la preparatoria. Unos lo insultaron, otros solo le dirigieron una mirada beligerante. Aunque no le importaba, estaba harto de todos, harto de la escuela, harto de su familia, harto de sí mismo.
La noche anterior  se había quedado con Leonardo un par de horas más. Sin establecer una conversación fluida. No tenía ganas de hablar, estaba consternado.
Esa noche nació una interrogante en su mente desde que vio a Leonardo,  se cuestionó por primera vez el porqué de su existencia. Sonaba contraproducente de que con una situación como esa naciera una interrogante como esa; aunque esta hacía eco en su mente, como un recordatorio de algún principio que hubiera olvidado.
Camino en medio del tumulto hasta la entrada, sin mirar a nadie, cabizbajo, envuelto en su mundo, cuando choco hombro con hombro con una chica de cabello castaño, de estatura media, cargaba en las manos unos cuantos libros.
-Perdón
Tenía una voz dulce e inocente, Set se quedó callado, la observo bien, la chica tenía los ojos color café, su piel era blanca un poco tostada por el sol, su nariz era pequeña, a sus ojos parecía un ratón adorable, estuvo a punto de sonreír ante la comparación.
-No pasa nada- consiguió decir después, de lo que pareció ser una eternidad.
La chica sonrió febrilmente, por un instante se sintió tranquilo y había olvidado todos sus problemas, entonces ella se alejó, la siguió con la mirada hasta que desapareció al entrar al aula, entonces cayo en la cuenta en que las clases ya habían empezado y llegaría tarde. Camino hasta el final del pasillo y giro ala derecha, donde se encontraban tres salones. El suyo era el del en medio y por lo que parecía las clases ya habían iniciado. Camino hasta la puerta sin mirar a los alumnos que lo miraban desde las ventanas.
-Perdón por la demora se me hizo tarde-trato de sonar lo más cortes.
-Disculpa eres nuevo-contesto el profesor que lo miraba extrañado
-No…señor yo voy en este salón.
-¿estás seguro?-frunció el ceño-¿a qué grado perteneces?
Detrás de esas grandes ojeras, el profesor denotaba irritación y poca paciencia con las personas. Set se puso nervioso.
-Soy de primer grado.
-¿estás de broma?
-No…lo entiendo.
Alguien tiro de su camisa con brusquedad haciéndolo volverse
-Este es el salón de sexto grado, deja de perder el tiempo y entra a clases ya-le reclamo con displicencia.
Entonces miro el salón y no reconoció a nadie dentro de él, todos eran alumnos de sexto grado, que lo miraban con gracia ante la escena. Set se ruborizo ante la incomodidad, quería que latiera le tragase y le escupiera lejos de ahí, deseaba no haber asistido a la escuela, cualquier cosa que le hubiera evitado la pena. Acompaño al encargado hasta su aula, que se encontraba subiendo las escaleras, girando a mano izquierda, su salón era el que estaba al fondo del pasillo, frente al laboratorio de química.
-Maestro, esculpe la intromisión, le traigo a este alumno, perdido-La  última frase le hizo gracia, que pronto contagio a todo el salón. Las risas no fueron tan disimuladas esta vez.
-Esta, bien gracias, puedes pasar, que sea la última vez.
Set asintió y se dirigió a un lugar vacío que estaba hasta al fondo, junto a una gran ventana a su derecha. Sentía todas las miradas clavadas en él, percibía como el rubor subía hasta su rostro y lo hacía enrojecer como un tomate, noto como la sangre se le subía al rostro provocándole un cosquilleo involuntario, el labio interior le temblaba ligeramente. Temía de tan solo pensar, imaginaba que todos podrían escrutar en su mente, que todos podría ver atravesó de él. Hasta entonces no había sacado ni un solo cuaderno, fue entonces cuando el profesor llamo su atención, lo que provoco más risas, sin duda no había nada más que pudiera hacerlo ir más en detrimento.
-Tu nombre, ¿cuál es?-pregunto el profesor, fue entonces cuando todos guardaron silencio
-Set…señor-trago saliva, temiendo que incluso eso fuera otro motivo de risas. Mientras el profesor revisaba la lista de asistencia.
-Con tantas faltas me sorprende que este aquí. ¿Tiene por lo menos un justificante medico?
-Sí..c-la-cla-ro
-Pues que espera, sáquelo-dijo apremiante
Busco en su mochila, con las manos titiritando por los nervios. Busco primero en las bolsas frontales de la mochila, nada, después busco en las bolsas traseras, nada nuevamente. El rubor subió de golpe nuevamente, como un volcán que llevara tiempo sin estallar. Saco todos los cuadernos y libros de su mochila. Todos miraban la escena atentamente dejando de lado lo que estaban haciendo, ahora era el centro de atención. Abrió y hojeo cada uno de los cuadernos y libros que tenía en su mochila, con la esperanza por los suelos, con la presión de saber que todos le miraban y lo que antes eran risas por un chico despistado, ahora se había convertido en lastima por aquel que podría ser expulsado. Cada segundo se volvía una eternidad, sus manos se volvían torpes al hojear cada página del libro, aun guardaba la leve esperanza de que por algún azar del destino, el justificante se hubiera quedado engarzado entre las hojas. Aunque no miraba al profesor, podía imaginar su rostro agreste que le apremiaba a encontrarlo y no hacerle perder más tiempo de su clase, <<Esto no puede estar pasando-dijo dentro de si-no otra vez>>
-Joven si no tiene los papeles, no me haga perder el tiempo-agrego-na gana nada mintiéndome, la sentencia es la misma.
Set no dejaba de sacudir y hurgar entre los bolsillos de su mochila, desesperado por encontrar el justificante. Buscaba una y otra vez en el mismo bolsillo, pensando que quizás no habría buscado bien. Pero era inútil, y tanto el como el maestro como los que veían la escena lo sabían.
<<Que tonto fui, siempre termino arruinando todo al final>>
Sentía que las lágrimas estaban a punto de liberarse, no por tristeza, si no  por rabia para sí mismo, por haber sido tan descuidado, notaba que todos lo miraban y sabía que si lloraba, ellos lo verían como alguien débil, un tonto, un niño.
-Bueno entonces joven le puedo pedir por favor que  se retire del salón- Las palabras hurgaron hasta en lo más profundo de su dignidad
-P-p-ero-sabía que no serviría de nada tratar de convenir con el monitor de la escuela.
-Las reglas son claras, vámonos- puso una mano en su hombro y lo encamino  hasta la puerta de salida de la preparatoria. Cruzaron el patio y cruzaron el campus, el silencio del monitor dolía más que un golpe en la entrepierna. Deseaba no haber asistido a la preparatoria. Sentía todas las miradas de los alumnos del campus fijas en él y el monitor que lo llevaba hasta la salida como un reo encaminado a su celda, cruzaron un pasillo largo y ancho, en el cual había varios laboratorios y talleres a ambos lados. Fue entonces cuando llegaron a la puerta principal, hasta la salida.
-Bueno esperemos que mañana ahora si cumpla con el reglamento- Dijo indiferente el monitor
Set le dio la espalda sin asentir, estaba harto de que en especial este monitor siempre lo tratara así,  bajo las escaleras hecho furia, tanto con el cómo consigo mismo.
-¡He muchacho!-grito el monitor a sus espaldas
Set camino resentido e ignorándolo siendo esa su única manera de desquitarse
-¡Espera!-otro grito se le unió a este
Un sentimiento de triunfo nació en él, se dejó llevar por el momento y alzo su mano, levantando el dedo en una seña vulgar y ofensiva. Alguien corrió tras él, lo tomo del hombro y lo giro hacia sí.
-Hermano no entraras a la escuela- dijo su hermano con el rostro congestionado
-Que haces aquí- contesto ante la sorpresa y estaba ruborizado de que hubiera sido tan oportuno.
-Tú justificante lo olvidaste y…- exhalo una bocanada de aire- lo traje para ti
Se quedó perplejo ante aquello, se llenó de remordimiento y arrepentimiento por haber sido tan inmaduro, trato de hablar y explicarle a su hermano lo que acababa de suceder, pero no sabía que decir, no encontraba una justificación.
-Tranquilo, acabo de ver lo que paso-lo miro fijamente-a mí también me caía mal, y es obvio que te dejaste llevar, pero si piensas irte a casa nada cambiara, son las consecuencias,
Estaba sorprendido de que lo hubiera leído sus intenciones tan rápido, era cierto quería regresarse y volver a casa y fingir que nada hubiera ocurrido, pero su hermano tenía razón, que cambiaria, tenía que enfrentar esta bochornosa situación. Su hermano hizo un ademan de seguirlo y Set lo siguió, caminaron hasta la entrada, donde todavía se encontraba inmutable el Monitor de la preparatoria.
-Disculpe profesor, traje el justificante  de Set, sin darme cuenta la saque de su mochila pensando que era mi identificación- sonrió ante la historia- Set enjugo  los ojos de las lágrimas que estuvieron a punto de salir- perdone por la demora, fue mi culpa.
-Está bien, no se preocupe-dijo el maestro, que había cambiado su expresión tosca por una más compresiva-se dirigió a set- pasa antes de que termine la clase.
Sin titubear se dirigió al salón, estaba agitado y sentía una sensación en su vientre nada agradable. Camino más lento hasta el salón, estaba desanimado ante aquella escena. <<no debí hacer asistido se repetía una y otra vez>>. Llego hasta su salón, pidió permiso para pasar y se sentó sin mirar a nadie y trato de averiguar lo que estaba explicando el profesor, estaban en clases de cálculo integral, tomo apuntes y registro todo lo que vio en la pizarra, por suerte el profesor anoto en la pizarra las formulas y algunos ejercicios que al parecer eran de tarea, aun así había símbolos en algunas fórmulas que no entendía, pero opto por esperar al final para preguntar al profesor, no quería llamar la atención de ninguna manera. Sonó el timbre del descanso, se dirigió al profesor, para preguntarle sus dudas. Temiendo que quizás  lo despierta.  Con calma le explico todo cuanto le pregunto e incluso le recomendó un buen tutor. Se despidió y fue a comer a la sala de profesores. Esperaba que el profesor fuera más hosco, pero al final lo juzgo de más. Incluso había olvidado lo que paso en la mañana.
Bryan lo esperaba en la puerta sorprendida de verlo, Set se ruborizo al saber que estuviera ahí.
-En realidad eres tú o estoy viendo un fantasma-se acercó a palpar su rostro, como si estuviera ante un espejismo-creo que es real, pero no sentirá dolor-le dio un ligero pellizco en el antebrazo-creo que sí.
-Deja de jugar-set soltó una carcajada de alegría.
-Amigo parece que hubieran pasado años, no sabes lo aburrido que es tener que aguantar a Miranda y sus bromas sin sentido-Set sonrió ante lo contraproducente que sonada aquello, después de todo el que hacia bromas sin sentido la mayoría del tiempo era él.
-Yo que-grito Miranda a sus espaldas
-Nada…nada-contesto Bryan ante la sorpresa-hablábamos de lo espontanea que eres siempre-insistió- o no set
-Pues a mí me pareció que…
-No digas más-insto Miranda. Tomo a Bryan del cuello mientras frotaba un nudillo contra su cabeza.
Me lastimas-chillo Bryan
Set no pudo contener la risa, ante aquella escena, estaba feliz de volver a la escuela. Su pecho se cargó de distintas emociones que se acumulaban como lava en un volcán a punto de explotar, Miranda frotaba su nudillo en la cabeza de Bryan mientras este suplicaba en un gesto que a Set le pareció de lo más gracioso. Por un breve instante que no alcanzo a comprender Su mente evoco entonces una seria de imágenes que no logro entender, paso tan rápido como un destello. En ese breve tiempo se encontró lleno de angustia y arrepentimiento, le dolía la garganta y se estremecía al respirar; Miranda lo veía perpleja, con Bryan aun en su antebrazo, ambos lo miraban consternados.
-Está todo bien-pregunto Miranda
-Si ¿por qué lo dices?
-Estas llorando-insistió ella
Se llevó la mano a la cara y noto la humedad en sus dedos, todos esos sentimientos que sintió en ese momento había desaparecido. Se encontraba confundido y no entendía lo que pasaba, de la nada una palabra salió de su boca sin poderlo evitar.
-Ayúdenme, necesito recordar.
Su mundo se volvió a cerrar ante sus ojos, suspiro y se dejó llevar.

¿Yo soy?Where stories live. Discover now