Joan (1)

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Los partidos la animaban y hacían que liberara parte de la carga que suponía la escuela.
Para Joan el mundo marchaba de manera monótona, sin adornos. Lo que toda chica de su edad haría como: salir con sus amigas, estudiar, pasar tiempo con su familia y dedicar el resto para sí misma. En ocasiones se preguntaba si estaría conforme en algún futuro, con todo lo que había hecho en su vida adolecente. Muchas personas mayores le aconsejaban que se divirtiera, que hiciera locuras de las cuales tuviera motivo para reírse ya de anciana. Lo cierto es que en ocasiones deseaba vivir una vida osada, sin tener que preocuparse  por que está bien, o mal. Pero pronto se vendría ese momento, hoy no, quizás luego, pronto cuando terminara sus estudios, cuando no tuviera deberes por delante.
Observo atentamente el partido, emocionada. En medio del bullicio estentóreo de alumnos que se abarrotaban en las gradas del gimnasio. Jugaban los Lobos contra las Águilas el equipo de su escuela. El gimnasio tenia gradas a ambos lados del gimnasio. Los que animaban a los lobos estaban al otro lado del gimnasio, Eran personas de otra escuela y por ende no querían mezclarse con ellos, por lo que las gradas se dividían en las Águilas de un lado y los Lobos del otro.
El partido estaba reñido. A medida de que pasaba el tiempo, la tensión aumentaba. Hubo una anotación de tres por el equipo de las Águilas, porque se colocó a la cabeza en el partido. Sacaron los Lobos y esta vez el balón se jugó de pase en pase, el balón llego a manos de Christian, que trapazo la defensa del equipo contrario para de un salto clavar el balón. Este fue arremetido por Aarón que salto al momento que Christian se disponía a clavar el balo en la red, terminando así por tapar su tiro completamente con la mano. Christian cayo de nalgas en la duela y se deslizo ligeramente hasta atrás. Al momento se levantó hecho furia.
-¡Que buen bloqueo!- exclamo Joel- creo que el partido ya está decidió- soltó una carcajada.
Solo faltaban cinco minutos en el marcador. Las águilas llevaban la delantera por solo diez puntos.
-Todo puede suceder- señalo Miranda- no hables puede que les provoques mala suerte.
-Perdón señorita-sonrió- al igual que tú, yo quiero que ganen-suspiro- de lo contrario perdería un valioso almuerzo- eso ultimo pareció divertirle
-¿Enserio apostaste?- pregunto Joan. No le sorprendía demasiado, la última vez había apostado con Miranda, quien ganara haría las tareas del otro por una semana.
-Claro confió en nuestra escuela-cruzo los brazos- no soy Miranda
El partido pareció avanzar lento en los últimos dos minutos. Las águilas se reagruparon y formaron una defensa impenetrable. Las águilas no tuvieron oportunidad de hacer efectiva alguna de sus jugadas, por lo que optaron por los tiros de tres. Los lobos ganaron terreno y alcanzaron a las Águilas superándolas por dos puntos. Tan solo quedaban treinta segundos para que terminara el partido, las águilas solo tenían que encestar un tiro de tres para ganar o bien anotar uno de dos para empatar, pero la estrategia de las águilas tomo un giro inesperado en el cuarto tiempo del partido y estas solo enfocaban sus esfuerzos en los rebotes para conseguir puntos. Los lobos tenían el balón esta vez y avanzaron hasta el poste contrario para así anotar. Evadiendo toda la defensa de las águilas,  alguien lanzo el balón hacia arriba sin motivo aparente de paso alguno, pero de la nada Christian salto y tomo el balón con ambas manos, de nuevo probaría clavarse en la canasta. El partido termino en derrota. Le siguieron gritos de júbilo del otro lado de las gradas por parte de  la escuela que representaba a los Lobos.
-Creo que alguien deberá pagar mi almuerzo toda esta semana- comento irónicamente Miranda.
-Claro…que clase de caballero seria- contesto Joel. Para haber perdido, parecía conservar su carisma.
Salieron del gimnasio por la puerta principal, que los llevaba al campus. El sol acariciaba los árboles que estaban entre las bancas, donde desayunaban muchos de los alumnos a la hora del receso. Tan solo hacía unos días que habían entrado alumnos de nuevo ingreso y estos ya se habían acostumbrado a las instalaciones del lugar. Aunque extrañaba  a los egresados, aquellos chicos guapos que deleitaba ver en los partidos o en las horas de almuerzo. Los ingresados solo parecían niños, algunos le recordaban a su hermano menor.
-Pero mira quien se digna en aparecer- comento miranda.
Tres bancas más adelante, una chica alzaba la mano sacudiéndola de un lado a otro. Se trataba de Cloe una amiga de Joan desde la secundaria.
-Vaya que es todo esto- comento Joel cuando se hubieron acercado- tú también intentas salvar la materia de historia
-No claro que no- contesto Cloe- son las cosas de Bryan, el sí necesitaba ayuda…pero vamos, vamos los invito a sentarse.
-y ¿dónde está nuestro grandioso amigo?
-Fue a traer un refrigerio-sonrió-  las tutorías no son gratis después todo.
-Claro recuerdo cuando te pedí ayuda en Filosofía, creo que mi cartera lo lamento
Cloe impartía tutorías desde el primer semestre. La mayoría de chicos pedía su ayuda para pasar alguna materia que no entendían, en ocasiones muchos le pedían ayuda a entender algún tema complicado que muchos no entendían a la primera explicación. La mayoría de los que le pidan ayuda se trataba de hombres, que solo querían conseguir una cita con ella. Aunque Cloe era más lista de lo que creían y terminaba bateando ala mayoría, aunque eso no les impedía quitarle el ojo de encima. Cloe era alta y esbelta, con unos hechizantes ojos azules, tenía unos labios delgados y rosados. La adornaba su cabello largo, ondulado y rojizo que brillaba a la luz del sol. Era la envidia de muchas chicas del curso y objetivo de varios hombres de la escuela. Pero Cloe no estaba interesada en nada de eso. Aunque era un misterio saber que quería.
-Vaya mira quien viene-comento  Joel
-Hola a todos- Bryan alzo ligeramente la mano- ¿interrumpo algo?
Bryan un chico del curso, que estaba en la mayoría de clases de Joan, cursaban juntos: Historia, Filosa, Algebra, Español, Química y recientemente lo veía en los partidos de basquetbol en la escuela, aunque pocas veces jugaba. Se le veía siempre sonriente y carismático, pero esta vez se le veía taciturno e impasible, Joan pensó que quizás se debería al estrés de todas las tareas que le había impuesto el profesor de algebra. Aunque ahora que lo pensaba, esta vez no está con Set, su amigo inseparable del curso, quizás fuera ese el cariz del asunto.
-Claro que  no siéntate
Tomo asiento al lado de Joan.
-Lamento la espera Cloe…la cafetería estaba abarrotada de personas del equipo de basquetbol-carraspeo- además de que hubo una pelea en la cafetería… ¿enserio estuvo tan mal el partido?
-Te perdiste de un buen partido- Joel contesto con triunfo- Aarón volvió a hacer de las suyas
-eso explica todo, creo que en estos momentos están en la dirección.
-Qué raro que esta vez no estés con tu alma gemela-comento irónicamente Miranda
Bryan se quedó callado un momento, el comentario parecía haberlo herido.
-Set… sufrió un accidente
Miranda abrió los ojos como platos y se quedó callada al momento sin agregar nada más.
-Lo siento, espero…
-¡Como puedes estar tan tranquilo es tu hija por dios!- grito  a tan solo unos metros una mujer que  se debatía entre los brazos de su esposo para cruzar el campus hasta la dirección.
-Amor… también es mi hija, pero este no es asunto de la escuela- contesto el marido forcejeando con la esposa.
-No me toques mierda-la mujer se liberó de los brazos de su esposo. Cruzo el campus y entro por la puerta principal. El marido corría detrás de ella.
-Vaya… ¿qué sucederá esta vez?-pregunto curiosa Miranda.
-Son los padres de Melina- contesto Joan. Melina era vecina de ella, desde la secundaria. Melina era una chica tímida y no solía tener muchos amigos.  Nunca llego a entablar una conversación formal con ella. Las únicas palabras que llego a cruzar con Melina eran solo saludos. Cursaba con ella la clase de Algebra, era una de las primeras de la clase y la favorita del profesor. Pero ahora que lo pensaba, no la había visto en ninguna de las clases- ojala se encuentre bien.
A lo lejos sonó el timbre, ahogando todo el bullicio. Anunciando por fin que el receso había terminado.
-Rayos... como odio algebra- dijo Joel cuando iban de camino al aula- espero que el profesor hable en español esta vez.
-Sería mucho pedir- convino Joan. Algebra era la materia que más trabajo le daba entender.  El profesor de algebra explicaba cada tema nuevo con varios métodos para resolver alguna ecuación. Cuando por fin creía en tener un método, el profesor explicaba otro más rápido y un menos complicado que acababa confundiéndola. Algunas veces se dignó a preguntar, logro entender un poco del tema. Hasta que alguien pregunto algo que termino confundiéndola más y al final termino llevándose la activad de tarea.
Esperaron al profesor de algebra  en el aula, habían pasado quince minutos desde que inició su clase y no hubo ningún vislumbre de que fuera a llegar a tiempo. Recostó su cara en sus antebrazos, deseaba dormir por lo menos unos minutos.
Hasta que se abrió la puerta y entro el (prefecto) y les aviso que se podrían retirar temprano, porque el profesor no podría asistir. Hubo muchos gritos de alegría.
Fue una de las  ultimas en salir del aula. Cuando anunciaron que el profesor no vendría, todos tomaron inmediatamente su mochila, y se aglutinaron en la puerta para salir del aula, Joan no tenía prisa por llegar a casa, por lo que espero a que todos salieran.
Estaba exhausta y deseaba llegar a recortase en su cama y dormir por lo menos una siesta. Últimamente se desvelaba más seguido por las tareas y en ocasiones no lograba conciliar el sueño tan rápido, por lo que en ocasiones, cabeceaba en las clases.
Alguien le toco el hombro ligeramente, por lo que se asustó ante la sorpresa, cuando giro la cabeza vio a Aarón que la miraba sonriente.
-Hola
-hola
No conocía bien a Aarón, solo sabía que estaba en algunas clases suyas, y que jugaba en equipo de basquetbol en la escuela. Desde que lo vio en el partido jugar, ignoraba que existía.
-Perdón por asustarte no era mi intención
-no hay cuidado
La miro detenidamente, como analizándola de pieza a cabeza, entonces ella comprendió que sucedería.

-Tienes libre el viernes
Sabía que algún día iba a pasar. En los últimos días, lo sorprendía mirándola en clases, cuando ella lo sorprendía, este se giraba hacia otro lado, pero sabía que cuando ella se volteara, volvería a centrar su atención en ella. Se decía que le a Aarón le gustaba, aunque no le dio mucha importancia, después de todo, los rumores siempre estaban al pie de la puerta.
-No- mintió, sabía que no tenía nada que hacer.
-El sábado quizás
-No lo siento-no le gustaba mentir, pero mucho menos le gustaba la fama que tenía Aarón, no caería en la trampa.
-La próxima semana seguro estarás libre ¿cierto?
-No lo sé.
-Oh vamos, será una salida casual como amigo.
-No estoy segura, tendría que ver si tengo un día libre y…
-Vamos Joan no te hagas del rogar- comento  Miranda- además solo es una salida casual-agrego-como las que tenemos tu y yo.
En el rostro de Aarón se reflejó un atisbo de agradecimiento por el apoyo.
-Bueno lo pensare-espero que con eso cesara todo
-Yo iré contigo-se invitó sola miranda-deberías llevar a uno de tus amigos y así sería más cómodo para mi amiga
-claro- contesto Aarón fascinado por la idea- solo faltaría que me dieras tu numero para hablarte la próxima semana-se dirigió a Joan.

Por un momento se vio tentada a darle un numero falso, pero se imaginó que este enseguida la llamaría para comprobar su era eral, no se quería arriesgar a quedar en ridículo. Entonces le dio su número. Y se vio forzada a ir una cita doble con Miranda Aarón y un amigo que el llevaría, además de una próxima llamada que le haría la siguiente semana para establecer la hora y el lugar al que irían. Reclamo a Miranda por haberla metido en ese lio, pero ella solo le dijo:
-Lo necesitas, créeme, ¿cuándo fue la última vez que saliste?
Miranda siempre se salía con la suya, aunque no la culpaba, era cierto que necesitaba salir, aunque detestaba la idea que fuera en una cita que ella no eligió.
-Anímate  será divertido- Joan solo supo asentir.
No salía muy a menudo con hombres, y siempre que uno la invitaba a salir, ponía cientos de pretextos para librase del compromiso o en ocasiones  simplemente no asistía al lugar acordado.  Pero la reconfortaba saber que su amiga estaría allí y con ella no podría quedar mal.
Caminaron de regreso a casa, como de costumbre. Conocía a Miranda desde los seis años, cursaron el preescolar y la primaria juntas, para pronto inscribirse en la misma preparatoria. Recordó como habían gritado de la emoción al saber que ambas habían sido admitidas en la prepa.
<<-Una amistad que durara toda la vida, dijo su padre al conocerla.
–Enserio crees eso papi-comento una Joan de tan solo 7 años-pero…y si se muda de casa, ya no la volveré a ver.
-Si la amistad que sienten la una por la otra es real, la distancia no creo que sea un problema-dijo en ese tono de cariño que solo reservaba para ella>>
-Has estado callada la mayoría del camino ¿qué te sucede?
-Nada, estoy bien
Miranda se interpuso en su camino sorpresivamente y le apretó la nariz con ambos dedos. Pronto se libró de su mano, cuando ella le miro noto que iba enserio
-A mí no me engañas que tienes
-Enserio nada.
-Te conozco Joan… ¿es por ese chico?, porque si en realidad no te agrada podría…
-No está bien es solo que no puedo  evitar pensar que olvido algo, y al ver a ese chico sentí una especie de dejavu, suena tonto pero siento que esto ya lo he visto antes.
Miranda soltó una carcajada al oír aquello, y al instante Joan se sintió ridícula por lo que había dicho, entonces también convino en reírse con ella.
-Entonces este será un cliché de amor como en esas  películas  de romance

¿Yo soy?Where stories live. Discover now