Capítulo 2

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Kylo Ren bajaba con pasos pesados de la plataforma de su nave. Activó el mecanismo de su máscara y se la quitó para respirar hondo ese aroma enmohecido del viejo bosque de la Luna de Endor. Desde la derrota del imperio ese lugar había permanecido desierto, y visitarlo era casi un tabú debido a lo que representaba, el fin de una era. Para Ben Solo, ese era el único lugar donde se sentía libre, donde podía ser él mismo.

Abrió la compuerta de seguridad del viejo refugio que una vez fue base imperial, y que ahora olvidado Kylo ocupó para su entrenamiento personal, sin escoltas, en aquel lugar donde descansaban las cenizas de su abuelo. Dejó la mascara sobre su receptáculo y se quitó el pesado jubón dejándolo con cuidado sobre el respaldo de una silla metálica. Se arremangó la camisa que llevaba debajo e hizo fuerzas con la pesada palanca, con un sonido se encendió el reactor principal que alimentaba toda la instalación. La mayoría de las salas se encontraban cerradas y sin uso, pero con el tiempo el muchacho había despejado lo necesario para sus largos retiros: un pequeño comedor con raciones, una baño, y una sobria habitación para su descanso.

Ben siguió con la mirada las luces que iban encendiéndose por los pasillos del refugio, afuera ya anochecía y debía preparar todo para su entrenamiento.

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Todas las noches lo acosaba el mismo sueño. Ben, en sus ropas de padawan, corriendo en el bosque hasta encontrarla. Allí estaba ella, sosteniendo su sable con la mirada enfurecida

–Devuélvemelo –le gritó, sorpendiéndose con su propia voz a través del codificador. Era Kylo Ren ahora

–¡Monstruo! –le gritaba Rey enfurecida. Al lado de la muchacha una sombra se hacía cada vez mas oscura, era Snoke –Eres débil –le decía ella –Yo no lo seré –La oscuridad comenzaba a consumirla.

–Patético –secundaba Snoke a su lado

–¡Rey! –gritaba él con su voz metalizada y se disponía a correr tras ella

–¡Quítate esa máscara! –Era la voz de su padre ahora que le hablaba desde el puente. Ben se giraba hacia él perdiendo de vista a la muchacha –Ella sabe lo que hiciste –sentenció Han Solo.

La angustia se agolpaba en la garganta del muchacho –¡No tenía opción! –dijo Ben con su propia voz nuevamente.

-¡Beeen! –Rey gritaba por él, pero la oscuridad no le permitía encontrarla

–¡Rey! ¡Rey! –corría en el bosque nevoso otra vez buscándola. La oscuridad se cerraba a su alrededor y los gritos de ayuda de la muchacha se perdían en ella.

-¡REY!- Despertó con el eco de su nombre resonando en las paredes metálicas del refugio

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De un grito Rey se sentó en la cama. Jadeaba con las mantas apretadas en sus puños, tenía mechones de pelo pegados a la cara por el sudor. Con los ojos bien abiertos recorrió la habitación con la mirada aun asimilando que todo había sido un sueño, tragó saliva y echando un suspiro volvió a recostarse en la cama para tratar de dormir.

–No puedes dormir –escuchó a Ben, y se percató del tirón de la Fuerza. De pronto sintió como la angustia que había dejado su sueño se disipaba

–¿Tu tampoco? –le preguntó

–No... –

–¿Tuviste pesadillas también? –insistió ella

–No como las tuyas –reflexionó él y Rey lo sintió inundando su mente –Aun añoras a tu familia –dijo Ben con un tono de reproche. La muchacha guardó silencio y trató de empujarlo fuera de si. Una lagrima corrió por su mejilla. –¿Volviste a la caverna?- Le preguntó él

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