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Después de esa tensión en el comedor por la respuesta del grupo ante la confesión que Yoongi había hecho, todos se habían retirado a sus habitaciones a descansar un poco. Querían estar bien descansados para el día siguiente.

Y Jungkook cumplió con el trato que le había hecho a su hyung, dirigiéndose a su habitación.

Seokjin estaba pensativo. Seguramente, pensando en lo que había pasado antes. En como Hoseok había abrazado a Yoongi. Todos sabían que esos dos estaban más que enamorados, y no entendían como no confesaban de una maldita vez. Jeon estaba más que seguro que aquella idea rondaba la cabeza del mayor del grupo.

Negó suave y se quitó el pantalón, quedando en bóxer. Si bien antes había sentido como volaba ante aquel abrazo, debía seguir con su plan de provocar a Seokjin. Así que tomó su camiseta blanca, la más larga pero la más ajustada, y se la colocó. Se miró al espejo unos segundos pata confirmar si esta marcaba sus pectorales y luego se volvió a voltear.

—¿Qué tanto piensas, hyung?

Seokjin apartó todo pensamiento de su cabeza al escucharle, sintiendo como su corazón paraba de latir. Sí, ahí tenía a Jeon Jungkook, mostrando sus hermosas piernas junto a aquella cadera y su pecho bien marcado bajo la ropa.

Ropa que Seokjin quería arrancar con los dientes si hacía falta.

Dio una respuesta que ni él mismo sabía de dónde había salido, y se acomodó en su cama, rezando que no hiciera ningún movimiento brusco.

Pero su oratoria era más inútil que rascarse el pie cuando tienes hambre. Jungkook se tumbó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro, ocultando el rostro en su cuello. El aire salía de su boca y chocaba directamente con su piel, la cual estaba ya estremecida, necesitada de más.

Y ahí se encontraba Seokjin, deseando estar encima del menor, devorando toda su piel como si de un dulce se tratara.

— ¿Estás bien, hyung? —La voz angelical de Jungkook le hizo estremecerse. — Estás suspirando mucho...

— Antes has provocado a hyung, y eso no se hace.

Jungkook rió por el tono ajeno.

— Jungkookie solo quería jugar, sabes qu-.

— Jungkook. —La voz de Seokjin sonó algo brusca, haciendo que ni siquiera las respiraciones se escucharan en ese momento. — ¿Por qué actúas así conmigo? Yo... Pensé que te gustaba, ya sabes, más allá del deseo carnal de adolescente revoltoso que eres.

Jungkook gruñó suave y se separó un poco de sus brazos.

—¿Acaso te crees que te busco como si fueses una puta?

Las palabras de Jungkook hicieron que Seokjin se incorporara un poco también, muy sorprendido por aquello.

— No quería decir eso...

Pero el más joven no le escuchaba. Estaba por ponerse en pie para dormir incluso con sus hyungs si hacía falta, cuando Kim lo sujetó del brazo con fuerza.

— Me gustas. Mierda, Jungkook, me gustas desde que eras un crío. ¿Sabes lo pedófilo que me sentía al principio? Eres tan bebé... Mi amor era tan puro hacia ti, hasta que antes me has tocado el pene. Ahora ya no pienso en ti como a mi bebé, sino como a un hombre.

—¿Y eso es malo? Yo siempre he pensado así de ti, desde RUN.

— Lo sé. —Jungkook se volteó, iniciando contacto visual. — Te vi en el baño aquel día, gimiendo.

El calor llegó a las mejillas del más joven mientras recordaba cómo había tenido que desfogarse con su mano en la ducha mientras gemía el nombre de Seokjin.

El mayor rió y acarició su mejilla de forma suave ahora que él se había volteado de nuevo.

—En serio me gustas...

Y Jungkook pudo sentir que ese sentimiento era real. Tan real como ellos dos, tanto que dolía.

— Hyung... Yo... Tú...

— Y pensar lo atrevido que te veías antes...

— ¡SHH! —La vergüenza volvió a su rostro. — Me gustas también. Pero quiero un beso... Quiero que seas mi primer beso.

Y el corazón de Seokjin dejó de latir otra vez. Porque no, no se creía lo que Jeon había pedido. Tragó saliva y vio como el chico parecía encogerse en él mismo. ¿Tantas inseguridades tenía? No era justo.

— Ven, bebé. Quiero ser más que eso.

Y Jungkook se lanzó a sus brazos, necesitado de cariño. Las caricias por el cabello y mejillas no tardaron en llegar, haciéndolos suspirar suavemente a ambos. Aquello confirmaba que tal vez no era solo gusto lo que sentían por el contrario, pero no querían saberlo. No aún. Preferían disfrutar de aquello como nunca antes.

Las manos de Seokjin tomaron el rostro de Jungkook y se inclinó poco a poco sobre él, dejando un dulce beso en sus labios. Fue apenas un roce, pero los hizo marearse. Jungkook sintió como si una manada de elefantes trotasen dentro suyo, mientras que Seokjin sentía que su corazón ardía. Ardía como nunca antes había ardido por nadie.

Porque este no era su primer beso, pero sí el que más sentía. Seokjin, a diferencia de Jungkook, había besado antes. A hombres y a mujeres. Pero jamás había deseado mantener ese beso por horas.

Cuando se separó de sus labios, no esperó ni un segundo en volver a besarle, apresando sus labios con suavidad entre los propios. Los besos eran algo húmedos, o eso creía Jungkook, ya que el ruido que estos ocasionaban cada vez que se atrapaban y se soltaban hacía que se excitara. Seokjin tenía razón, era un loco hormonado.

Sin saber cuando ni como, la lengua de Seokjin rozó sus labios y acabó acariciando su paladar, enredándose en su lengua.

Y no querían parar.

Ma raison est toi    | JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora