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Las lágrimas de Jungkook no paraban de caer por sus mejillas, ni siquiera el agua de la ducha calmaba su malestar. Otro sollozo se escapó de sus labios y se tapó estos con su mano. Su cuerpo inclinado hacia adelante, sintiendo sus ojos arder con rabia. Le dolía el corazón. Jadeó y tomó la esponja que estaba dentro de la ducha, lavándose sus brazos con fuerza y rabia, queriendo quitar cualquier rastro de los besos de Seokjin, cualquier indicio de sus manos, sus besos y su aliento, mientras los recuerdos atacaban su cabeza.

Una hora antes...

Jungkook no sabía qué estaba pasando, pero el placer era incalculable. Los labios del mayor viajaban por todo su cuello. Sentía sus suaves manos por todo su cuerpo. Se sentía demasiado bien en ese momento. Se sentía amado.

Los labios de Seokjin empezaron a recorrer el levemente marcado abdomen de Jungkook, preguntándose en qué momento la ropa había desaparecido de su cuerpo. Sabía que estaba totalmente desnudo. Las sábanas se pegaban a su cuerpo mientras su piel rozaba la exquisita del otro, deleitando sus sentidos. Suave y delicioso. Todo era suave y delicioso.

Los gruesos labios de Seokjin atraparon un pezón, sintiendo la espalda del menor arquearse con suavidad ante esa corriente eléctrica que había barrido su cuerpo. Recordaba en todo momento cuando se habían masturbado, sintiendo la esencia del otro en su mano, viendo como temblaba. La mejor escena de su vida.

Seokjin bajó por su abdomen y pasó de largo de su miembro, haciendo que Jeon se quejara y Jin riera. El menor estaba demasiado caliente y delicioso ante los ojos depredadores de su hyung.

- Ah, Jungkook... De verdad te amo, pequeño... 

El menor, al escuchar esas palabras, se tensó. Las imágenes de hacia unos minutos golpeaban su mente con fuerza. Se sentía enfermo al dejar que Seokjin jugara con sus sentimientos. Por eso, de un suave golpe, lo apartó de encima y corrió hacia el baño. 



Y ahí seguía, llorando sin parar. Se sentía tan roto, que ni siquiera el pensamiento de que todo había sido imaginación suya desaparecía. Escuchó la puerta abrirse y vio a través de la mampara de la ducha como Seokjin entraba en la habitación, cerrando tras de sí. 

- Jungkook... ¿Qué demoni-? -La pregunta del mayor quedó en el aire al ver a su amante con la piel roja e irritada, al igual que sus preciosos ojos.- Kookie, mi amor... 

- D-déjame... -Se quejó el menor, cubriendo su cuerpo entre sus brazos en un intento de ocultarse de su mayor. 

Pero eso no era suficiente para Seokjin, quien se desvistió rápidamente del pantalón que llevaba y entró con él en la ducha, rodeando su cintura con sus brazos. Luego, dejó pequeños besos en sus hombros, sintiendo como estos convulsionaban. Suspiró y bajó los besos a lo largo de su espalda de forma suave y tierna, subiendo luego hasta su cuello y nuca. Sabía que así su menor se calmaba un poco, y se alivió cuando vio que eso funcionaba. Con una dulce sonrisa, lo volteó y descubrió su rostro.

- ¿Me vas a decir qué pasó?

- N-no me amas... Tú... Te vi con Taehyung... - Soltó sintiendo un gran nudo en su garganta.- Os vi, y os escuch-

- A Taehyung le gusta Jimin. Ya no siente nada por Jiwoo. - Aclaró con un semblante serio, tratando de disimular lo divertido que le parecía el momento.

Jungkook alzó la vista bastante sorprendido, sintiendo sus mejillas volverse rojas ante la vergüenza que estaba pasando en ese momento. Seokjin rió suavemente, besando sus mejillas.

- Serás bobo... Me duele que dudes de mi amor por ti, conejito. - Le susurró con cariño, mimando su espalda baja de forma tierna.- Hyung de verdad ama a su conejito bonito. Y te ama muuuucho mucho ¿hm? Solo a ti, y para siempre.

Los ojos de Jungkook se volvieron a llenar de lágrimas ante sus palabras y volvió a ocultarse entre sus brazos y en su pecho, acongojado por lo que el otro le iba diciendo. Ahora se arrepentía de su actuación infantil. Pero, para Seokjin, era una de las mayores muestras de sentimientos que el pequeño podría mostrar: estar celoso. Y, por lo visto, el chico celoso era lo más bonito del mundo. 

- Te amo, hyung... No... Joder, lo siento... -Dijo tremendamente arrepentido, escuchando al mayor volver a reír de forma dulce.

- Mi pequeño... Te adoro. 

Jungkook alzó la vista entre sus brazos y le miró fijamente, admirando su perfecto rostro con esa hermosa sonrisa. Se sentía tímido entre sus brazos, incluso pequeño al fijarse en sus amplios hombros. Seokjin era lo más hermoso que Jeon había visto jamás. 

Sin saber cómo sus labios volvieron a unirse en un pequeño beso, uno suave y delicado, lleno del amor que se profesaban entre sí. Una pequeña caricia de Kim bastó para que la llama que parecía dormir en su interior se encendiera a fuego vivo, haciendo a ambos chicos temblar en brazos del otro. En ese momento, Kook supo que los besos no serían suficiente para apaciguar la tormenta que se les venía encima. 

- Hyung... -El sonrojo volvió a sus mejillas.- ¿Podemos seguir con lo de antes? -Pidió tímidamente el menor, acariciando de forma tímida su nuca.

Su mayor sonrió ladino y apagó el grifo, volviendo a besar los rosados labios ajenos.

- Vamos a la cama, conejito... 

Jungkook sonrió al saber que se había salido con la suya en ese momento, relamiéndose los labios varias veces antes de echarse el cabello hacia atrás con suavidad. Seokjin se estiró y tomó el albornoz del maknae para dárselo con una sonrisa, antes de tomar para él una toalla y atarla a su cintura. Kook paró frente al espejo mientras trataba de bajar un poco el sonrojo de sus mejillas, sintiendo el aire del exterior congelar sus piernas aún empapadas. Seokjin ya estaba fuera. Suspiró, apagó la luz y salió de ahí, viendo a su amante frente a Namjoon, quien parecía preguntar algo desde la puerta. 

Pero ese detalle fue el menor. La espalda del mayor de los Kim estaba frente a él, empapada, brillante. Simplemente exquisita. 

Y Jungkook no podía esperar más. 

Ma raison est toi    | JinKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora