Capítulo 8

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  • Dedicado a Adriana
                                    

Peter se baja del auto sin siquiera hacerlo a un lado. Corre con Justin, se pone enfrente de él y alcanzo a ver que los dos mueven la mano, saludándose. Peter le dice algo y Justin voltea al auto y me ve. Solo un momento, después se voltea. Siento cómo me duele en el pecho. Un minuto después, la chica suelta la mano de Justin y sale corriendo, no deja de correr hasta que la pierdo de vista. ¿Qué?

                Cuando giro de nuevo con Peter y Justin, uno está encima del otro. Salgo rápidamente del carro y de reojo veo que no hay ningún carro atrás del que rentó Peter. Jalo la camisa de uno, aunque no sé quién es. Logro separarlos, aunque siguen tirados.

                —¡Es mi hermana! —le exclama Peter—. ¡Imbécil!

                Me acerco a Peter, le doy una mano y lo ayudo a ponerse de pie. Los dos miramos a Justin, intentando levantarse. Cuando veo su rostro, tiene sangre saliéndole del labio inferior. ¿Lo ayudo o no lo ayudo?, pienso. No. Era obvio que Peter le daría una paliza.

                Me pongo enfrente de Justin, seguramente solo ve mis zapatos, aún no se puede levantar.

                —No te conocía —comienzo a decirle—. ¿Cómo dije que sí tan pronto, verdad? Quién sabe. Tal vez sí eres como los medios de comunicación dicen, un patán. Qué tonta que fui. No te conocía.

                Justin lanza un escupitajo al piso, un lugar alejado de mis zapatos. Solo es sangre. ¿Es grave?, pienso otra vez. No, me obligo a pensar.

                —Creo que es obvio lo que somos ahora.

                Es lo último que le digo. Lanza otro escupitajo, pero ya estoy dándole la espalda. Peter tiene las manos en las rodillas, todavía tomando aire, pero solo tiene mugre en la cara. Lo tomo del brazo, sin importarme si le dolerá o no, y después vamos al carro.

—No quiero hablar de eso —le pido.

                Suelta un suspiro, después asiente. Conduce a quién sabe dónde, en el GPS hemos borrado 288 Willow Street, no podemos ir con los abuelos de Justin después de no ser… nada. ¿Y si fue un malentendido? ¿Si tomaba la mano de esa chica solo porque estaba… ayudándola? ¿O si era su prima? Ni siquiera le di la oportunidad de explicarlo… Y algo dentro de mí siente que no tenía que hacerlo, porque nunca fuimos nada. Nunca lo conocí.

                —¿Nos vamos a quedar aquí?

                Pasa por el Teatro Avon. Hace más de una semana que me trajeron Ryan y Chaz y después recibí la enorme sorpresa y luego fui con el mismo Justin, claro que nos la pasamos mejor. Una semana y terminamos. Río por dentro. De verdad no lo conozco. Una lágrima sale.

                —Mierda, _____, no llores por ese idiota.

                —Ya.

                —¿Adónde vamos a ir, entonces?

                —A casa.

                —Les juramos a Mae y Marcos que no volveríamos para darles tiempo, ¿recuerdas? ¿Recuerdas que Marcos dijo que era buena idea?

                —Otra casa. Págala tú.

                —Ah, sí, claro, ¿en dónde quieres? ¿Miami? ¿Hawái? Ah, ya sé, Dubái, en dónde tú quieras, sí.

                —Peter…

                Le susurro. Gira a verme. Su cara cambia cuando ve mis lágrimas. Da un golpe al volante y se estaciona en un hotel.

                —No nos vamos a ir ya, acabamos de llegar hace menos de tres horas. Vamos a quedarnos. Vas a dejar que Justin te encuentre y vas a hablar con él. Al menos que te explique, ¿sí?

                —¡No quiero que me explique! ¡No quiero saber que pasó!

                —Tienes que saber —dice con calma—. No te puedes…

                —Espera —lo interrumpo—. ¿Que Justin me encuentre?

                —No puedes ir a buscarlo tú. Él es el chico. Acostúmbrate a eso. Además, él fue el que metió la pata y andaba de la mano con alguien más, no tú. No te olvides de eso.

                Asiento con la cabeza. Arranca el auto.

                —¿Adónde vamos? —le pregunto.

                —A un hotel.

NR: JUSTIN.

Al llegar a mi casa en el 288 Willow Street casi gateando, todos se acercan a ayudarme.

                —¿Qué te ha pasado?

                Me pregunta el chico. Está junto con Ryan y Chaz, al igual que cuando los vi con _____ cuando le hice la sorpresa a ella en el Centro Comercial. Park.

                —Peter y _____ me vieron con tu hermana —le contesto, con odio. Él comienza a reírse.

                —Ya era hora de que la terminaras. Ella —dice ahora refiriéndose a su hermana—llegó corriendo, llorando.

                Me quedo callado. Asustado por lo que pueda decir, aunque ya sé qué es, no quiero escucharlo.

                —¿Crees que se quedará así?

                No contesto.

                —¡Te estoy hablando!

—No —suelto.

—¿No qué?

—No se quedará así.

—Y dime por qué.

—Porque eres Park.

—Sí, soy Park Gennings. Y le haces el sueño realidad a mi hermana o tienes consecuencias. ¿Te repito cuáles son?

—No.

—Bueno, lo haré.

Odio su tono burlón.

—Porque tengo contactos en todas partes. Porque ellos te darían en donde más dolería. Porque es mi hermana. Porque quiero. Porque soy Park Gennings.

—Me lo sé de memoria.

—Qué bueno. Ah, y que no se te olvide esto: me acusas, dices algo de esto a alguien, y peor te va, Bieber, los contactos no terminan.

Me pongo de pie. Qué tonto, Bieber, te quedaste tirado frente a los pies de Park, idiota, pienso. Soy más alto que Park, aunque me lleva por unos 5 años. No lo intimido de igual manera.

—Lo sé —le digo.

—Ahora dime qué tienes que hacer.

—Iré con tu hermana y le pediré perdón, ¿está bien?

—Perfecto. Invéntate una buena historia. Después salen para que las cámaras los vean juntos y oficialmente sea tu novia.

—Mi novia es _____.

Golpe bajo. Estoy en el suelo de nuevo.

—¿Quién es tu novia, Justin?

—Karen.

—¿Karen qué?

—Karen Gennings.

—Sí, que no se te olvide su apellido.

Posdata; miren el REPARTO de este Capítulo para poder imaginarse mejor a KAREN Y PARK GENNINGS. 

Pontoon (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora