Capítulo 9

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NR: JUSTIN.

Quiero verla. Es lo único en lo que puedo pensar. Quiero verla. No aguanto sin ella. No paro de preguntarme: ¿si no le hubiera pedido que fuera mi novia, seguiríamos juntos?,  ¿se fue o se quedó en Stratford?, si se quedó, ¿estará esperándome?

                Mierda, mierda, mierda. Metí la pata.

                “—Si me acusas y me llevan a la cárcel o alguna estupidez así, no te preocupes, se enterarán, te buscarán, después buscarán a las personas que te importan y se las llevarán a un lugar… no tan bonito, para que estén ahí hasta que me saques de la cárcel. O haces realidad el sueño de mi hermana, o te atiendes a las consecuencias, al fin, ya las conoces, tú decides si las quieres vivir.”

                Park Idiota Gennings.

NR: _____.

—Oye —me llama, no quiero escucharlo, no quiero hacerle caso, no quiero escuchar su sugerencia—. ¡Oye! —exclama.

                —¿Qué? —contesto, seca, cortante, intentando suplicarle que no me diga lo que quiere decirme.

                —Han pasado dos semanas, _____, ¿todavía crees que va a venir por ti y explicarte lo que pasó y pedirte que vuelvan? Pedirte, suplicarte, rogarte, no sé, ¿pero crees que lo va a hacer?

                —Es que qué tal que…

                —Qué tal nada, no lo defiendas. Piensa en la posibilidad de que… —suspira— de que de verdad quiera estar con esa chica.

                Suspiro y miro hacia abajo, las lágrimas están por venir. Peter deja de arreglar sus maletas y me abraza. Mi maleta, junto con toda la ropa que compré en Miami, están en casa de los abuelos de Justin. ¿Es bueno o malo?

                —Peter —le digo, casi emocionada.

                —¿Qué? —se despega, me mira intentando saber qué pasa, como si leyera mis ojos, está esperando con ansias que le diga por qué me he emocionado.

                —Dejé mi maleta en casa de los abuelos de Justin.

                —Ah, no.

                —¡Tengo que ir por mis cosas! ¡Ahí está la ropa que compré en Miami, Peter!

                —_____, no, no vas a ir a verte como arrastrada, ¿imagina…?

                —Peter, en esa maleta tengo regalitos que compré para ti.

                Le cambia la cara.

                —No inventes, ¿qué?

                —Lo que más querías. ¿Recuerdas cuando estábamos en Internet buscando algo que querías y descubrimos que no lo vendían en Chicago?

                —Ajá —dice, emocionado.

                —Los vi junto… junto con Justin, pues, cuando estábamos en un Centro Comercial.

                —No jodas. ¡ESPERA! Termino mi maleta y nos vamos, corre, corre, corre.

Peter termina más pronto de lo que pensé. Y pensé que lo haría rápido, entonces lo hizo como flash. Nos despedimos en el lobby del hotel, en realidad nunca salimos, nos quedamos en la habitación, esperando a que sonara el teléfono y nos dijeran que teníamos una visita o algo así.

Pontoon (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora