Capítulo 5: Correr.

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Dar con la guarida de los dragones a través de un túnel rocoso fue lo más peligroso que había hecho en su espléndida vida, pero después de pasar por un montón de obstáculos llegaron a un sitio totalmente nuevo y lleno de vida. Un montón de árboles en un estado envidiable, un lago que dejaba ver su interior, además de las familias que disfrutaban con tranquilidad en el prado. Nadie se daría cuenta de que eran dragones si no llega a ser por los ojos que poseían, esos que las paralizó del miedo porque la veían con cierta desconfianza y a la hora de entregar a Blazh resultó ser un reto porque parecían querer decapitarlos por tener una cría a saber con qué fines.

Lo único que relajó aquello fue cuando el infante contó su versión de la historia exceptuando del vampiro que daba igual de miedo que su madre cuando se enfadaba sacando risas a los de su alrededor.

Para entonces habían dado con un montón de ellos, y la que parecía estar en su hogar era Cassiopeia, investigando cuántos tipos de dragones había con preguntadas nada disimuladas. Estaba segura que cuando volvieran al cuartel general sería castigada por Nevra, aunque sabía que tendría un futuro similar teniendo en cuenta que habían actuado impulsivamente y desviado del camino, así que ya tenía en mente a cierto elfo con sus sermones de lo irresponsable que era ante situaciones de peligro.

Cuando estuvieron la guardia junta siendo ayudados por la madre, solo les quedó ir a por el dragón más sabio e informarle de sus planes, que desconocía en su totalidad porque debían esperar fuera. Al menos se entretuvo intercambiando palabras con los miembros restantes, y de paso, ayudarles a trazar en el mapa el camino que tomaron por equivocación, así como darles la advertencia de que debían tener cuidado al volver.

—Hemos terminado aquí.

Esas fueron las palabras del jefe de la guardia obsidiana mientras que estrechaba la mano con aquel anciano recibiendo una sonrisa leve, a pesar de que tenía una amarga sensación instalada en el estómago y que aquello no significaba nada bueno, Aline prefirió recoger sus cosas con cierta rapidez.

—Aceptamos por el bien de Eldarya, y también, en compensación de que hayáis traído a la cría a salvo.

—Tenemos un par de novatos que aun cuestan controlar pero hicieron lo correcto.

Lo sentía como una especie de indirecta, y aun así, calló para no defenderse como quería. Antes de siquiera darle tiempo a adelantarse en ir la primera con los escogidos de su guardia notó que era sostenida por el cinturón apunto de quejarse si no fuera que dio con el rostro serio del elfo. Tragó saliva buscando en su ingenio cualquier excusa que fuera válida para salvar su pellejo, sin embargo, no dijo una palabra mientras que veía con expresión confusa como tomaba un par de botellas que contenían ligeros hechizos.

—¿Por qué lo necesitas?

—¿Por qué debería decírtelo cuando debería ser obvio para ti?

Antes de siquiera replicar observó esa sonrisa ladina que tanto la sacaba de quicio sabiendo que no traería nada bueno, sin darle tiempo a abordarle de nuevo por adelantarse mientras que se despedía moviendo la mano con burla, en definitiva quería ahorcarlo.

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Capítulo 5
Correr

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Estuvo castigada durante un mes después de aquella misión siendo una tortura compartir el mismo espacio que Ezarel durante veinticuatro horas dentro de la sala de alquimia, ¿y por qué? Al ser su lugar de trabajo se volvía irritante al punto de que si solo pasaba un contenido mal era capaz de repetirle lo inútil que era, y bueno, digamos que su única venganza fue desordenarle los brebajes que tenía ordenados alfabéticamente. Quizás también hecho un desastre con un cajón lleno de pergaminos. Por eso huyó en cuanto escuchó que no tenía nada que hacer ya cuando su trabajo ahí dentro había acabado, no sería capaz de enfrentarse a su furia y se compadecería de la pobre alma inocente que cayera en sus garras.

"Es por su bien, así aprenderá a tratarme como debe."

Lo repitió mentalmente a medida que avanzaba por los pasillos en dirección del mercado, si aun tenía suficiente maana, obtendría al menos una ración para la comida de su familiar. Estaba calculando cuando quedaría hasta que a las puertas de su liberación dio con una cara desconocida, era un chico que aparentemente se veía mayor en comparación con ella y sumergido en su mundo. Tenía el cabello oscuro como el carbón con unos ojos de color zafiro, arrastrando una espada que desde su percepción debía pesar más que él, ¿quién era y por qué antes nunca se había dado cuenta de su presencia?

—¡Ashkore!

Era la voz de Cassiopeia acudiendo rápidamente donde estaba aquel muchacho, tenía ganas de quedarse a observar con fines de recolectar información, estaba dándole curiosidad pero no podía perder tiempo así que marchó de ahí con esa extraña sensación de ser observada. Y a pesar de que se dio la vuelta, los dos estaban hablando de sus cosas mientras volvían al cuartel, así que negó inmediatamente. Estaría volviéndose loca de seguro.

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—...

Contuvo la respiración un par de segundos al descubrir la fechoría de la castaña llevándose los dedos al entrecejo, sobándolo un par de veces con tal de no perder los nervios, no se dejaría llevar y mantendría la calma para no gritar.

—Ezarel, tenemos que hacer el inf-... —El jefe de la guardia Sombra paró en el marco de la puerta al observar a su compañero tan rígido y con sus orbes clavados en aquel estante, hasta reconocer que estaba todo hecho un lío.— Sea quien sea, tiene agallas.

—Cállate, cuando la encuentre no seré nada gentil.—En cuanto se giró para hablar de lo que venía obtuvo un rostro lleno de sorpresa del vampiro causando que chasqueara la lengua.— ¿Nos llamó para hacer los informes?

—...Sí, tenemos que entregárselo después a Ykhar para que los repase.

—¿Algo más?

—También necesito la receta de una poción para amansar a los familiares.

Asintió para dirigirse donde tenía aquello, siendo ahí que se acabó su inquebrantable paciencia y ende, Nevra el observador de cómo perdió los nervios además de un montón de... ¿Amenazas? Sí, estaba seguro que lo era, teniendo en cuenta que hablaba en elfico y no conseguía descifrarlo. Quería soltar al menos una risa porque nunca vería nada igual durante unos largos meses, sin duda, tenía la certeza de que la única culpable de ese desastre era la joven recién reasignada a Absenta.

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Una sensación de satisfacción interna recorrió su cuerpo en cuanto obtuvo los caramelos para Sana, su preciado familiar, guardándolos dentro de una bolsa dando así la vuelta para regresar a lo que era el cuartel. Eran cuatro, no tenía para más por hoy, tenía que ir pensando en cómo repartiría su energía si quería mantenerse en pie y también con vida al animal. Murmurando su plan de increíble plan de ahorro que no se percató del peligro acercándose con rapidez con aura de molestia emanando de su cuerpo aunque sí lo oyó.

—¡Aline!

—...

Lo último que recuerda antes de correr en dirección contraria era la cara de la mismísima muerte queriendo darle caza. Y exageraba un poco, pero por desgracia, Ezarel molesto era igual a tener los minutos contados.

—¡Vuelve aquí, mitad inútil!

BrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora