Conexión

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Draco permaneció durante otra hora en la madriguera degustando un poco más de la deliciosa comida de Molly Weasley, a pesar de que en el fondo era consciente de que aquello no era más que una excusa para poder esperar noticias de la misión en la que acababan de embarcarse la mayoría de asistentes a la fiesta de Arthur Weasley, sin que eso pareciera sospechoso.

Sabía que era paranoia, pero le daba la impresión de que todos estaban al pendiente de sus movimientos en relación con Hermione Granger como si eso significara que estaba preocupado por ella de una manera más profunda de lo que lo estaría un sanador por su paciente, aunque técnicamente esa relación ya no existiera, pues aunque las pruebas continuaban, estaban a cargo de Olivia, y eso lo eximía de toda la responsabilidad.

A pesar de que todavía no se había hecho a la idea.

Pansy se veía igualmente tensa mordiéndose las uñas lo que no era natural en ella, pues siempre había logrado mantener la compostura aún en los momentos más difíciles. Draco estaba convencido de que aquel nuevo hábito era producto de la estrecha relación de su amiga con la familia Weasley, pues varios de sus miembros, especialmente Molly, se veían igualmente inquietos por la situación.

Y no era para menos, puesto que tres de los hijos de la mujer, sin contar con Harry y Hermione, se había marchado hacía poco más de una hora a perseguir a un loco que parecía bastante peligroso.

Por lo que había podido escuchar, Alex Avery tenía las mismas ideas racistas de Voldemort con la diferencia de que este hombre pertenecía a una familia de los sagrados veintiocho. Draco no podía evitar recordar con asco todo aquello que había visto hacer a los mortífagos durante el tiempo de la segunda guerra mágica, e incluso fue imposible que evitara evocar con vergüenza las propias actuaciones ilícitas que había cometido.

Podía no haber sido un asesino, pero había sido un torturador y no había manera de ignorar esa parte de su vida.

Mientras Theo y Luna conversaban sobre una criatura que según ella revoloteaba alrededor de las cabezas de todos los presentes, Blaise se acercó a Draco quien solo notarlo, puso una expresión indescifrable en su rostro.

—¿Todo está bien? —preguntó, sentándose en el sofá que ocupaba el rubio—. Pareces... preocupado.

—Estoy bien. —Draco evadió la mirada de su amigo, quien a pesar de su evidente renuencia continuó queriendo hablarle del tema.

—Granger estará bien —le dijo palmeándole la espalda.

—No sé qué te hace pensar que estoy preocupado por ella —contestó Draco sin voltear a ver al moreno que secretamente sonreía.

Blaise sabía que Draco era demasiado precavido en relación con cualquier cosa que pusiera en peligro el circulo de seguridad que había logrado construir a su alrededor, pero estaba convencido de que hacía progresos a cada paso.

—Conmigo no tienes que disimular. Es normal, hasta yo estoy preocupado y eso que Granger no es mi amiga.

—¿Y qué te hace pensar que es mi amiga?

—Tal vez la manera en que la mirabas y ella te devolvía la mirada. O quizás la forma como le pediste que se cuidara delante de todos —agregó Blaise—. No hay nada de malo con eso, no es como si estuviera diciendo que te gusta o algo así.

Draco volteó a ver a su amigo que esta vez mantenía una expresión seria. Sabía que no estaba tratando de fastidiarlo, pues sus ojos le decían que deseaba que él le tuviera la confianza suficiente como para contarle lo que estaba pasando por su cabeza en ese momento. Aunque Pansy era su mejor amiga y la más cercana, tanto Theo como Blaise habían tratado de mantenerse alrededor de Draco para evitar que perdiera el horizonte, pues lastimosamente el único de los cuatro que había sido obligado a tomar la marca tan joven había sido él.

Healer MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora