¿Sarah?

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TRAVIS

Me sentía con un pesor sobre mi cuerpo, y casi no podía respirar. Pero ya no me dolía nada de mi cuerpo y me sentía muy bien físicamente, excepto por lo antes mencionado.

Abrí los ojos y me daba vueltas lo que estaba en mi campo de visión y ya después todo se restauro.

Había largos tubos de led en el techo y eso hizo que cerrará un poco los ojos por lo brillante que estaba. Me encontraba acostado y al parecer era una cama; una muy cómoda, por cierto.

Trate de levantarme pero mis muñecas estaban atadas y no podía moverme. Después recordé a aquél tipo que vimos y entonces, empezó a acelerarse mi respiración hasta convertirse en jadeos.

De pronto se escucho una voz profunda y gruesa como si proviniera del inframundo. Era desgarradora.

-Tranquilo, tranquilo...-dijo y estaba detrás de mi-entre más trates de zafarte más se apretaran tus muñecas.-y en aquél umbral que resplandecía desde lejos, escuchaba su voz y hacía una caminata al rededor de mi con los brazos hacia atrás. Como un detective interrogando a un sospechoso.

-¿Quién rayos eres? y ¿Qué quieres de mi?-dije un poco alterado y es que sí lo estaba.

-No, no, no. Esas preguntas no son para mi, más bien, son para ti-se empezó a escuchar como un metal afilaba a otro, quizá un cuchillo-pero no, no hace falta saber esas respuestas. Ya las tengo resueltas-se posiciono detrás de mi nuca y seguía sin poder ver su rostro-no es así.... Travis?

NO PUEDE SER, sabía mi nombre y realmente no lo entendía, no podía comprender cómo es que sabía mi nombre.

Asomo su rostro. Maldita sea, maldita sea. Su cara estaba completamente deforme, aún más que la de aquél tipo, tenía sus ojos completamente negros. Parecía tener quemaduras muy graves, como si hubiese estado expuesto a varias fuerzas de radiación o algo parecido. No tenía nariz y su boca estaba chueca como si le hubieran dado un gran golpe.

Traía puesto una bata blanca que estaba completamente limpia, muy limpia y un pantalón de color negro; este ya se veía maltratado. Se fue acercando más hacia mi y con precisión me inyecto en la parte del cuello lo que parecía algún tipo de sustancia.

-Travis, Travis... aún sigues siendo tan inocente-observe cómo sacaba dos cuchillo; uno era de tipo cuchillo cocinero y otro parecido a una hacha de cocina-igual que tu padre...

Mi padre... él había fallecido en un accidente en la carretera. Mucha gente no lo conocía, era un hombre muy cerrado que nunca tuvo algo asociado con alguna empresa o algo por el estilo.

Sabía acerca de él y eso me ponía muy nervioso, claro, más de lo que ya estaba. Estaba perdido en mis pensamientos y en esta maldito lugar.

-Cómo es que sabe acerca de mi padre y acerca de mi nombre? Maldita sea, dígame.-me comenzaba a desesperar y mi respiración comenzaba a hacerse dolorosa.

-Valla, que grosero eh, no puedo creer que te pongas así, te cure las heridas que llevabas encima y trate que te pusieras cómodo y mira cómo me pagas.-dijo y de una manera muy tranquila pero aún así, me perturbaba.

-¡Suélteme, por favor! Yo sólo venía por asuntos de trabajo. Por fav...

-¡Callate!-me interrumpió-por trabajo eh...-Afilo un cuchillo.-de parte de quién vienes?

-Por el señor Jobs Ruperton, el me ha mandado.

-¡¡¡¡AHHHHHHHGGGGG!!!! ESE HJO DE PUTA.-Gritó y después se trato de tranquilizar.-ese hijo de puta me quitó todo lo que tenía, a mi esposa y a mis dos hijas, ¡Me quito todo!

Cada que hablaba me envolvía más y más de preguntas y esto me asustaba a grado que me empezó a doler la cabeza. Era un dolor punzante y cerraba los ojos apretándolos.

-Tu padre era una buena persona, sin dudarlo-sacó un cigarro de una de sus bolsas de su bata blanca-trabajaba en esta corporación al igual que tu esposa...

¿¡Qué!? ¿¡QUÉEEEE!? NO PUEDE SER.

-Sin embargo, tu padre me traiciono con ese idiota de Jobs... no te preocupes, tu esposa siempre fue buena conmigo y siempre estuvo a mi lado. Sarah amaba su trabajo y se notaba bastante, desgraciadamente pasó lo que nunca me imagine.

Se acerco a mi y me desato de la mano izquierda. Ya no podía mover la mayor parte de mi cuerpo. Mis labios se empezaban a dormir igual que mis ojos, me dificultaba bastante mantenerlos despiertos.

Fue detrás de mi nuca y apretó un botón. Enseguida se escucho como los engranes comenzaban a trabajar y la parte superior de la cama comenzó a levantarse hasta quedarme sentado. Fue por una mesita, como en las que se llevan a comer a la cama, estaba seguro que no iba a comer.

Tomo de mi brazo derecho y coloco mi mano sobre esta mesa que tenia lazos para sostener mi mano. Después de colocarla, amarro los lazos que estaban en la mesa y finalmente fue por un cuchillo que deslumbro con la luz que había en el cuarto.

-Valla Travis, al igual que tu esposa, eres una buena persona y te mereces conocerla. ¿A poco no? imagínate que ella supiera que estás aquí....-dijo y de nuevo afilo el cuchillo de cocinero

Mis labios ya no se podían mover, ya no podía hablar tan bien. Como si me encontrara en un estado de ebriedad. Mis labios estaban pesados para poder moverlos y mis ojos se empezaron a cerrar poco a poco.

-Desgraciadamente tu error más grande fue venir aquí, a investigar lo que nunca pasó y nunca pasará-dijo y puso el cuchillo sobre mi dedo índice, éste con sólo recargarlo sobre mi dedo, me hizo una cortadura como la de una hoja de papel.- todos aquí sufrimos, todos aquí sentimos mucho dolor, ¡bienvenido a la casa!-gritó­­- Sería injusto que tu no sintieras dolor, verdad?

Comencé a gritar por dentro y mis labios hicieron su máximo esfuerzo para negarme pero fue imposible. Mi corazón comenzó a latir muy rápido y mi respiración fue tan rápida como la de un ratón. Me llegó un recuerdo y era el de mi hija cuando veníamos de la iglesia y bebimos mucha agua de limón por lo cansados que estábamos. Y desde lejos empecé a escuchar la voz de este hombre.

-Todos dolerán.

Tenía que seguir viviendo y saber si Sarah se encontraba en este lugar, investigar sobre mi padre y sobre todo esto que me revolvió la mente. Era mucho y tan poco lo que me había dicho este hombre, quizá y podría haber más.

-Todos dolerán Travis, todos...

Mi vista se nublo y mi cabeza punzaba más fuerte y cada vez se volvía más fuerte.

Justo antes de cerrar los ojos, vi que en el umbral donde había salido el hombre de la bata blanca, venía una mujer y alcance a ver que venía tranquila. Se quedo parada y me observo, después corrió hacia a mi y se escucharon voces y gritos pero ahora se escuchaban en ecos, en muchos ecos.

El hombre alzó su brazo hacia ella y ella se quedo parada y se controlo como si la hubiera controlado con algún tipo de poder. Se acerco hacia donde estaba yo y traía puesto una mascara, me analizo.

De pronto sentí un dolor intenso y desgarrador. Agonizaba de dolor y trataba de gritar lo más fuerte posible, pero era imposible hacerlo. Voltee hacia mi mano y mi dedo índice estaba cortado y chorreaba mucha sangre, el hombre siguió con mi dedo medio. Estaba finalizando mi dolor y me empecé a desmayar, mi rostro volteo de nuevo a la mujer y esta se había quitado la mascara...

No puede ser, no puede ser, no puede ser

-Sarah...-dije mi ultima palabra y en serio no sé cómo la pude sacar. Mi esposa estaba viva...

Finalmente mis ojos se cerraron y yo me desmaye.

HouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora