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Terminé el café en silencio de camino al hotel, Ji Min llevaba las bolsas con mi ropa en su interior y con la mano que le quedaba libre sostenía su teléfono móvil. Supongo que chequeaba si alguien publicaba algo acerca de lo sucedido hoy. Me pregunto qué pensará la gente de mí. Ji Min no me dirigía la palabra. Trataba de hablar con él de vez en cuando pero éste empezó a escuchar música, dejándome sola con mis pensamientos. ¿Qué tan malo puede llegar a ser un sasaeng? me pregunté mirando al suelo. Suspiro, supongo que tendré que dejar el trabajo antes si quiera de empezarlo. Una mano sostiene la mía, alzo la mirada para encontrarme con un Ji Min serio y preocupado, pero a la vez... ¿triste?...

Llegamos al ascensor del hotel, aún dados de la mano. Las puertas se abren y nos adentramos en éste. Mi pulso se dispara al ver cómo las puertas se cierran. No acabas de recordar lo que pasó en Big Hit, Ha Neul... Imbécil.

 Haneul. 

 ¿Sí? Digo fuera de mis pensamientos, aunque sigo con la mirada fija en el suelo.

 Lo siento. 

Tras haber dicho ésas palabras y sin darme tiempo a reaccionar, me abraza, con fuerza. Yo no lo acabo de entender pero me aferro a él y cierro los ojos apoyando la cabeza sobre su hombro. 

Las puertas se abren y nos separamos, vamos en dirección a mi habitación, abro la puerta y él pasa dentro, dejando las bolsas en la entrada. 

—Me ocuparé de lo de hoy, no te preocupes.—  Y antes de darme cuenta, ya se había marchado, una vez más, dejándome sola.  Suspiro, me quito los zapatos y me acuesto en la cama, boca arriba. Vuelvo a suspirar, ¿En qué demonios me he metido? 

...

Salgo de la ducha y observo la hora en mi teléfono móvil. Mierda, se me ha hecho tardísimo. Termino de secarme el pelo con la toalla y observo todos los mensajes que había recibido, mayoritariamente de twitter. Ya habían descubierto mi twitter. Suspiro una vez más y bloqueo mi teléfono, lo tiro lejos, al otro lado de la habitación. 

-Llamada entrante- ¿Es enserio? ¿justo ahora?. Doy un golpe a la cama y me levanto en dirección al dichoso aparato.

 ¿Sí?— Contesto sin siquiera fijarme en quien era.

—¿Tienes algo de tiempo? ¿Puedes venir a mi habitación?mis ojos se abren como platos, retiro el teléfono de mi mejilla y compruebo quién es, y efectivamente, es Park Ji Min.

—No hay problema, en cinco minutos estoy allí— Contesté. Después de todo era mi jefe, no podía negarme. 

Me levanto de la cama en la que sin darme cuenta me había vuelto a sentar y camino hacia el espejo, me miro en él y acomodo un mechón de pelo detrás de mis orejas, suspiro cabizbaja. ¿Sinceramente? no entiendo nada de lo que está pasando, me visto con algo relativamente cómodo, una camiseta ajustada pero muy cómoda azul celeste y una falda estilo marinera. Salgo tras ponerme unos tacones negros,no muy altos. Camino lentamente hacia la puerta de Ji Min y me detengo delante de ésta. Suspiro y alzo la mirada para más tarde llamar a la puerta. Pasados unos treinta segundos la puerta se abre, dejando ver a un Ji Min en la bata del hotel y con el pelo chorreando. Noto también que su cuerpo lo está, así que doy por hecho que se estaba duchando cuando llamé a su puerta.

 Pensé que me daría tiempo—susurra caminando hacia la cama sin siquiera mirarme. 

 ¿Por qué querías verme?—dije a sus espaldas  mientras cerraba la puerta. Cuando me doy la vuelta me sobresalto al ver que Ji Min está parado frente a mi, me mira de arriba abajo juzgante.

50 SHADES OF PARK JIMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora