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Sus manos rodeaban mi cintura, no ejercía presión... simplemente estaban ahí, rodeándome. Las mías entrelazadas detrás de su nuca.

Un beso tímido que poco a poco se fue convirtiendo en uno apasionado y salvaje. Estaba sentada en la cama, él a varios centímetros de mí y yo sin saber cómo acabaría todo esto. Debería ser honesta, ninguno de los dos sabíamos lo que estábamos haciendo. Eran nuestros cuerpos los que actuaban por nosotros... y no sabíamos como parar.

Me miró expectante, esperando por algún tipo de reacción por mi parte. Me mordí los labios y suspiré. —No deberíamos estar haciendo ésto.— Susurré.

—Lo siento, creo que me he dejado llevar. Debería irme.— Dijo, alejándose de mí.

—Nunca dije que quisiera parar.— Susurré, y entonces me miró sorprendido, pero esa expresión pasó a ser una pícara, llena de deseo. No fui capaz de reaccionar, cuando ya estaba encima de mí, besando mi cuello.

¿En qué momento pasé de ser la chica tímida a la que suelta sugerencias picantes? y lo más importante, ¿porqué con él? Jamás me había sentido así, era como si Jimin se hubiera convertido en mi más bizarro deseo; deseo por tenerle. ¿Me había vuelto adicta a él?

El teléfono de Jimin sonó, lo que hizo que ambos nos alarmáramos y dejáramos a un lado lo que fuera que estábamos haciendo.

—¿Sí?.— Contestó entrecortado, se mordió los labios, mirándome de reojo y pasando una mano por su cabellera. Supongo que sabía lo que eso significaba, adiós noche de sexo salvaje. 

Colgó el teléfono e hizo una mueca. —Tengo que irme, el mánager me busca.— Se levantó de la cama y acomodó un poco su ropa y pelo. Comprobó que no tenía marcas visibles y salió por la puerta, no sin antes darme un beso... en la mejilla. ¿Timidez o arrepentimiento?

Ni idea, simplemente fui a darme una ducha de agua caliente y tratar de olvidar lo que acababa de pasar. 

Me miré al espejo tratando de encontrar alguna respuesta al comportamiento que tuve minutos antes en la habitación, con Jimin. 

Jamás me había comportado así, con nadie. Ni siquiera parejas, siempre había sido reservada y tímida. ¿Acaso Jimin estaba sacando mi lado oscuro a la luz?

Antes de seguir comiéndome la cabeza con temas complejos que ni yo entendía, puse algo de música, me desnudé y me metí en la ducha. El agua caliente siempre me relajaba, pero ahora no era capaz ni de pensar con claridad. 

Lo que no sabía era que luego de eso no me relajaría, empezaría a dar vueltas en la cama y acabaría yendo a la habitación de Jimin a acabar lo que empezamos.

—¿Qué haces aquí?.— susurró mirando a ambos lados del pasillo.

—Han quitado ya todas las cámaras?.—susurré.

—Sí, también las del pasillo pero... ¿qué haces aquí?.— 

—Miré a ambos lados del pasillo antes de entrar a su habitación, cerrando la puerta tras de mí y coger a aquél hombre por el cuello de la camisa.

—Ésto es lo que hago aquí.— susurré antes de besarle, cosa que le pilló por sorpresa, pero enseguida se tranquilizó.

—¿No podías aguantar una noche?—susurró, separando sus labios de los míos en una pícara sonrisa.

—No preguntes algo que ya sabes.—Lo aparté, empujándolo hacia la cama y tirándole sobre ella.

—Wow, me gusta ésta Neul.— rió, empujándome con él.

(...)

7:30 AM. Nadie podía verme a éstas horas estando con él, así que me las ingenié para no despertarlo y regresar a mi habitación. Me miré al espejo —Maldita seas Jimin, ¡te dije que en el cuello no!.— Susurré. Había dejado varias marcas sobre mi cuello, las cuales me tocaría cubrir bien con maquillaje si no quiero que nadie más sospeche de lo que ha pasado ésta noche. Supongo que ésta noche no dormiré nada, así que fui a darme una ducha rápida y arreglarme. Ésta vez bien vestida ya que era una de las acompañantes de BTS en una gala mañanera. ¿A quién se le ocurre programar una gala a las 9 de la mañana?.

Tampoco quería destacar mucho así que me puse un traje rojo vino, unos tacones beige una camisa lisa negra y el cabello recogido. Sé lo que vais a decir, ¿rojo? ¿no destacar? 

Todas las mujeres que fueran hoy allí seguramente irán en vestidos largos de seda así que que alguien se vista así no daría mucho el cante. Además, me encanta el rojo.

Hoy me encontraba con todo el staff directamente en la furgoneta así que me dirigí hacia allí, no sin antes coger mi bolso de mano y la grabadora que me había prestado uno de mis nuevos jefes de equipo. 

Una vez allí saludo a todo el personal y tomo uno de los cafés que tenían preparados para el equipo de fotografía y grabación. ¿Algo así soy yo no?

A lo lejos puedo ver a Jimin. No puede estar pasándome esto. 

Jimin va de rojo, como yo. ¿No había otro color en su armario de trajes de Armani? ugh. Ahora sí que iba a llamar la atención, parece que lo hemos planeado.

Mi colapso mental se detiene y veo la luz al final del túnel cuando detrás de él, veo a los demás chicos ir también de rojo. Todos y cada uno de ellos.

De la que me he librado.

—Vaya, eres una nueva integrante de BTS y todavía no nos hemos enterado?— Dijo Namjoon, riéndose.

—Eso parece.—reí nerviosamente. Jimin me miró de arriba abajo y sonrió. 

Por dios si vas a hacer eso por lo menos que no sea delante de todo el equipo y tus miembros del grupo.  

Venga, seamos todos honestos, se me cae la baba viendo a Jimin en traje... más aún en rojo. Se ve jodídamente sexy, no me juzguéis, ¡es la verdad!.



50 SHADES OF PARK JIMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora