Epílogo

16.8K 683 28
                                    

Liam se levantó agitado al escuchar explosiones cercanas. El primer instinto que tuvo fue correr pero cuando su mirada viajó por toda la estancia se dio cuenta que no estaba en ninguno de los campamentos militares, tampoco estaba junto a su compañía... Solamente a su lado estaba el ángel más lindo de todos.

-Tranquilo. –Susurró suavemente Gabriella. –Estás en casa.

De nuevo las explosiones llenaron sus oídos y brillantes luces alumbraron en el cielo.

No pudo evitar dar un respingo.

–Todo está bien, bebé. –Su esposa le acarició el pecho desnudo con cuidado.

-Cariño. –Tiró con fuerza de ella y la apretó contra sí. -Eres tú.

-Hmmm, más te vale que no esperaras a otra o te mato, Hart. –Él rió y besó su cabello.

-Solo tú, solo tú. –Musitó ferviente. –Amor, siento despertarte así. Yo solo... perdóname si te asusté.

-Shhh, nada pasa. ¿Estás bien?

-Sí. –Suspiró con alivio.

Gabriella acarició su pecho con la punta de su nariz y Liam depositó suaves besos en su pelo. Ella estuvo ahí, correspondiendo sus mimos mientras él miraba las alegres luces de varios colores en lo más alto de la noche.

De un momento a otro las campanas de la iglesia empezaron a sonar*, con un ritmo estable...

*Algunas personas suelen pedir deseos con cada campanazo.

Uno... Que siempre la tenga a mi lado.

Dos... Que nunca me falte su amor.

Tres... Que este no sea el último año que pueda estar con Gabriella.

Cuatro... Siempre ser mejor para ella.

Cinco... Un bebé de los dos.

Seis... Hacer completamente feliz a mi esposa.

Siete... Que papá y mamá y mis hermanas estén también este año.

Ocho... Que solo haya cosas buenas para mi familia

Nueve... Que digo un bebé... ¡Muchos bebés!

Diez... Prosperidad para toda la gente a mi alrededor.

Once... Poder volver a casa siempre y encontrar paz.

El último campanazo lo pensó más y solo se dio cuenta que faltaba algo para estar tranquilo.

Doce... Que las personas de esos lugares puedan sentir aunque sea la mitad de felicidad que yo en este momento... niños, madres, esposas...

-Feliz año, mi amor. - Gabriella se separó de su cuerpo y lo miró sonriente. –Que todos tus deseos se cumplan.

-Eso solo depende de ti... Tú eres mi único deseo.

- ¡Zalamero! –Dijo riendo. - ¡Dios, ¿Cómo no amarte?!

-Me alegra que me ames, porque yo te amo demasiado, mucho. –Suspiró y le tomó el rostro suavemente. –Feliz año, preciosa. Que tengas muchos éxitos y felicidad... y que podamos estar los dos más juntos que nunca.

-Bueno... -Ella sonrió ampliamente. –La primera sorpresa del nuevo año...

- ¿Qué?

Calor en Año Nuevo (Especial ¡Bienvenido 2018!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora