3.

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Liam frotó con delicadeza la zona que había buscado. Sonrió a su chica que siempre se ponía nerviosa cuando lo hacían, pero él sabía que le encantaba.

Su boca regresó a devorar el clítoris mientras doblaba levemente los dedos en su interior. La respiración de Gabriella comenzó a agitarse y se revolvió con más fuerza sobre la barra. Liam pensó que era una lástima que él ni siquiera pudo esperar para llevarla a un lugar más suave, pero estaba muy ansioso y no pudo contenerse, solo esperaba que ella no se hiciese daño.

- ¡AH! –Gritó fuertemente.

El chasqueó la lengua más rápido y con más fuerza como un látigo sobre la delicada carne. Sus dedos chapoteaban con cada movimiento en su interior y sentía los fluidos de Gabriella aumentar y deslizarse por su mano. Estaba demasiado mojada, tal como él quería.

- ¡L-Liam! – Gimoteó y él chupó con más fuerza en respuesta. - ¡Joder, Dios, joder!

Liam intensificó los movimientos de sus dedos en su interior y supo que ella estaba muy cerca de correrse. Su boca esperaba ansiosa y sus dedos en su interior se movieron con más fuerza, masajeando con las yemas el punto que le daría a su esposa tanto placer.

Gabriella se retorcía desesperada por terminar con ese delicioso suplicio. Esa extraña necesidad de ir al baño que había experimentado cada vez que Liam le hacía eso apareció y ella trató de contenerse. A pesar de que él le había dicho que no era orina, ella no le creyó...

¿Qué va a saber él si es un hombre?

Apretó los músculos de su zona baja para contenerse pero era prácticamente imposible.

-No te contengas, amor. Dámelo.

Liam la follaba con movimientos cada vez más fuertes y metió un tercer dedo en su interior. Su lengua era insaciable y ella sentía que la cabeza le daba vueltas ante tantas sensaciones. El nuevo dedo, junto con el otro presionaron con más fuerza y cuando no pudo contener la sensación de orinar, algo explotó en su interior como juegos pirotécnicos en su cabeza mientras sentía que el líquido salía de ella a montones. Liam no le daba tregua y seguía moviendo la boca y los dedos, más insistente, con más fuerza.

- ¡Liam! –Gritó mientras se corría con fuerza y él alargaba su placer. La yema de los dedos de él frotaba rápidamente esa zona que la hacía retorcerse. - ¡Por favor!

Liam sonreía complacido cuando levantó la cara y vio cómo Gaby se esforzaba por respirar. Era preciosa cuando se corría, con los ojos apretados y la boca completamente abierta en forma de O.

-¡Joder! ¡AH!

Presionó con fuerza las últimas veces en el punto G de su esposa hasta que ella se corrió por completo. La superficie de mármol estaba mojada por un líquido transparente al igual que sus manos y cara. Sonrió, había logrado que eyaculara y sabía que ella lo disfrutaba demasiado, aunque sintiera vergüenza, pensando inocentemente que era orina y no jugo de su placer.

Sacó los dedos del interior de Gabriella que se esforzaba por respirar como un pez fuera de agua... Tan preciosa.

La tomó en brazos con rapidez y la llevó a la sala justo frente a la chimenea. El calor de la zona era agradable, pero él estaba a punto de arder cuando la depositó en el sofá y comenzó a desvestirse con apuro.

Miró a su esposa que aun jadeaba con los ojos cerrados, sumida en el sub-espacio ¿quizás?

-Oh... Liam... Tú... -Dijo ella con dificultad mientras abría los ojos. –Amor... Lo siento, lo hice de nuevo.

-No es orina, preciosa. –Liam rió. Se quitó las botas y bajó la cremallera de su overol para luego sacárselo. –Es lo más dulce del planeta. -Gabriella solamente al verlo con la camiseta verde básica y sus calzoncillos bóxer se mordió el labio...

Era malditamente guapo y un Dios en la cama.

–Me encanta que te mojes así... Me excita y a ti te encanta.

-Sí, pero...

-Pregúntale a Brit o a Julia, ellas te confirmaran lo que te digo.

-Cielo... Yo... No sé... He leído ¿sabes? Pero no me convenzo.

-No le des más vueltas... Solo siente. –Él se sacó la camiseta y luego los calzoncillos quedando completamente desnudo. –Siente y déjame sentirte.

-Mierda... Eres tan guapo.

- ¡Esa boca! –Negó con una sonrisa en el rostro.

-Eso me produces, amor... Te he extrañado mucho.

- ¿Ah, sí? –Liam se cernió sobre ella en el sofá. - ¿Utilizaste al señor lila en mi ausencia?

-Sí... pero no es igual... Te necesito a ti. –Liam la besó con ternura. Era increíble como amaba a esa mujer, la manera en que lo hacía sentirse, todo lo especial que compartían... solo podía pensar en pasar las veinticuatro horas del día junto a ella para poder respirar en paz.

-Ahora podemos ver si dejamos jugar al señor lila, cielo... Se me ocurren la de cosas que hacer.

- ¡No más plástico! –Protestó con energía. –Solo te quiero a ti... A esa deliciosa polla que me está rozando la pierna.

-Gatita... -La miró con fingida reprobación cuando estaba más que excitado. –Me impresiona esa boquita. –Ella rió.

-Aprendí del mejor. –Se volvieron a besar, esa vez con pasión, tal cual él la había besado en la barra de la cocina, solo que en esa ocasión Gabriella llevó el ritmo en el beso. Besó a su esposo tal como había deseado por largas noches y en ese momento que lo tenía junto a ella no iba a desaprovechar la oportunidad.

-Joder... Como me excitas. –Susurró él contra sus labios. Ella le sonrió y le acarició la cara con las manos

-Tengo sed. –Liam se puso de pie dándole una vista de su completamente erecto miembro. Sin poder evitarlo se relamió los labios y él se carcajeó.

-Te traeré algo de beber... Señora pervertida.

- ¡No soy yo quien anda desnudo tentando a una pobre mujer! –Liam se rió y caminó hacia la cocina.

Gabriella suspiró con entera felicidad. Liam estaba con ella y aún no lo podía creer. Se sentó en el sofá y vio que estaba solamente con el vestido de flores... Y pensó que Liam estaba ya desnudo para ella.

Sonrió y empezó a quitarse la ropa con rapidez... No podía quedarse atrás

Calor en Año Nuevo (Especial ¡Bienvenido 2018!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora