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Gabriella movió las caderas un poco y Liam gimió contra su piel desnuda. Ella rió por lo bajo al sentir todavía la dureza en su interior.

-No puedo creer que aún sigas duro.

-Hmmm, tengo más para ti, pero primero necesito una ducha. –Le besó la espalda y se puso de rodillas lentamente. –Que linda vista se tiene desde aquí, señora Hart.

-Vaya... Me alegra que le guste, Mayor. –Liam le dio una nalgada y ella rió.

-Ya te dije que me gustaba todo de ti... Pero, cielo ¡Este culo es la hostia!

-Solo me quieres por mi culo y mi boca

-Y las chicas. -Gabriella soltó una carcajada. –No puedes dejar por fuera a las chicas... y ese coñito apretado... Uff... Como me pones, amor.

-Por Dios... estoy casada con un pervertido que solo me usa.

-Y te ama... El pervertido te ama demasiado.

-Y yo lo amo más. –Liam salió de ella.

Gabriella gimió levemente al sentir el vacío y su vagina goteó el espeso semen de Liam que cayó en la alfombra.

- ¡Joder, que sexy! –Él esparció su esperma por los labios de la vulva de su mujer y hasta el pequeño ojal de su ano. Ella respingó y movió las caderas para que él la tocara más a fondo. -Mejor subamos a ducharnos. –Liam se puso de pie y Gabriella gruñó frustrada. –Ayyy, gatita, ¿qué haré contigo?

-Dejar de provocarme.

-Estás muy malcriada ¿eh?

Con facilidad él la cargó y la puso sobre su fornido hombro. Gabriella de un momento a otro quedó con la cabeza colgando y tuvo que sostenerse de las piernas de su esposo. Pataleó y gritó por la sorpresa pero él pareció no notarlo, en cambio comenzó a caminar con ella en dirección a las escaleras.

- ¡No! ¡Bájame, Liam! –Él le dio una nalgada y ella chilló de nuevo.

-Calla, chica mala. ­–Liam repitió la acción con un poco más de fuerza. Gabriella gimió. La piel del glúteo le picó en un comienzo y luego dejó un calor satisfactorio. –Hmmm, tu culo tiene un bonito color rojo en este momento.

-Liam me voy a marear. –Dijo ella cuando él comenzó a subir los escalones. La sensación de vértigo en su estómago era horrorosa, pensaba que en cualquier momento la madera del suelo iba a impactar contra su frente... Lo peor: hasta ahora iban en la mitad. - ¡Bájame!

-Calla. –Otra nalgada y de nuevo el satisfactorio picor. –Te encantan los azotes. –Liam rió. Ella le respondió con un pellizco en el trasero. -Eres tan traviesa...

-Amor, en serio.

-Shhh. Llegamos. -Gabriella suspiró con alivio que se difuminó rápidamente cuando él no la dejó sobre el suelo, sino que echó a andar hasta la habitación del fondo del pasillo.

-Bájame. –Liam siguió caminando con largas zancadas, sonriendo al escuchar la voz agitada de su esposa. - ¡Qué me bajes!

-Gatita, gatita... -Al fin llegaron a la habitación y él la puso sobre la cama cerniéndose sobre ella. –Estás malcriada y temperamental.

-Y mareada. –Gruñó ella y él sonrió.

-Ya está. –Liam la besó suavemente. - ¿mejor?

Calor en Año Nuevo (Especial ¡Bienvenido 2018!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora