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El primer mes había transcurrido de lo más tranquilo, nada fuera de lo común.

Para fortuna de (____) ningún problema se había presentado a la vista. No había tenido que agarrar a nadie de los pelos ni nada por el estilo.

Se puede decir que esa semana, fue normal, no había mucha exigencia, pero los grupos ya se estaban distinguiendo.

Durante ese mes (___) estuvo trabajando un poco más con el tema del Rap, no estaba en sus planes aprender nada que implicara utilizar su vos, pero ya que la situación lo ameritaba, lo haría.

Estuvo horas y horas tratando de que su lengua no se trabara. Incluso y recitaba trabalenguas durante todo el día. Y como era de esperar sus guardias y sus mascaras siempre estaban con ella.
Por el momento todo estaba bien.

Durante los almuerzos compartía mesa con BTS, y su primo no la dejaba sola ni un solo momento, era verdad que él
era otro guardia.

No era de hablar mucho con ellos porque andaba muy ensimismada con ella. Y lo que la rodeaba desaparecía.

El chicle del grupo o como ella solía llamarlo, el famoso pegamento, era su primo quien si había logrado entablar
algo de confianza con los chicos.

No eran malos, solo que ella vivía en su mundo.

Pero si les hablaba y jugaba con ellos de vez en cuando.



Por otro lado Mery seguía atenta a los pasos de Jungkook. Le molestaba que estuviera siempre con esa chica de
cabellera morada.

Le molestaba verlos a ellos sonreír.

Por otro lado también se había estado esforzando mucho, en su baile, si bien ella sabía bailar, no lo hacía como se
debía, todo lo que ella hacia era delicado y suave, para nada el estilo que se estaba estudiando.

En las noches no dormía y se escabullía hasta el salón de baile para tratar de mejor, pero era inútil, a cada paso que daba sus pies morían.

“no tienes talento, no eres lo suficientemente buena”—eso fue lo que le habían dicho en su última audición, de eso hace años. Pero aquella frase la había marcado.

Al recordar esa palabras se armaba de coraje y se volvía a poner de pie pero  nada. Sus pies no respondían.

Culpaba a Lían de todo, de no ser por Él, ella jamás hubiera tenido problema para seguir sus sueños. La amargura la invadía y creaba mucho rencor en su pecho.
Odia ese maldito día. Lo odiaba con todo su corazón, odiaba ver ido a ese
lugar con él, lo último que vio fueron dos luces destellantes que la cegaron.




Jungkook seguía manteniendo una distancia prudente de su ex novia. No quería estar cerca de ella. Su único refugio era el esforzarse el doble y demostrarle a aquella muchacha que alguna  vez lo llamo “don nadie”, que él  era mejor que ella en todos los aspectos.

Tanto desde su persona como en sus habilidades.

En un principio fue caótico pero, con el correr del tiempo se vio algo satisfecho, ella no le había vuelto a dirigir la palabra, tal vez por miedo, o vaya uno a saber. Pero desde el encuentro del baño ella no se volvió a interponer en su camino.








Era las primeras horas de la mañana, el despertador no dejaba de sonar, la noche anterior (___) no había logrado
pegar un solo ojo.

Había llamado a su madre. Una sola llamada en el mes, eso volvió loca a su madre que no dejaba de reclamar y exigir a su hija. Con ello vinieron los gritos de su padre y muy en el fondo del gran alboroto que estaban armando sus padres, se oían las risas de su hermano.

Estuvo hasta las tres de la madrugada tratando de contarle todo a su madre, también estuvo en silencio cuando su
madre comenzó con el gran sermón de su vida.

Por una parte (___) sonrió, ya extrañaba los regaños de su madre. Si no la hubiera regañado no sería su madre. Luego de una intensiva charla se despidió y volvió a prometer, esta vez cruzando los dedos, que la volverá a llamar y que no lo olvidaría, como ya había sucedido.


Son su mano derecha trato de apagarlo, eran las seis de la mañana, aun no lograba recordara para que jodidas había puesto la alarma para esa hora.

Pero como un balde de agua cayéndole sobre la cabeza pego un salto y salió de la cama.

Hoy había quedado desayunar con María, la adorable cocinera del lugar.
Le agradaba tener la compañía de esa mujer, era muy sabia, le recordaba a su madre, pero sin los gritos.

A la velocidad de la luz salió hacia el baño, donde se bañó, realizo demás cosas de higiene y se coloco el barbijo.

En menos de lo que canta un gallo ella ya estaba saliendo del lugar con sus guardias tras ella.

—nos vemos Luhi—fue lo último que dijo antes de desaparecer.

Su primo solo levanto la cabeza y se dejó caer nuevamente.

Ella iba corriendo puesto que estaba un poquis lejos de su destino, sus matones también corrían con ella.

Iba tan rápido que no se dio cuenta de que algo se interpuso en su camino, estaba apunto de chillar cuando se dio cuenta de quien se trataba.

—JEON!!—dio un pequeño gritito para asustar al chico que yacía tendido en el piso, con los ojos bien abiertos.

Y como no estar sorprendido!!!, él salía para despejar su mente y se encontraba con la loca de cabellera morada y el colmo es que ella había quedado arriba de él. Y lo peor era que encima le gritaba como si el pobre “JEON” tuviera la culpa.

—Disculpa yo…--vio como ella se levanta y miro con temor cuando sus guardias se acercaban.

“Estoy muerto”—pensó y trago duro.

La chica lo miraba con una sonrisa pícara, su mañana ya había comenzado, y como era tradición, ella ya había vuelta generar problemas.

Ella le tendió la mano y lo sacudió. Estaba pensado en como pedirle disculpas.

Pero no pudo, y sin más, soltó una tremenda carcajada que casi deja sordo a Jungkook. Era inevitable no reír por la cara del sujeto.

La Hija Del Presidente(pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora