Y si BUNGOU STRAY DOGS sucediera en...

Evangelion

A finales de un año 2015 imaginario en el que la humanidad decidió invertir capital en la construcción de robots gigantes en lugar de en móviles táctiles, los seres humanos comenzaron a sufrir ataques de unos seres llamados MAFIOSOS (siglas de Muchos Ángeles Furiosos y demás). Para combatirlos nació una organización secreta llamada Guild que, a pesar de lo que pueda parecer por el nombre, era dirigida por un ruso y no por un americano. Y gracias a Guild y a la colaboración de los gobiernos europeos y estadounidense, nacieron los llamados Detectives Armados, más conocidos como DETECTIVES. El adolescente Nakajima Atsushi estaba destinado a ser el piloto del modelo más poderoso, el DETECTIVE 01.

  -Atsushi -habló una voz con acento ruso-, súbete al puto DETECTIVE.

  -¿Dostoievski? -La cara del albino era un cuadro, intentaba entender qué hacía un ruso al mando de una organización japonesa.

  -Atsushi, mira, sin presiones, ¿vale? -Comentó de manera casual la mayor Tanizaki-. No tienes por qué subirte al detective si no quieres, es tu decisión. Sin embargo, que sepas que si no lo haces tú, un miope sin gafas tendrá que pilotarlo y la humanidad perecerá. Nosotros nos encargaremos de todo desde aquí, ¿verdad, doctora Yosano?

  -¿Eh? Sí, sí, claro. Todo irá de puta madre, chaval. Anda, súbete al DETECTIVE.

Y, sin ninguna presión, Atsushi se subió al robot gigante. Pero, claro, como no podía ser de otra forma ya que en su maldita vida había pilotado uno de esos, pues la cosa salió mal. Sí, vale, se cargó al MAFIOSO que parecía una loli con kimono que daba hostias con un conejo gigante, pero a Fitzgerald (ya sabéis, el líder de Seele) no le hizo mucha gracia pagar las reparaciones del DETECTIVE.

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Cuando Atsushi conoció a Kunikida, no se llevaron muy bien. Quizá porque le atizó con la libreta por no llevar las gafas puestas, aunque no sé yo si atreverme a afirmarlo. También deduzco que tuvo algo que ver que Atsushi entrara en su casa sin permiso mientras se duchaba. No sé, la cosa es que Nakajima comenzaba a sospechar que se traía algo con Dostoievski, porque eso de que al ruso le preocupara más Doppo que él... como que no le molaba, aún ignoro la razón. No obstante, había algo que Atsushi desconocía, pues la verdadera razón por la cual Kunikida se mostraba feliz junto a Fyodor era Dazai. Dazai era un tipo así en plan Nuevo Dios que estaba crucificado en el sótano de Guild, y ellos dos solían tener las citas ahí. Ya veréis qué risa se echa el ruso cuando Doppo y Osamu se hagan uno y él pierda la cabeza como si esto fuera Madoka Magica.

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La primera impresión que tuvo Atsushi de Chuuya fue que cómo se las apañaba para que no se le cayera el sombrero luchando contra un MAFIOSO parecido a Alicia, la del País de las Maravillas, en versión pelirroja. Después, pensó que era un creído. Y luego, cuando se mudó también a casa de Naomi, que tenía demasiada ropa. Una suerte que, desde que Junichiro regresó de Alemania con Nakahara, a Naomi no se le veía mucho el pelo por casa. Aunque estar a solas con Chuuya tampoco era algo especialmente bueno, sobre todo cuando gritaba y le daba patadas a las cosas porque se le había terminado el vino. Menos mal que el walkman (porque tampoco existían los MP3 a estas alturas de siglo) de Nakajima tenía potencia y una batería envidiable. Entre nosotros, Chuuya en realidad bebía para olvidar que su madre lo vestía con kimonos de niña y le decía que era como una muñequita. Aunque de poco le sirvió cuando perdió el control a bordo del DETECTIVE 02 y murió a manos de los escritores norteamericanos enviados por Seele porque estaban hartos de pagar las reparaciones del DETECTIVE 01. Vaya, espero no haber hecho spoiler a nadie.

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Recordemos ese célebre momento en el que un ángel que bajó del cielo (subió del infierno) se metió en la ducha con Atsushi y le dijo que lo amaba. Sí, hombre, el de Rashomon, Akutagawa.

  -Vaya, está sonando la alarma. Tenemos que irnos ya a dormir, Akutagawa.

  -¿Juntos? -El moreno puso cara de asco.

  -No, cada uno tiene su propio cuarto. Oye... ¿por qué me miras tanto?

  -Es que tienes un trozo de lechuga entre los dientes.

  -¿Qué? ¡Dios, que vergüenza!

Vale, quizá lo recordaba más romántico y gay. Pero la escena en la que duermen juntos es inolvidable, el amor fluía en el aire.

  -Pensaba que no íbamos a dormir juntos.

  -Ya, es que hoy estuve jugando a algunos videojuegos de terror con la doctora Yosano y tengo algo de miedo. Espero que no te importe.

  -Mientras no ronques, la verdad es que me da igual.

  -Muchas gracias. -Se hizo el silencio durante algunos minutos-. ¿Crees que has nacido para conocerme?

  -Cierra la puta boca, que tengo sueño, o te echo de aquí.

Es posible que mi memoria de narrador ya no sea lo que fue antaño, allá por el Segundo Impacto, cuando Dostoievski se cargó la Antártida para hacerse con el cuerpo de Dazai y crear un Nuevo Dios. Sin embargo, todavía me acuerdo a la perfección de lo triste que fue... el final de Akutagawa...

  -¡Me traicionaste!

  -Hombre tigre, suéltame para que pueda ensartarte con mi Rashomon angelical.

  -¡No! ¡Tengo que matarte para poder vivir yo!

  -Se te está yendo la pinza. ¡Suéltame, coño ya!

  -¡Perdóname, Akutagawa!

Y lo espachurró. Yo os juro que recoraba toda esta mierda más... mejor.

  -¿Sabes, Naomi? -Habló Atsushi con una sonrisa triste y emo-. Me dijo que me amaba. Y yo le amé a él.

  -Pero ¿de qué hablas?