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-Em bueno- Empezó a hablar Hugo-Esto es un tanto extraño ¿No crees?-

Alicia que se hallaba en la otra punta de la habitación asintió.
-Definitivamente no estoy acostumbrada a esto-

Algo sucedía ahí, y ellos lo notaban.

Sin resistirlo más Hugo habló
-No podemos seguir así Ali, sé que fallé, sé que todo esto se perdió por mi culpa, pero créeme que día a día la conciencia me remuerde. No te podría explicar con exactitud el porqué me alejé. Sólo te pido disculpas desde lo más profundo de mi corazón-

-Oh vaya- Respondió Alicia -Eso no me lo esperaba. Pero está bien te disculpo-
Ella no le contó lo mucho que sufrió por esa separación, sólo aceptó sin ningún rencor las disculpas que su (ahora recuperado) amigo le ofrecía.

-Pero sabes- Continuó - No sabía que tenías corazón- Y adoptó una postura pensativa pero que fácilmente cayó por las carcajadas que se avecinaban.

-Pues sí, fíjate que si tengo- Dijo Hugo defendiéndose- Y para demostrarlo te invito a la pizzería-

Alicia no cabía en su cuerpo de la emoción. Su más grande amor era la PIZZA. Pero no la dejaría fácil.

-¿En serio?- Preguntó -¿Y?
-Sí. Y también te llevaré a la heladería- Respondió Hugo volteando los ojos.

Alicia en ese momento saltó de la emoción y se dispuso a bañar y alistar.

-Hugo, da la vuelta mientras me pongo la ropa- Dijo Alicia saliendo del baño.
Él no puso problema y se entretuvo con el celular de Alicia. Esto era algo común cuando eran amigos.

Mientras Alicia se ponía la ropa olvidó un aspecto importante que tenía en su celular, algo que pronto no sólo sería su secreto.

El celular de Alicia sonó.

Querido EstúpidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora