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-Ali tu celular está sonando con una alarma- Dijo Hugo extrañado.

-¡No lo revises!- Dijo una Alicia bastante alterada.

Pero ya era tarde.

-¿Qué pastillas debes tomar? No me habías dicho que estabas enferma- Hugo soltó un tanto extrañado.

-Agh, sólo olvídalo. No estoy enferma, sólo fui al médico la semana pasada y me recetó eso por control- Dijo Alicia nerviosa y esquiva. -Mas bien pásamelas, están en el tocador al lado del cofre de mis accesorios.

Hugo siguió cada indicación de forma obediente, y le pasó las pastillas a Alicia.

Ella bajó confiada a buscar el agua para tomarlas, sin imaginar lo que sucedería al momento de regresar a su habitación.

*NARRA HUGO*

Ali definitivamente era un misterio.
Nunca sabía que esperar o qué encontrar mientras estuviera con ella.
Le hice creer que confiaba en la excusa que me dio sobre sus pastillas.
Pero sé que no es así, ella odia ir al médico, y si éste le recetaba algún medicamento, entre ella y yo lo quemábamos.

Seguí buscando en su tocador a ver si encontraba algo que me diera una pista sobre lo que ocurría, pero un aroma penetrante me detuvo.

Éste lo emanaba su cofre de accesorios así que decidí abrirlo. Tenía muchas pulseras, collares y anillos (Cosas que no se ponía nunca), pero eso no fue lo que llamó mi atención.

Doblados y organizados se encontraban varios papeles de colores que eran los que portaban esa deliciosa fragancia.

Tenía dos opciones, no mirarlos y esperar a Ali, o mirarlos y enfrentarme a su furia por haber leído eso.

Me fui por la segunda opción, se supone que Ali y yo recuperamos nuestra amistad, así que no debemos escondernos nada.

Tomé el primer papel.

Querido EstúpidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora